¿Dormir con lentillas? Descubre cómo despertar con ojos frescos (¡y sin sorpresas!)

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¿Lentillas para dormir? Más te vale que sean de unicornio…

¿Te imaginas despertar con los ojos más secos que galleta en el desierto? Pues eso pasa si intentas dormir con lentillas normales. ¡Ni aunque fueran “ultrarespirables”! La córnea necesita oxígeno, no un plástico pegado 24/7 como si fuera un tatuaje temporal mal hecho. Si de verdad quieres ir a la cama con algo en los ojos, mínimo que sean lentillas de unicornio: brillen en la oscuridad, tengan purpurina y, oye, quizá hasta te den poderes mágicos para levantarte fresco como lechuga.

Dormir con lentillas comunes es como invitar a un dragón a tu casa: riesgo de incendio (o infección, en este caso). ¿Sabes eso de “ojos rojos” en las fotos? Multiplícalo por mil. Hablamos de queratitis, úlceras y la posibilidad de que tus globos oculares se conviertan en pelotas de ping pong. Pero si insistes en la fantasía nocturna, al menos pide lentillas que proyecten arcoíris bajo los párpados. ¿Que no existen? Exacto, igual que tu plan de dormir con puestas las de siempre.

Alternativas reales (y otras que solo tienen sentido en Narnia)

Lentillas orto-k: Moldean la córnea de noche *sin quedarse ahí como pegote*. Eso sí, ni rastro de purpurina.
Gotas hidratantes con efecto “unicornio tears”: Si lloras, que sea de emoción (o porque te entró una pestaña).
Antifaz con cuerno incluido: Para disimular las ojeras y fingir que eres un ser místico. Prioridades.

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¿Te pica la curiosidad? Resolvemos dudas como si fuéramos magos (sin varita)

¿Existen lentillas de unicornio para dormir?
Sí, en los sueños de tu sobrina de 7 años. En la vida real, solo encontrarás opciones que requieren más cuidado que un cactus en el Ártico.

¿Y si duermo una siesta rápida con lentillas?
¿“Rápida” tipo “me despierto en el siglo XXII”? Si son blandas, quizá sobrevivas. Si son rígidas, prepárate para sentir que te clavan LEGOs en los ojos.

¿Alguna lentilla que me haga ver unicornios de verdad?
Sí, pero solo si te aplicas champán en los ojos. Efectos secundarios: Visión borrosa, dolor agudo y explicarle al médico que “fue por ciencia”.

¿Puedo usar lentillas de colores para dormir?
Claro, si tu meta es que tus ojos se parezcan a un espagueti recalentado. Coloridas ≠ mágicas.

¿Qué hago si me quedo dormido con lentillas?
No entres en pánico (a menos que veas unicornios furiosos). Retíralas, hidrata tus ojos y promete no repetirlo. O compra un antifaz con cuerno y llama a Disney.

Si tus lentillas para dormir no incluyen superpoderes, mejor lee esto 🔥

¿Tus lentillas nocturnas son más aburridas que un chiste de papá?

Si te han vendido lentillas para dormir sin tecnología antizombie, visión térmica o modo desintegración de ojeras, te están estafando. Las lentillas normales son como ir a una fiesta en pijama: cómodas, pero cero épicas. ¿De qué sirve usarlas si no te permiten detectar mentiras mientras roncas o ver Netflix en 8D sin abrir los ojos? Exacto. Nada. Y encima, si no son permeables al oxígeno, tu córnea se pondrá más roja que un tomate en una pelea de salsa.

La ciencia detrás del aburrimiento ocular (y por qué debería importarte)

Las lentillas convencionales para dormir son como un teléfono plegable: prometen innovación, pero en realidad solo te dejan con un mal sabor de boca y la duda existencial de “¿esto era necesario?”. Su diseño “especial” permite que el oxígeno llegue a tus ojos, evitando que amanezcas con la sensación de haber luchado contra un ejército de fantasmas. Pero ojo: si no tienen filtro UV antirayos láser o chip de reconocimiento de sueño profundo, básicamente son gafas de bucear sin agua.

¿Qué NO hacen estas lentillas?

