¿Copias o innovas? Los peinados de Neymar que robarán el partido (¡y todas las miradas!)

Peinados neymar

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Peinados neymar: ¿arte o crimen contra la humanidad? 💇♂️⚠️

Si hay algo más impredecible que el regate de Neymar, es su cabello. Desde rayos láser tallados en la nuca hasta mohawks teñidos de dorado extraterrestre, sus looks capilares son como una ruleta rusa… pero con más gomina. ¿Arte? Podría ser. ¿Delito visual? Un fiscal italiano ya está buscando a su peluquero para interrogarlo. El punto clave: cuando tu corte de pelo necesita traductor de tendencias, quizás hayas cruzado la línea entre la moda y el caos absoluto. 💥

La cronología del desmadre capilar

  • 2014: Un inocente degradé con líneas geométricas (sospechamos que fue su etapa de «niño bueno»).
  • 2016: Rubio platino con reflejos de unicornio en rave. ¿Inspiración? Un paquete de Skittles.
  • 2023: Rapado al estilo «soy el villano de una película de Marvel», pero con barba de pirata hipster. 🤷♂️

Los puristas del fútbol argumentan que el balón se mancha cada vez que un peinado de Neymar roba más atención que un gol. Los fans de la estética, en cambio, ven en sus mechones una rebelión contra el aburrimiento de los cortes «tazón» de toda la vida. ¿El verdadero problema? Que cada vez que cambia de look, algún diseñador en Milán llora de emoción… o de terror. 😂

¿Preguntas? ¡Tenemos respuestas (o al menos memes)!

¿Por qué Neymar no tiene un documental en Netflix sobre sus peinados?
Porque la plataforma aún no encuentra una categoría entre «true crime» y «fantasía épica».

¿Alguna vez un rival se ha distraído midiéndole la cresta en pleno partido?
No confirmado, pero en el Clásico de 2017, Ramos pidió una tarjeta amarilla… para el estilista.

¿Es su cabello un experimento social para colonizar Marte?
La NASA no descarta que sus colores fluorescentes sirvan como balizas de aterrizaje.

¿Qué pasa si intentas replicar su look en casa?
Tu espejo se romperá, tu abuela te desheredará y tu gato te evitará por tres semanas. 🐱💔

¿Hay esperanza de que algún día use un corte «normal»?
Imposible. Sería como pedirle a un dragón que escupa agua en vez de fuego. 🐉

Copiar los peinados de neymar y otros errores que no debes cometer (aviso: cerrarán tu peluquería) ✂️🚫

Error 1: Creer que tu cliente es Neymar (spoiler: no lo es) 🧑🦲

Imagina esto: llega un tipo pidiendo el corte “Neymar 2018” (ese con la franja rubia y el diseño de dragón). Tú, emocionado, sacas la maquinilla y… ¡zas! Terminas dibujando un pájaro toucan chamuscado en su nuca. Peor aún: el cliente exige que le brillen las mechas bajo luz ultravioleta. Error nivel Dios: sin el cabello afro-texturizado de Neymar y un equipo de estilistas brasileños tras bambalinas, solo lograrás que parezca un flamingo en crisis existencial. Y ojo: si usas una foto del futbolista sin permiso para promocionar el “look”, la multa por derechos de imagen hará que tu peluquería se llame “Ex-peluquería”.

Kitchen Haircut: cuando la desesperación te hace usar utensilios de cocina 🥄⚡

¿Crees que la tijera de tu abuela –esa que usa para cortar albahaca– sirve para hacer degradados profesionales? Piensa otra vez. Si un cliente pide “algo moderno” y tú improvisas con cuchillos de untar mantequilla, el resultado será un híbrido entre Edward Tijerasmanos y un erizo electrocutado. Y ni hablemos de los tintes: mezclar Kool-Aid con agua oxigenada no es “técnica vintage”, es receta para que el cuero cabelludo de tu víctima… digo, cliente, termine como zanahoria radioactiva. La inspección de sanidad cerrará tu local más rápido que un rapado al cero.

