Foto extraida del video de Youtube
Descubre las guarrindongas del cocinero: ¡más sucio que un tomate en una peluquería!
¿Sabías que el trapo de cocina tiene más historias que un tupper sin tapa? Si creías que el chef solo usaba ese paño para limpiar migajas, te falta calle… y jabón bactericida. Entre esconder manchas de salsa roja (que juran que es «del pimentón») y secar cuchillos después de cortar pollo crudo, ese trapo acumula más microbiología que un laboratorio de secundaria. Y no, lavarlo una vez al mes no cuenta. ¡Ahí está el secreto del «sabor especial» de sus platos!
Hablemos de la tabla de cortar. Esa madera venerable que ha visto más vegetales que un conejo vegano… y también la sangre de filetes, el jugo de mariscos y el queso que caducó en 2022. Lo peor es que, para ahorrar tiempo, el cocinero pasa de la cebolla al salmón sin enjuagarla. ¿Resultado? Una fusión de sabores… y de bacterias. «¡Es que le da carácter!», dice él, mientras tú te preguntas por qué la ensalada sabe a pescado.
Y no olvidemos el aceite de la freidora. Ese líquido oscuro y espeso que parece sacado de una película de terror. Lo usan para papas, calamares, nuggets… ¡y hasta para freír helado! Ni el mejor alquimista entendería cómo ese aceite sobrevive semanas sin convertirse en alquitrán. Eso sí, cuando algo huele a quemado, le echan la culpa al «humo aromático». Spoiler: no es aromático, es el aceite pidiendo clemencia.
¿Qué pasa si le pregunto al chef por el trapo?
- «Es una antigua receta familiar»: Traducción: tiene restos de comida de tres generaciones.
- «Lo lavo con limón y vinagre»: Mentira. Lo único que lava son sus pecados culinarios.
- «Son manchas de vino tinto»: En realidad, es salsa de tomate del recalentado de 2019.
Lo que nunca quisiste saber (pero debes)
¿Por qué el cucharón de madera parece un fósil? Porque nunca lo han lavado a fondo. Esa costra negra no es «sabor concentrado», es moho disfrazado de condimento. Y el colmo: lo usan para revolver desde la sopa hasta el postre. ¿Ese toque amargo en el flan? No es canela, es pura supervivencia bacteriana.
¡Preguntas que huelen a drama… y a ajo rancio!
- «¿El delantal cuenta como toalla de manos?»: Sí, y también como filtro de café, secador de platos y pañuelo de emergencia.
- «¿Por qué el horno parece una cueva prehistórica?»: Porque limpiarlo requeriría un traje antibombas y una escena de CSI.
- «¿El gato lame los platos?»: Peor. El gato es el «control de calidad» oficial.
¿Por qué las guarrindongas del cocinero son el ingrediente secreto (que nadie quiere admitir)?
Las guarrindongas no son cosa de extraterrestres, sino esa mano cósmica que tiene el cocinero para disfrazar un desastre con un toque de genialidad. ¿Un pollo seco como suela de zapato? Un chorreón de mantequilla derretida y voilà, ahora es “crocante al punto perfecto”. ¿Sopa insípida? Tres cubitos de caldo concentrado y una pizca de culpa. El secreto está en que nadie quiere reconocer que la alta cocina a veces se parece más a un episodio de MacGyver que a un cuadro de Monet. ¿Ética culinaria? Por aquí no conocemos a esa señora.
Cosas que harías (pero jamás contarías en una primera cita)
- Azúcar en la salsa de tomate: para esconder la acidez de ese bote que lleva dos años en la despensa.
- Mayonesa en el puré: porque la textura “sedosa” se logra con grasas, no con buenas intenciones.
- Un toque de coloring alimentario: el color “apetitoso” no nace, se pinta.
Si los fogones hablaran, contarían historias de trampas gloriosas. ¿Creías que ese risotto tenía un umami celestial? Pues era salsa de soja barata. ¿El postre “especial de la abuela”? Congelado y recalentado con cariño (y microondas). La gracia está en que, mientras el comensal llora de emoción, el chef se ríe en silencio sabiendo que la autenticidad es un mito como el Yeti o la dieta del lunes.
¿Te quemaste con la sartén? Aquí las respuestas que nadie te da
¿Es trampa usar atajos?
Trampa es jugar al póker con cartas marcadas, esto es pura supervivencia. Si la comida sabe bien, ¿quién lleva la cuenta de los pecados?
¿Los chefs con estrella Michelin también hacen guarrindongas?
Obvio. La diferencia es que ellos le ponen nombres en francés y cobran 200 euros por eso que haces con latas y desesperación.
¿Y si me descubren?
Niega, niega y guarda la evidencia en el fondo del cubo de compost. La regla de oro: “Lo que pasa en la cocina, se queda en la cocina” (o en TripAdvisor, depende).