  • 🦸♂️ Neutralizar ronquidos con ultrasonidos
  • 🌙 Traducir sueños a subtítulos en tiempo real
  • 🔋 Recargarse con lágrimas de frustración matutina
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Alternativas para no morir de tedio (o de una infección)

Si tu presupuesto no da para lentillas con modo detective nocturno, prueba las ortok: lentillas que remodelan tu córnea mientras duermes y, de paso, te hacen sentir como Batman sin el traje. Eso sí, ni se te ocurra usarlas para espiar al gato: no tienen zoom. Y si prefieres lo básico, al menos asegúrate de que:

  • 😴 Sean hiperpermeables (que no es lo mismo que “hiperactivas”).
  • 👁️ Tu oftalmólogo las apruebe (y no el vecino del quinto).
  • 💤 No las confundas con gominolas antes de acostarte.
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¿Qué diablos pasa si me duermo con lentillas normales? 🤔

¿Me convertiré en un cíclope si las uso más de una noche?
No, pero tu ojo podría imitar a una película de terror: enrojecimiento, sensación de arena y fotosensibilidad. Nada que un exorcista no pueda empeorar.

¿Puedo usar lentillas de colores para dormir y fingir que soy un alien?
Sí, pero solo si tu plan incluye despertar con los ojos más secos que un desierto en verano. Las lentillas decorativas + sueño = mala combinación.

¿Existen lentillas que me hagan dormir como un bebé?
Las hay para corregir la vista, no para cantarte nanas. Para eso, compra un oso de peluche.

¿Y si le pido a Elon Musk que diseñe lentillas con superpoderes?
Buena suerte. Mientras tanto, no duermas con las normales a menos que quieras jugar a la ruleta rusa ocular.

La cuina de la Loli: descubre la alquimia culinaria que hará ‘¡Ñam!’ hasta a tu abuela (¡y sin manchas en el mantel!)

Restaurant la cuina de la loli

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¿Por qué «la cuina de la Loli» no es lo que prometen en Instagram? (spoiler: ¡hasta el filtro se avergüenza!)

Cuando la realidad muerde (y no es de croqueta)

Entras a su perfil y parece que el universo conspiró para hacer *foodporn*: platos brillantes, colores que desafían la física, y una iluminación que haría llorar a un fotógrafo de *National Geographic*. Pero al llegar, el arroz con cosas parece salido de un tupper de 1997. ¿Dónde está ese dorado cinematográfico? ¿Quién le dijo al caldo que imitara el tono de un pantano en otoño? Hasta las migas de pan en la mesa tienen más carisma que el menú. Y ni hablemos de la “tortilla de patatas”… porque, sinceramente, ni ella sabe si es tortilla o un experimento fallido de omelette.

Filtros vs. Frituras: la batalla épica

Instagram tiene la culpa de todo. Esa app donde un filtro Valencia convierte un plato de lentejas en una obra de arte renacentista. En “la cuina de la Loli” usan tantos efectos que hasta el humo de la sartén parece CGI. Pero cuando pides el famoso “pollo crujiente” de sus stories, te das cuenta de que “crujiente” aquí significa “duro como el sueño de abrir un bote de pepinillos”. Y la guinda del pastel: el postre estrella, que en foto parece sacado de un cuento de hadas, en persona tiene una textura tan sospechosa que hasta el tenedor se resiste a clavarse.

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El secreto mejor guardado: el ángulo mágico (que no existe)

¿Sabes cómo logran que ese gazpacho luzca como un elixir de dioses? Cámaras con lentes carísimas y una bandeja de plástico pintada de “rústico”. En vivo, el mismo gazpacho parece jugo de tomate olvidado en el microondas. Y no, ese “rinconcito acogedor” que venden es, en realidad, una mesa pegada al baño con un ficus moribundo de compañía. Eso sí, el wifi funciona de maravilla… para subir tu reseña en tiempo real.

¿Te has quedado con hambre de respuestas? Aquí van las croquetas de la verdad

  • ¿Las fotos son de otro planeta?

    Sí, concretamente de Marte, donde las lentejas brillan y las ensaladas no llegan mustias en 3 segundos.
  • ¿Al menos el pan es casero?

    Si por “casero” entiendes “comprado ayer en la gasolinera”, entonces sí. ¡Bon appétit!
  • ¿Vale la pena ir “por la experiencia”?

    Solo si tu definición de “experiencia” incluye reírte de cómo un local puede vender humo… literalmente (quemaron las tostadas dos veces en una hora).

Los secretos oscuros de «la cuina de la Loli»: cuando el jamón ibérico sabe a… ¿trapo de cocina?

El jamón que no era jamón (o cómo confundir una pata de cerdo con un trapo viejo)

Corre el rumor en el barrio que en «la cuina de la Loli» el jamón ibérico tiene un *toque especial*. ¿Especial? Sí, como especial es encontrar un calcetín perdido en la lavadora. Varios valientes —o con el paladar en huelga— juran que su plato estrella sabe a trapo de fregar sucio, pero con un *bouquet* a lejía barata. ¿Ingrediente secreto? Quizá. ¿Falta de ventilación en la cocina? Seguro. Lo único ibérico en ese jamón parece ser la procedencia del cerdo… si es que era un cerdo.