“Yo vi un tutorial en TikTok” y otras frases que anuncian desastre 📱💥

¿Tu formación como peluquero consiste en ver videos de 15 segundos mientras comes Cheetos? Alerta roja. Si intentas recrear el moicano de Neymar sin saber cómo se sostiene el gel ultra-mega-hiperfijador, acabarás con un cliente que parece un ornitorrinco en día de boda. Peor: si usas productos no homologados (“¡Pero si en Amazon tiene 5 estrellas!”), prepárate para demandas por alergias que ni WebMD sabe diagnosticar. Pro-tip: si tu “técnica” incluye una plancha de ropa y oraciones a San Cabello, mejor dedícate a vender globos.

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¿Puedo hacerle una rasta verde fosforito a mi cliente sin que Interpol me busque? (Y otras dudas existenciales)

¿Qué pasa si copio el peinado de Neymar pero le cambio el nombre?
“Corte futbolista brasileño anónimo” no te salvará. Si la foto en tu escaparate se parece más a él que su propio pasaporte, la FIFA podría aparecer con una factura de derechos de autor.

¿Puedo usar pintura acrílica si se me acaba el tinte?
Sí, pero solo si quieres que tu cliente escupa glitter durante tres semanas y tu peluquería termine en un meme viral tipo “#PeloQueBrillaEnLaOscuridad”.

¿Es seguro hacer trenzas con cera de velas?
Perfecto… si tu objetivo es que el cliente salga con un peinado que también sirva como antorcha humana. Spoiler: los bomberos no dan descuentos por servicios recurrentes.

Jesús Sánchez: El Secreto Mejor Guardado de la Cocina que Convierte Tu Sazón en Obra Maestra

Jesus sanchez cocinero

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¿Jesús sánchez, el cocinero que quemó más que el infierno?

¿Jesús Sánchez, el cocinero que quemó más que el infierno?

Cuando la parrilla se convierte en un volcán

Jesús Sánchez no cocina: doma ingredientes a golpe de fuego. Si alguna vez te has preguntado cómo sería cenar en el cráter de un volcán, su restaurante *El Cenador de Salvador* es la respuesta. Aquí, las llamas no son un accidente, son la firma del chef. Platos como el *arroz meloso de bogavante* no se hacen con cariño, se abrazan con leña hasta que el humo les pide clemencia. ¿El resultado? Sabores que te hacen pensar: *«¿Esto está quemado o es el cielo en mi boca?»*.

Lista de cosas que Jesús Sánchez prende fuego (además de la comida)

  • Las reglas de la cocina tradicional: ¿Maridaje con vino? Mejor con un extintor.
  • El concepto de «punto de cocción»: Para él, el término medio es un insulto al carbón.
  • Las alarmas de humo: En su cocina, pitan más que en un concierto de reggaetón.

¿Por qué el diablo no invita a Jesús a sus barbacoas?

Rumores dicen que hasta Satán le pidió consejo para mejorar sus brasas. Sánchez no solo quema alimentos; quema egos de críticos gastronómicos que dudan de su técnica. ¿Un solomillo en su punto? No, gracias. Él prefiere carbonizarlo hasta que la carne susurre *«adiós»* en dialecto asturiano. Eso sí, cuando pruebas sus creaciones, entiendes que el infierno no tiene suficiente presupuesto para contratarlo.

¿Tienes dudas? Aquí las chamuscamos

¿No le tiene miedo a provocar un incendio?
Miedo, lo que se dice miedo, le tiene a los microondas. Prefiere mil grados a diez segundos de «pi, pi, pi».

¿Algún ingrediente que se resista a sus llamas?
El agua. Pero sigue intentando hacerla ahumada.

¿Qué haría si un cliente pide «poco hecho»?
Le regala una vela y le dice: «Aquí tienes, tú mismo».

¿Alguna vez se le ha ido el fuego de las manos?
Sí. Una vez asó tanto un tomate que NASA lo confundió con un meteorito.

