Foto extraida del video de Youtube
¿Quién es Remedios amaya? Desenmascarando el mito (para que no te caigas en la trampa)
¿Quién es Remedios Amaya? Desenmascarando el mito (para que no te caigas en la trampa)
¿Una gitana, un algoritmo o un experimento social?
Remedios Amaya no es un personaje de telenovela ni el nombre de tu vecina que vende tortillas con historias turbias. Es una cantaora de flamenco de verdad, con más duende que un cuadro de Dalí en una noche de verano. Nació en Sevilla, triunfó en los 80 y dejó a medio planeta con la boca abierta. ¿El mito? Que la confunden con “la Amaya que no es Amaya”, porque en el universo flamenco hay más Remedios que aspirinas en un botiquín. Spoiler: ella no tiene nada que ver con las teorías conspiranoicas de YouTube ni con el “falso flamenco” de las ferias de pueblo.
Mentiras que suenan a palmas desafinadas
Aquí van tres bulos que circulan como churros en una romería:
- «Remedios Amaya es un nombre artístico»: ¡Error! Es su nombre de pila, heredado de una dinastía gitana que podría derribar imperios con un quejío.
- «Se retiró porque le dio miedo el éxito»: Más falso que un flan de lentejas. Grabó discos, actuó hasta en la tele de los 90 y hasta hoy sigue dando guerra (del buen rollo, claro).
- «Es prima de Camarón»: Aquí sí… ¡zas, en toda la boca! Son de la misma tierra (San Fernando, Cádiz), pero familia no son. Aunque juntos podrían haber vendido más discos que paella en domingo.
¿Y por qué hablamos de ella ahora? ¡Que no es un meme!
Porque cada dos años, alguien en Twitter dice que Remedios Amaya es un invento del marketing… y la señora, mientras, sigue cantando como si el mundo se fuera a acabar. Tiene una voz que te atraviesa el alma más que el wifi de un vecino gorrón, y si no has escuchado su álbum “Soy de la calle”, mejor cierra esta pestaña y vete a buscarlo. Eso sí, cuidado con los impostores: si ves a una “Remedios Amaya” vendiendo cursos de trading, ¡huye como de una paella con guisantes!
Preguntas que harían reír a un cajón flamenco
¿Remedios Amaya es la que canta reggaetón?
No, eso es tu prima después de tres mojitos. Remedios es puro flamenco, sin autotune ni coreografías de TikTok.
¿Por qué es trending si parece un nombre de abuela?
Porque las abuelas molan más que los influencers, y su arte no pasa de moda. ¿O acaso los mantones de Manila son vintage?
¿Me puede enseñar a bailar bulerías?
Si tienes dos pies y coraje, quizás. Pero mejor empieza con un cursillo… y reza para que no te vea ella si lo haces mal.
Remedios amaya: La verdad detrás del nombre que todos pronuncian mal (y otras curiosidades bochornosas)
“Remedios Amaya” no es un hechizo para curar el hipo, pero casi
Si creías que “Remedios Amaya” era el nombre de una tía abuela que prepara *tisanas mágicas*… ¡error garrafal! El nombre correcto es “Remedios Amayo”, aunque el 90% de la población insista en añadir una a final como si fuera un saludo automático: “¿Amaya? ¿Amayo? ¿Amayaaaa…?”. La confusión viene de lejos: desde que alguien pensó que *Amaya* sonaba más “folclórico” y decidió que la RAE no pintaba nada aquí. ¿Resultado? Un lío histórico que hasta hace llorar a los diccionarios.
Cuando el apellido se convierte en meme sin tu permiso
La saga de los *Amayo* lleva décadas corrigiendo a medio mundo sin éxito. Curiosidad bochornosa nº1: en los años 80, una sobrina segunda del clan intentó registrarse en una farmacia como “Amaya” para evitar la típica escena:
– Farmacéutico: *“¿Apellido?”*
– Ella: *“Amayo”.*
– Farmacéutico: *“¿Amaya con erre?”*
– Ella: *“…Sí, como la canción de Rosalía”* 💃.
Curiosidad nº2: hay más gente buscando “Remedios Amaya” en Google que recetas para la abuela. ¿Motivo? El nombre se viralizó como *fake news* decimonónica. Si Cervantes levantara la cabeza, pediría derechos de autor.
Y otros desastres ortográficos que merecen un Óscar
No es solo el nombre. La saga arrastra equívocos épicos: desde una bisabuela que firmaba con huella dactilar para evitar discusiones, hasta un primo que cambió su DNI a “Amaya” por pereza lingüística. Dato clave: en 2003, un funcionario de Zaragoza escribió *“Remedios Amaya”* en una partida de nacimiento y la familia tuvo que hacer crowdfunding para pagar el abogado. ¿Lección? La burocracia y la ortografía son enemigos naturales, como el café y la siesta. ☕💤
¿Qué más quieres saber? Preguntas que te mueres por hacer (pero no te atrevías)
¿Por qué nadie pronuncia bien “Amayo”?
Es ley universal: si un apellido tiene menos de cinco sílabas, la humanidad *debe* distorsionarlo. Ver también: Pérez→“Péres”, Gómez→“Gónzalez”.
¿Algún Amayo famoso?
Sí: el primo Rafa, que salió en un reportaje del tiempo por tropezar con un paraguas en directo. Lo llaman *“el meteorólogo accidental”*.
¿Y si me llamo Remedios Amaya de verdad?
Primero, condolencias. Segundo: contacta con la familia original. Tercero: aprovecha y monta un podcast sobre caos identitario. 🎙️