Jerarquía de la iglesia católica: ¿quién manda en el reino de los cielos (y en la tierra)?

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Foto extraida del video de Youtube


La jerarquía de la iglesia católica: ¿Quién manda aquí, Dios o el organigrama?

En el mundo de la iglesia católica, el organigrama es más complejo que el árbol genealógico de los Habsburgo. Arriba del todo está el Papa, que es como el CEO de esta empresa espiritual. Pero, ¿realmente manda él o es solo el portavoz de Dios? Bueno, según la doctrina, el Papa es el vicario de Cristo en la Tierra, lo que básicamente lo convierte en el jefe interino mientras el verdadero jefe está ocupado en el cielo. Aunque, claro, nadie le ha enviado un WhatsApp a Dios para confirmarlo.

Luego están los obispos, que son como los gerentes regionales de esta gran corporación. Ellos supervisan las diócesis, que son como las sucursales de la iglesia. Y no te olvides de los sacerdotes, que son los empleados de a pie, los que están en el frente, repartiendo misas y bendiciones como si fueran panfletos en un centro comercial. Pero, ¿quién toma las decisiones importantes? ¿Es Dios, el Papa, o el comité de obispos que se reúne en cónclaves? La respuesta es: depende. Al final, todo parece un gran juego de teléfono descompuesto celestial.

Y no podemos ignorar a los cardenales, esos señores con sombreros rojos que parecen sacados de un cuento de hadas medieval. Ellos son los que eligen al Papa, lo que los convierte en los accionistas principales de esta empresa espiritual. Pero, ¿quién tiene la última palabra? Bueno, técnicamente es Dios, pero como no suele dar entrevistas, nos quedamos con el organigrama. Así que, si tienes alguna queja, mejor dirígete al departamento de atención al cliente celestial.

¿Preguntas que todos nos hacemos pero nadie se atreve a formular en voz alta?

  • ¿El Papa puede despedir a un obispo? Sí, pero no es tan fácil como darle una patada en el trasero. Hay todo un proceso burocrático detrás.
  • ¿Y si Dios no está de acuerdo con el Papa? Bueno, ahí entramos en terreno pantanoso. La iglesia dice que el Papa es infalible en cuestiones de fe y moral, pero quién sabe, tal vez Dios tenga su propio plan B.
  • ¿Los cardenales tienen más poder que el Papa? No exactamente. Ellos eligen al Papa, pero una vez que está en el trono de San Pedro, el Papa es el que manda. A menos que decida renunciar, claro.

De párrocos a papas: Un ascenso laboral que ni en Silicon Valley

Imagina empezar tu carrera como párroco en un pueblo perdido en el mapa y terminar siendo el jefe máximo de la Iglesia Católica. ¡Eso es lo que llamamos un ascenso laboral de película! Mientras en Silicon Valley te piden un máster, diez años de experiencia y un curso de meditación para ser jefe de proyecto, aquí solo necesitas fe, paciencia y un buen contacto con el Espíritu Santo. Y ojo, no hay entrevistas de trabajo ni pruebas psicotécnicas, solo humo blanco y ¡zas!, ya estás en el trono de San Pedro.

El camino de párroco a papa no es un sprint, es un maratón con escalas. Primero, te conviertes en obispo, luego en arzobispo, después en cardenal y, si el destino (y los colegas) están de tu lado, te coronan papa. Es como subir de nivel en un videojuego, pero en vez de ganar armaduras épicas, te dan un anillo de pescador y un sombrero blanco. Eso sí, la competencia es dura: hay que destacar entre cientos de cardenales, y no vale con ser el que mejor predica, también hay que saber mover hilos en los pasillos del Vaticano.

Y hablando del Vaticano, ¿sabías que el papa no cobra un sueldo? Sí, has leído bien. No hay nómina mensual, ni bonus por objetivos, ni stock options. Aunque, claro, tampoco necesita pagar el alquiler porque vive en un palacio con jardines que harían llorar de envidia a cualquier CEO. Además, tiene un equipo de asesores, un guardia suizo de lujo y un avión privado. Vamos, que el ascenso laboral no solo es espiritual, también tiene sus ventajas terrenales.

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¿Tienes dudas? Aquí te las resolvemos

¿Cuánto tiempo tarda un párroco en convertirse en papa?
No hay un tiempo fijo. Algunos lo logran en décadas, otros… nunca. Depende de la suerte, la política vaticana y, según dicen, de la voluntad divina.

¿Qué habilidades necesita un papa?
Además de fe y carisma, hay que ser un maestro de la diplomacia, un estratega político y, si es posible, hablar varios idiomas. Y, por supuesto, saber llevar bien la sotana.

¿Puede un papa ser despedido?
Técnicamente, no. Aunque puede renunciar, como hizo Benedicto XVI en 2013. Pero vamos, es como si Jeff Bezos decidiera dejar Amazon porque le apetecía retirarse a escribir poesía.