¿Su filosofía en una frase?
«Si no huele a incendio forestal, no es cocina con alma».

¿Recomendación para imitar su estilo en casa?
Compra un seguro contra incendios, tres kilos de leña y reza.

Jesús sánchez: ¿santo de la cocina o sazonador de desastres?

Si preguntas a sus seguidores, Jesús Sánchez tiene más milagros culinarios que un convento con cafetería gratis. Sus platos son como obras de arte comestibles: desde ceviches que hacen llorar a las cebollas hasta postres que desafían las leyes de la física (¿cómo diablos logra que un flan no se desmorone?). Pero ojo, que no todo es gloria en el paraíso gastronómico. Los críticos murmuran que sus experimentos a veces parecen «qué pasa si mezclo wasabi con chocolate y rezo un Padre Nuestro». ¿Innovación o herejía? El debate está servido.

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El menú de la polémica: éxitos vs. fracasos épicos

Triunfos: Su arroz con bogavante tiene más fans que un meme de gatitos.
Fracasos: Aquella vez que intentó hacer foam de jamón ibérico y terminó pareciendo espuma de afeitar con aceite.
Lo inentendible: Un helado de aceituna que, según él, era «una experiencia transcendental». Spoiler: sabía a congelador con resaca.

La pregunta del millón: ¿es un genio incomprendido o un mago del marketing disfrazado de chef? Sus defensores juran que sus platos son como el amor: no siempre se entienden, pero te dejan marcado. Los escépticos, en cambio, sospechan que su verdadero talento es vender humo… literalmente, porque hubo un flambé que requirió extintor.

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¿Tienes dudas? Aquí te sazonamos las respuestas

¿Por qué es tan polarizante?
Simple: cocina como si jugara ruleta rusa con especias. O te lleva al cielo gastronómico o te deja con acidez existencial.

¿Algún desastre que haya admitido?
Sí: un risotto de morcilla que describió como «abuela vampira en una mala noche». Hasta los valientes pidieron menú infantil.

¿Dónde probar sus creaciones sin arriesgar el paladar?
Empieza con sus clásicos (nada de helados salados) y lleva un yogur de emergencia. Por si acaso.

¿El Trío Culinario Más Divertido (y Delicioso) Que Conocerás?

Les tres a la cuina

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¿Por qué «les tres a la cuina» es la receta perfecta para el caos (y cómo sobrevivir a la quemadura de ego… y de la cena)?

Cuando el ego se quema antes que el pollo

Imagina esto: tres egos, una sartén y cero espacio para esconder errores. “Les tres a la cuina” no es una receta, es un *reality show* sin cámaras donde el drama se sirve al gusto. Uno insiste en cortar cebolla como si fuera un *ninja*, otro exige seguir la receta de la abuela (que nadie recuerda bien) y el tercero, en un arranque de creatividad, añade chocolate a la paella. El resultado: humo, lágrimas (no solo por la cebolla) y una cena que parece salida de un experimento fallido de *MasterChef*. ¿La única regla? Nadie puede admitir que tiene menos idea que los otros dos.

Manual de supervivencia para no acabar en el grupo de WhatsApp de los “chefs trágicos”

  • Paso 1: Asignar roles como si fuera un golpe de estado. Uno corta, otro revuelve y el tercero… ¡que ponga música! (Aléjalo de los cuchillos).
  • Paso 2: Usar temporizadores. Porque sí, el horno no es un portal a Narnia: si pasan 40 minutos, esa cosa carbonizada ya no “se está poniendo crujiente”.
  • Paso 3: Tener un extintor… y una botella de vino. El primero para la cocina; el segundo, para el ego herido cuando alguien suelte: “¿En serio le pusiste *kétchup* a la tortilla?”.

Cuando la cena parece un hechizo fallido de Harry Potter

No todo está perdido (a menos que hayas incendiado el pan). Si el plato tiene más *crunch* que una roca, di que es “textura innovadora”. Si el guiso sabe a nostalgia de infancia… pero de alguien que creció comiendo plastilina, apela al “concepto fusión” y pide pizza. Lo crucial: reírse como hienas, subir una foto *vintage* a Instagram (#CocinaCasera) y jurar que la próxima vez… ¡solo habrá dos en la cocina!

