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Cómo sobrevivir a la familia en la cena de Fin de Año

¿Qué tal habéis pasado la cena de Nochebuena y Navidad? ¿Estáis preparados para una nueva tanda de familiares en la cena de Fin de Año? ¿Habéis notado que en este tipo de eventos – al igual que en el resto de la vida – hay familiares con los que os lleváis mejor y otros peor? ¿Qué algunos de ellos siempre están dispuestos a ayudar, por encima de satisfacción personal, y otros que se sientan a la mesa como si fuesen reyes, esperando a que les sirvierais? ¿Os identificáis con alguno de ellos? Hoy hablaremos de por qué algunos individuos son más agradables que otros. ¿Tiene algo que ver el entorno en el que se mueven? ¿O el grado de amabilidad está determinado en los genes?

Investigadores de la Universidad de Exeter, en Reino Unido, han conseguido crear un innovador modelo matemático por el cuál aseguran que algunos individuos evolucionan genéticamente para ser más agradables y otros para ser directamente desagradables. Parten del hecho que el ambiente, las condiciones en las que viven, también pueden ayudar al grado de amabilidad de una persona, pero que hay un condicionamiento genético importante que predispone a esta a persona hacia un lado u otro.

Seguro que ahora estáis pensando en que esta teoría debe tener su veracidad, porque os encontráis con personas que son desagradables en todo momento y circunstancia, mientras que otras son la bondad personificada. Hasta ahora, los científicos partían de una teoría válida para explicar este tipo de comportamientos: la selección de parentesco. Gracias a esta teoría podían asegurar que, en diversas especies, algunos miembros de la familia se sacrificaban en los de otros. Un ejemplo básico es el de las abejas obreras, que enfocan toda su vida hacia el bienestar de la abeja reina.

Pero ahora, no habían podido explicar el porqué de estos comportamientos, tan sólo que sucedían. Esos científicos de Exeter pretenden, con esta innovadora teoría, explicar la razón por la que hay individuos más agradables o desagradables según la herencia genética. El modelo matemático creado por estos investigadores permite trabajar en un área hasta ahora no había sido tenida en cuenta: el polimorfismo genético. Hasta ahora han logrado utilizar colonias de microbios para analizar su comportamiento y determinar que la herencia genética les predisponía hacia un lado u otro en sus relaciones sociales.

celebrando Fin de Año

¡Así que no temáis si sois los desagradables! Siempre podéis decir que lo lleváis en los genes. Y si sois los que ‘sufren’ a estos individuos pero estáis genéticamente predispuestos a la eterna amabilidad, os dejamos unas claves para sobrevivir a la cena de Fin de Año:

Respuestas estándar. Se reúne toda la familia y siempre hay los típicos familiares que van a hacer un interrogatorio sobre vuestro trabajo, vuestra vida personal, vuestra pareja o falta de ella, el por qué que no tenéis ya un niño, por qué no tenéis ya dos, por qué vuestros hijos no os dan nietos, etc. ¿Reconocéis estas premisas? Si es así siempre podéis traer de casa unas respuestas estándar que resuman concretamente aquello que pretendéis responder. La crisis o la falta de tiempo son buenas excusas a tener en cuenta.

Retirad el alcohol. Sabéis que hay familiares que después de la segunda copa de vino se desmadran. Alejad el alcohol todo lo posible de ellos. Evitaréis que antes del segundo plato tengan ya la corbata en la cabeza. Si el alejar el alcohol no ha surtido efecto, al menos habréis conseguido que se levanten a cada rato, por lo menos habrán hecho ejercicio.

La mejor defensa es un buen ataque. Vuestra tía que sólo veis en este tipo de fiestas está al quite de por qué no hacéis lo que a ella se le antoja: ¿acaso no veis que ya tenéis edad para tener hijos? ¡Atacad! Seguro que hay algún punto en su vida que tampoco le interesa tener en cuenta ¿quizá sus propios hijos? Seguramente estos no tengan el trabajo deseado, los hijos deseados, no la visitan lo suficiente, etc… Tiene un grado de maldad pero seguramente evitará que siga preguntando e insistiendo durante toda la noche.

Preguntad vosotros primero. Atacad a algún miembro de la familia que será el que se sacrificará en beneficio de los demás. Su trabajo, su pareja, su tiempo libre. Mientras los familiares más entrometidos se ceban en esa persona, vosotros podréis respirar tranquilos.

Desapareced de las redes sociales. Al menos por unos días. O bloquead a aquel familiar que sabéis que va a subir todas las fotos que haga durante y después de la cena. Evitaréis fotografías en la que estáis metidos con la cabeza en el plato, con más alcohol del permitido o dormitando en los postres. La configuración de estas redes sociales os permite que antes de que nadie publique algo etiquetándoos os pregunten si queréis aceptar el etiquetado. ¡Estáis salvados!

Y si todo esto no es suficiente, pensad que hasta la próxima Navidad, o la próxima boda, bautizo o comunión no les volveréis a ver. Disfrutad de la cena y pensad que aguantar a los familiares insistentes es una tradición navideña como cualquier otra. ¡Feliz Año Nuevo!