Refranes valencianos: sabiduría popular con un toque de azahar y salero

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Foto extraida del video de Youtube


Refranes valencianos: Sabiduría popular con sabor a paella

Los refranes valencianos son como una buena paella: tienen de todo, saben a tradición y dejan un regusto de sabiduría que te hace pensar. “Qui no corre, vola” es uno de esos clásicos que te anima a mover el culo, porque si no te pones las pilas, otro se llevará el último trozo de socarrat. Y no, no estamos hablando de una carrera literal, aunque en Valencia, con las Fallas, a veces parece que todo el mundo va a contrarreloj.

Otro que no tiene desperdicio es “A l’hivern, cireres; a l’estiu, melons”. Traducido al castellano de la calle: en invierno, cerezas; en verano, melones. O lo que es lo mismo, cada cosa a su tiempo, como cuando intentas hacer una paella en una sartén que no es la adecuada. Spoiler: no sale bien. Los valencianos saben que la paciencia es clave, tanto en la cocina como en la vida.

Y no podemos olvidar “Quan el llop té fam, menja pa sec”. O sea, cuando el lobo tiene hambre, come pan duro. Esto viene a decir que en tiempos de necesidad, uno se conforma con lo que hay. Aunque en Valencia, con tanto arroz y tanta huerta, lo de pasar hambre es casi un delito. Pero bueno, el refranero no miente: si no hay suquet de peix, te conformas con un buen arròs al forn.

¿Refranes o paella? ¡Las preguntas que te estallan en la cabeza!

  • ¿Los refranes valencianos tienen más sabor que una paella? Depende de cómo te guste el arroz, pero ambos tienen ese punto de tradición que te deja con ganas de más.
  • ¿Se pueden usar los refranes para ligar en Valencia? Claro, pero cuidado con soltar un “qui no corre, vola” en una cita. Podría interpretarse como que tienes prisa por irte.
  • ¿Qué pasa si mezclas refranes valencianos con paella? Nada, porque son la combinación perfecta. Eso sí, no intentes cocinar mientras recitas refranes, que el arroz se te puede pasar.

¿Por qué los refranes valencianos son más sabios que tu suegra?

Los refranes valencianos son como ese amigo que siempre tiene la respuesta perfecta, pero sin el rollo de «yo te lo dije». «Qui no té capolla, no té capollina» (quien no tiene cabeza, no tiene cabeza pequeña) es un clásico que te deja pensando: «¿Por qué mi suegra no me lo dijo así en vez de soltar un sermón de dos horas?». Estos dichos populares son pura sabiduría concentrada, como un chupito de experiencia ancestral que te deja listo para la vida.

Y no solo son sabios, sino que tienen ese toque valenciano que los hace únicos. «A la lluna de València, li falta un quart per a ser rodona» (a la luna de Valencia le falta un cuarto para ser redonda) es una forma poética de decir que nada es perfecto, ni siquiera tu suegra con su obsesión por las cortinas impecables. Los refranes valencianos te enseñan a ver la vida con humor y filosofía, algo que a veces falta en las charlas familiares de los domingos.

Además, estos refranes son tan prácticos que podrían reemplazar a cualquier libro de autoayuda. «Qui no corre, vola» (quien no corre, vuela) es el empujón que necesitas para dejar de procrastinar, mientras que tu suegra solo te recuerda que «el tiempo es oro» mientras te mira con cara de decepción. Los valencianos saben cómo decir las cosas sin rodeos, y eso, querido lector, es un arte que tu suegra aún no domina.

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¿Tienes dudas? Aquí te las resolvemos

¿Los refranes valencianos sirven para todo? Sí, desde elegir la paella perfecta hasta sobrevivir a una cena familiar.
¿Puedo usarlos para impresionar a mi suegra? Claro, pero cuidado, que ella también tiene sus refranes favoritos.
¿Son mejores que los consejos de mi suegra? Sin duda, y además no te harán sentir culpable por no seguir sus indicaciones.