¿Preguntas que arden más que el ajo que olvidaste en la sartén?

¿Cómo evitar que la cocina se convierta en un campo de batalla?
Simple: un líder designado a golpe de piedra-papel-tijeras. Y si alguien se rebela, recordad: el microondas es zona neutral.

¿Qué hacer si los egos chocan más que las ollas?
Un juego de bebida: cada vez que alguien diga “yo lo hago mejor”, toma un shot de aceite de oliva (no, mejor no).

¿Cómo salvar un plato que parece vomitado por un unicornio?
¡Salsa! Ajo, perejil, limón y fe en el poder cosmético de las especias. Si no funciona, llama a ese amigo que siempre tiene *tupperwares* vacíos.

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«Les tres a la cuina»: cuando el menú del día incluye drama, cucharonazos y una discusión épica sobre quién friega los platos

El trío infernal: cocinar, pelear, repetir

Imagina un reality show donde los participantes deben preparar una tortilla sin romper huevos… ni relaciones diplomáticas. “Les tres a la cuina” es eso, pero sin cámaras y con más cucharones volando. El menú del día siempre incluye: un drama existencial (“¿le pongo azúcar al tomate?”), un cucharónazo disuasorio (para quien sugiera comer sushi en vez de paella) y el debate postcomida que enfrenta a la humanidad desde que existen los platos sucios: ¿quién los friega? Spoiler: nadie. Jamás.

La guerra de los platos: estrategias para no tocar el estropajo

Aquí las tácticas superan a Sun Tzu:
1. “Yo cociné”: argumento estrella, aunque solo hayas removido el café.
2. “Tengo alergia al Fairy”: inventada en el 2023, aún sin estudios científicos.
3. “Es que… ¡uh, se me ha roto una uña!”: clásico atemporal, especialmente útil si has pelado cero patatas.
El resultado final suele ser un empate técnico donde los platos pasan la noche en remojo (léase: hasta que aparezca un héroe anónimo o huela a zoo).

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Postre: negociar o salir corriendo

Tras el banquete, llega la fase de negociaciones. Aquí se barajan opciones:
Jugar a piedra, papel o tijera (riesgo: acabar fregando igual si pierdes).
Hacerse el muerto (efectivo hasta que alguien te tira migajas encima).
Prometer que mañana sí lavarás (mentira piadosa, como decir que la ensaladilla no lleva mayonesa).
La única regla inquebrantable: quien friega, elige la próxima cena. Y así es como acabas comiendo cereal tres días seguidos.

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¿Quién lava los platos? (y otras preguntas que dividen a la humanidad)

¿Se puede sobrevivir a un cucharónazo?
Sí, pero deja secuelas: tendrás que oír “yo avisé de que la sartén estaba caliente” durante tres generaciones.

¿El drama gastronómico es hereditario?
Totalmente. Si tu abuela ponía azúcar en la paella, tú heredarás la tendencia a quemar el arroz. Es ley de vida.

¿Existe un método infalible para no fregar?
Sí: gritar “¡hay una araña en el fregadero!” y salir pitando. Eso o mudarte.

¿Y si todos friegamos a la vez?
Eso es como encontrar un unicornio en la cocina: bonito, pero nadie lo ha visto jamás.

¿Cómo ha quedado la carrera de MotoGP? 🏍️¡Te contamos si la velocidad derrapó o la emoción cruzó la meta! 🏁

Cómo ha quedado la carrera de motogp

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Cómo ha quedado la carrera de motogp: spoiler alert… ¡y no, el ganador no es tu cuñado!

