Foto extraida del video de Youtube
¿Es el palosanto fruta el nuevo superalimento? Spoiler: tu smoothie seguirá sabiendo a patas
Cuando el marketing se disfraza de árbol
El palosanto fruta suena a invento de esos gurús que venden polvos verdes en Instagram. “¡Antioxidantes! ¡Vitaminas de la A a la Z! ¡Cura el resfriado y la factura de la luz!”. Pero ojo, que este fruto sudamericano (sí, otro más) tiene tanto de místico como tu tío el del yoga en la playa. Eso sí, sus defensores juran que es el elixir contra el envejimiento, el estrés y la tentación de comerte un donut a las 3 AM. ¿Pruebas científicas? Las justas para llenar un tuit, pero suficientes para que ya lo vendan en cápsulas, jugos y hasta velas aromáticas (por si quieres oler a selva mientras pagas la hipoteca).
Nutrición o ficción: el debate está servido
Analicemos el boom del palosanto sin filtros:
– Vitamina C: Tiene, pero menos que un limón abandonado en el fondo de la nevera.
– Fibra: Suficiente para que tu intestino diga “gracias, supongo”.
– Exoticidad: Nivel máximo. Ideal para subir una foto con el hashtag #VidaHealthy mientras masticas algo que sabe a hierba mezclada con nostalgia.
Eso sí, si esperas que transforme tu smoothie en un manjar, mejor sigue añadiendo azúcar a escondidas. #RealidadDura.
¿Y si todo es humo (o polvo de superalimento)?
La verdadera pregunta es: ¿necesitamos otro “superalimento” o necesitamos dejar de creernos los anuncios que ponen de fondo música de cuencos tibetanos? El palosanto no hará que te conviertas en Gisele Bündchen por arte de magia (lo siento), pero si te gusta coleccionar ingredientes raros para tu despensa *instagrameable*, adelante. Eso sí, no sustituyas la manzana por esto… a menos que quieras ver caras de pánico en la oficina al abrir tu táper.
¿Preguntas que ni tu abuela haría sobre el palosanto?
¿Me volverá inmune a los memes de gatitos?
No, pero quizá te de energía suficiente para enviar 15 correos sin procrastinar (spoiler: tampoco).
¿Puedo usarlo como perfume para ligar?
Si tu crush es un oso hormiguero, sí. A los humanos nos sigue gustando más el olor a pizza.
¿Es legal o me arrestarán por contrabando de fruta exótica?
Depende. Si lo declares en aduana como “polvo mágico para la iluminación espiritual”, quizá te dejen pasar… o te pidan una muestra.
¿Sirve para algo más que decorar mi biografía de LinkedIn?
Puedes intentar usarlo como llavero, aunque no prometemos que tu coche arranque.
¿Y si mezclo palosanto con chocokrispis? ¿Me darán un Nobel?
Probablemente no, pero al menos tu desayuno tendrá más historias que tu perfil de Tinder.
Palosanto fruta: la cita a ciegas más decepcionante del mundo natural (y te vamos a contar por qué)
Imagina esto: te presentan una fruta con nombre de místico ancestral (“palosanto”, suena a que cura el alma y te lee el tarot). Llegas emocionado, esperando un sabor entre mango, piña y unicornio, pero al primer mordisco… ¡sorpresa! Tiene la textura de una esponja de lija y un regusto a madera fermentada. El palosanto es como ese perfil de Tinder que promete “aventuras”, pero en persona solo habla de su colección de piedras. ¿Bon appétit? Más bien bon, ¿esto es comestible o un experimento social?.
Cuando la apariencia engaña (y mucho)
Su cáscara amarilla y jugosa te grita “¡cómeme, soy la fruta del paraíso!”. Pero tras pelarla, descubres una pulpa fibrosa que se aferra a tus dientes como un ex tóxico. ¿Qué clase de fruta requiere hilo dental para ser disfrutada? Es como ir a una cita donde tu acompañante parece Chris Hemsworth… hasta que abre la boca y suelta un chiste de “¿por qué cruzó el pollo la carretera?”. Decepción nivel: zumo de palosanto (que, por cierto, sabe a lágrimas de koala).
El aftertaste: el golpe final
Lo peor no es masticar algo que parece una escoba vieja, sino el regusto. Empieza con un amargor sutil, como si la fruta te susurrara “arrepentirás esto”, y termina con un dejo a tierra mojada mezclado con nostalgia. ¿Sabes esa sensación de salir de una cita y preguntarte “¿fui yo el problema?”? El palosanto te hace plantearte si los humanos merecemos las frutas. Spoiler: no, pero seguimos intentándolo.
¿Y esto tiene arreglo? Preguntas que huelen a palosanto
- ¿En serio alguien se lo come? Sí, pero sospechamos que son los mismos que ven gran hermano por elección propia. Algunos lo cocinan con azúcar para disimular su… personalidad.
- ¿Por qué no desaparece de los mercados? Por la misma razón que existen los reality shows: el morbo. La gente compra palosanto para subir historias de Instagram tipo “#soyvaliente”.
- ¿Puedo usarlo para algo que no sea sufrir? ¡Claro! Como ladrillo vegetal, decoración abstracta o proyectil disuasorio contra vecinos ruidosos.
Bonus track: curiosidades que no te importan (pero rellenan palabra)
En algún lugar del mundo, un científico sigue intentando crear un palosanto transgénico que no sepa a decepción. Mientras tanto, los loros lo adoran. ¿Casualidad? No. Los loros también mastican cables. Coincidencia 👀.