El podio que nadie esperaba (pero todos sospechábamos)

Si pensabas que Pecco Bagnaia iba a soltar el mandoble esta temporada, ¡sorpresa! El italiano volvió a clavar su moto en lo más alto como si el asfalto fuera imán y él, un clip de oficina con ganas de vacaciones. Jorge Martín le pisó los talones más que un perro con hambre, pero al final, la cosa quedó en un “casi, casi” que le ha dejado con cara de haber encontrado un pelo en la sopa. Y Marc Márquez, el rey del riesgo calculado, se coló en tercer lugar como quien entra sin hacer ruido a una fiesta… pero todos saben que está ahí para robar el micrófono.

¿Y los dramones? Aquí los tienes, servidos con extra de aceite quemado

La carrera tuvo más sobresaltos que un examen sorpresa: Enea Bastianini intentó adelantar por donde no había espacio, como si su moto fuera una tostadora y él, una rebanada de pan desesperada. Resultado: adiós neumático, hola gravilla. Fabio Quartararo, por su parte, luchó con su Yamaha como si estuviera domando un toro ebrio. Terminó sexto, pero su gesto de “esto es lo que hay” al bajar de la moto debería ser meme obligatorio. Y Aleix Espargaró, el eterno candidato a “esta vez sí”, volvió a quedarse en tierra de nadie. Al menos su casco sigue siendo el más fashion.

El momento “no me lo creo” (para variar)

En la última vuelta, Brad Binder hizo un rebufo tan bestia que casi convierte el circuito en un túnel del viento. Cuarto puesto, pero con una sonrisa de “esto es caos y me encanta”. Maverick Viñales, en cambio, tuvo un día tan discreto que hasta su moto parecía susurrar. Y los comentaristas, ahogándose en datos técnicos, mientras el público en casa gritaba: “¡QUE SÍ, QUE YA SABEMOS QUE LOS NEUMÁTICOS SON BLANDOS!”.

¿Y esto quién se lo explica a mi cuñado? 🤯

  • ¿Por qué Di Giannantonio no ganó si lo vi acelerar mucho? → Porque acelerar ≠ pilotar. A menos que tengas un botón mágico (spoiler: no lo tiene).
  • ¿Hubo penalizaciones o fue todo legal? → Hubo un “aviso” a Raúl Fernández por salirse más que un adolescente rebelde, pero sin multa. La FIM hoy se levantó generosa.
  • ¿Cuándo aprenderá mi cuñado que no es lo mismo el MotoGP que el FIFA? → Cuando deje de gritar “¡frena tarde!” desde el sofá. O nunca. Qué más da.

Y por si alguien lo duda: no, tu cuñado no habría ganado ni aunque le prestaran la moto de Bagnaia. A menos que su superpoder sea chocar contra las vallas publicitarias. 🏍️💨

Cómo ha quedado la carrera de motogp: posiciones, polémicas y el susto de turno (que hasta la abuela se enteró)

El podio: cuando los de arriba parecen pegados con superglue

Pecco Bagnaia volvió a hacer de las suyas, cruzando la meta como si llevara turbo en la moto. Jorge Martín, que parece tener una relación amor-odio con el segundo puesto, se quedó a un suspiro (y a tres puntos del liderato, para que luego digan que los finales felices no existen). Marc Márquez, el rey del «¿cómo ha salido de ahí?», completó el podio con una maniobra en la última curva que dejó a todos mascando chicle. Eso sí, el andaluz sigue sin encontrar su llave de tuercas para abrir el cofre del podio en Ducati.

La polémica: regalos que nadie pidió (ni quería)

La carrera tuvo su dosis de drama cuando Fabio Quartararo recibió una penalización por «exceder límites de pista». Traducción: pisó una línea blanca como si fuera una alfombra roja. Los fans de Yamaha sacaron las antorchas virtuales en Twitter, mientras los de Ducati celebraban como si les hubieran dado un año gratis de Netflix. Y por si faltaba algo, Aleix Espargaró soltó un discurso postcarrera que habría hecho ruborizar hasta a un político: «¿Penalizar por esto? ¡Que nos den GPS a los pilotos o que inventen líneas que piten!».

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El susto: vibración en el sofá (y en el grupo de WhatsApp de la familia)

A mitad de carrera, Brad Binder decidió que el asfalto estaba sobrevalorado y probó un «aterrizaje de emergencia» en la grava. La moto salió volando como un avión de papel, él salió caminando como si nada (¿magia o años de terapia para no infartarse?). Eso sí, las abuelas del mundo entero actualizaron su estado de WhatsApp a «Reza por Brad, que Dios lo proteja». Menos mal que el sudafricano tiene más vidas que un gato callejero.

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¿Te quedaste con las ganas de más chismecito motero?

  • ¿Por qué Bagnaia siempre gana? → Respuesta corta: tiene un doctorado en «Cómo no caerse en las curvas cerradas». Respuesta larga: Ducati + talento + suerte del principiante en Mario Kart.
  • ¿Y Maverick Viñales? → El hombre que domina los viernes y desaparece los domingos. Esta vez acabó cuarto, lo que técnicamente se considera un «casi casi» en su diccionario personal.
  • ¿Cuándo aprenderemos a no gritar cuando alguien se cae? → Nunca. Es parte del ritual: susto + grito + alivio + meme en TikTok. Así nos gusta.

Y por si alguien lo duda: sí, las abuelas siguen pensando que MotoGP es un reality show con motos. 🏍️💨

Descubre El Secreto Del Maestro Bar Valencia: ¿Cócteles Mágicos O Brujería Mixológica? ¡Te Atreves A Descubrirlo!

Maestro bar valencia

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Maestro bar valencia: ¿el secreto mejor guardado o el lío más sonado?

¿Has intentado encontrar el Maestro Bar Valencia sin GPS? ¡Buena suerte! Este sitio es como el Santo Grial de los bares: todos hablan de él, pero nadie sabe exactamente dónde está. Algunos juran que es una experiencia mística entre cócteles que brillan en la oscuridad y tapas que te hacen cuestionar tu existencia. Otros, en cambio, dicen que es como buscar un lápiz en el mar: mucho ruido y pocas nueces. ¿Bar de culto o trampa para incautos? La verdad está en algún punto entre el “¡esto es arte líquido!” y el “¿me han cobrado 12 euros por un hielo con sabor?”.

El decorado: ¿vintage o “lo encontramos en la calle”?

Las críticas sobre la decoración son tan divididas como un grupo de amigos eligiendo pizza. Los amantes del lugar alaban su estilo “caos con encanto”: lámparas que parecen sacadas de un submarino, sillas que desafían las leyes de la física y paredes llenas de fotos de perros con sombreros. Los detractores, en cambio, murmuran: *“¿Esto es un bar o el trastero de mi abuela?”*. Eso sí, los cócteles tienen nombres como “Resaca Responsable” o “Después de Esto, Llamamos a un Abogado”… ¿Marketing genial o advertencia disfrazada?

Clientes: ¿influencers o influencers de la vida real?

El público es otro misterio. Entre semana, verás a gurús del vermú discutiendo sobre la densidad ideal del hielo. Los fines de semana, el local se llena de valientes que desafían las reseñas de Google con frases como: *“Si sobrevivo, subo la foto”*. La playlist, por cierto, es un viaje en el tiempo: de Bowie a Bad Bunny en 0,3 segundos. ¿Ecléctica o esquizofrénica? Tú decides.

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¿Y la comida? Más preguntas que respuestas

La carta es breve, pero enigmática. ¿“Croquetas del Más Allá”? No, no son de fantasmas; llevan trufa (o eso dicen). ¿“Patatas Bravas que No Perdonan”? Cuidado, que pican más que un mensaje de tu ex. Eso sí, las raciones son tan pequeñas que hasta un canario pediría segundas. ¿Gourmet o estrategia para que pidas más? #Sospechoso.

¿Te atreves a entrar? Las preguntas que todos se hacen (pero nadie pregunta en voz alta)

  • ¿Es realmente un secreto o solo un scam viral?

    Depende: si crees que pagar 9€ por un gin-tonic es normal, bienvenido al club. Si no, sigue buscando el chiringuito de playa de toda la vida.
  • ¿Hay que vestirse de algo en particular?

    Sí: de paciencia. Entre la música, las luces y el camarero que te explica la vida de la aceituna de tu bebida, necesitarás algo más que ropa bonita.
  • ¿Recomiendas ir con alguien o mejor sol@?

    Si vas sol@, acabarás hablando con el señor de la barra que dice ser primo de un famoso. Si vas en pareja, discutirán si el lugar es “auténtico” o “una estafa”. Elige tu propia aventura.

Ahora, la gran incógnita: ¿Maestro Bar Valencia es una joya escondida o un lío sobrevalorado? La respuesta está en tu tolerancia al caos, tu cartera y tu amor por los perros con sombreros en las fotos. ¡Sal y descúbrelo! (O no, total, siempre quedará el chisme de los vecinos).

Maestro bar valencia: por qué este lugar te hará decir «otra ronda, por favor»

¿Alguna vez has entrado a un bar y has pensado *“esto es como una fiesta en casa de ese amigo que siempre tiene los mejores chismes y el mejor whisky”*? Maestro Bar Valencia es exactamente eso, pero con más estilo y menos riesgo de que alguien rompa el jarrón de tu abuela. Aquí, los cócteles no son bebidas, son *experiencias líquidas* que te hacen cuestionar por qué te conformaste tanto tiempo con cubatas básicos. El ambiente es una mezcla entre *speakeasy clandestino* y el salón de tu tío más hipster, con luces tenues que te hacen lucir 40% más interesante de lo que eres.

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¿Qué lo hace especial? (spoiler: no es el hielo)

Cócteles que desafían las leyes de la física: ¿Has visto un martini servido en una copa de humo? ¿O un mojito que brilla en la oscuridad como si fuera un experimento de Frankenstein? Aquí los barmen son más alquimistas que camareros.
Playlist que te hace sentir protagonista de una peli indie: Desde jazz retorcido hasta electrónica que vibra en los huesos. Si Shazam no reconoce al menos tres canciones, es que estás muy sobrio.
Tapas que roban protagonismo: Olvida las aceitunas aburridas. ¿Patatas bravas con caviar? ¿Croquetas de jamón ibérico que derriten el alma? Sí, y cada bocado viene con una historia (o al menos un chiste malo del camarero).

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¿Y la gente? ¡Ah, la gente!

En Maestro Bar Valencia, el cliente que pide agua con gas es tratado como una rareza exótica, pero con cariño. Los camareros tienen el superpoder de recordar tu pedido aunque llegues borracho y hables en *valenciano-cubano*. ¿Quieres un gin tonic con hierbas que solo crecen en el monte Everest? *“Tranquilo, lo tenemos”* (y probablemente te lo sirvan con una anécdota de cómo las recolectaron). Eso sí, si pides un “cubata normal”, prepárate para una mirada de decepción que hasta tu madre envidiaría.

### ¿Tienes dudas? Aquí las resolvemos (con una copa en la mano):

¿A qué hora abre?
De lunes a domingo, desde que el sol se esconde hasta que los pájaros empiezan a cantar. Traducción: 19:00 a 3:00. Los viernes, añade dos horas de fiesta extra y un 80% más de caos divertido.

¿Hay que reservar?
Solo si quieres evitar abrazar a desconocidos mientras esperas. Pero hey, ¿qué es la vida sin un poco de contacto humano forzado? Si vas sin reserva, te colamos entre la mesa del DJ y el rincón de los mojitos.

¿Es caro?
Menos que una cita en Tinder que termina en *“solo quería amigos”*. Los cócteles valen cada céntimo, sobre todo cuando incluyen espectáculo gratis (ejemplo: ver al barman prender fuego a la barra como si fuera el último día de Pompeya).

¿Llevo a mi suegra?
Solo si quieres que por fin te apruebe. Eso sí, si pide un daiquiri de fresa, le ponemos doble ron *“por error”*. You’re welcome.