La receta «mágica»: entre el descuido y la imaginación

Si te preguntas cómo logran ese sabor a textil gastado, aquí va la teoría no confirmada:

  • Trapo de cocina (literal, no metafórico).
  • Una pizca de «esto estaba en oferta».
  • Un chorrito de aceite reciclado de la freidora de 2019.
  • Toque final: dejar reposar junto a un cubo de fregona recién usado.

Los clientes más fieles insisten en que es «autenticidad pura», aunque sospechamos que confunden *autenticidad* con *indigestión*. Eso sí, nadie puede negar que el aftertaste a bayeta húmeda perdura… como un mal recuerdo.

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«¿Esto es D.O. o D.N.I.?» La polémica está servida

La denominación de origen del jamón de Loli debería ser Denominación de Olor a Humedad. Hay quien dice que, si lo pruebas con los ojos cerrados, podrías jurar que estás chupando un estropajo. ¿Experiencia gourmet? Más bien *experiencia survivor*. Eso sí, el local tiene su público: amantes del riesgo, coleccionistas de intoxicaciones leves y aquellos que creen que «lo caro no siempre es bueno» (aquí, ni es caro ni es bueno).

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¿Te atreves a preguntar? Lo que todos quieren saber sobre el «trapo gourmet» de Loli

¿El trapo usado en el jamón es de algodón orgánico?
Nos consta que no, pero si llevas el tuyo, quizá te hagan descuento.

¿Alguien ha demandado por publicidad engañosa?
Sí, pero el juez desestimó el caso al considerar que «sabor a trapo» era una metáfora poética.

¿Ofrecen el jamón con pan para disimular?
Sí, pero el pan sabe a esponja de lavar platos. *Combo perfecto*.

¿Hay opción vegana?
Claro: una servilleta usada con aceite de oliva. *Delicatessen eco-friendly*.

¿Y si pido la receta?
Te la dan… escrita en un trozo de trapo. *Autenticidad level: Loli*.

¿Sabías que los refranes fáciles pueden ser tu nueva superpotencia? ¡Descúbrelos aquí! 🎩✨

Refranes fáciles

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¿Refranes fáciles? Más bien «refranes clichés»… ¡te descubrimos el truco!

Los refranes son como los memes de tu tía en WhatsApp: todos los conocemos, nadie sabe quién los inventó y se repiten hasta el hartazgo. ¿»A quien madruga, Dios le ayuda»? Más bien «a quien madruga, le duelen las piernas y pide café intravenoso». El problema no es la sabiduría popular, sino que la usamos como si fuéramos robots programados para soltar frases hechas en vez de pensar. ¿En serio crees que «más vale pájaro en mano que ciento volando» aplica cuando hablamos de Tinder? Spoiler: no.

El truco está en la salsa (o en la falta de ella)

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Los refranes clichés son la comida rápida del lenguaje: te sacan del apuro, pero a la quinta vez saben a cartón mojado. El secreto no es prohibirlos, sino darles una vuelta como a un calcetín sucio. Por ejemplo:

  • «No hay mal que por bien no venga» → «No hay mal que por bien no venga… excepto la gastroenteritis en vacaciones».
  • «Dios aprieta, pero no ahoga» → «Dios aprieta, pero no ahoga… aunque a veces te deja en ropa interior frente a la suegra».

La gracia está en romper la expectativa, como ponerle ketchup a la paella. Que escandalice, pero que se recuerde.

¿Y si los clichés fueran un *trend* de TikTok?

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Imagina un mundo donde «en boca cerrada no entran moscas» se convierte en un challenge: ¡a ver quién aguanta más sin opinar en la cena familiar! Los refranes ganarían puntos si los actualizáramos como el sistema operativo del móvil. ¿»Ojos que no ven, corazón que no siente»? Mejor «ojos que no ven, Instagram que no llora» (y así evitamos el *stalkeo* a media noche). Eso sí, cuidado con excederse: si abusas de los clichés, terminas sonando como un loro con crisis de mediana edad.

¿Refranes clichés? Aquí las preguntas que nadie se atreve a hacer (pero todos se ríen)

¿Por qué los refranes viejos dan más cringe que un baile de Fortnite?

Porque los repetimos sin filtro, como si el mundo no hubiera cambiado desde 1890. ¿»Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente»? Hoy sería: «Camarón que se duerme, lo cancelan en Twitter».

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¿Hay forma de usar un cliché sin parecer un manual de autoayuda barato?

¡Claro! Agrégale algo inesperado. Ejemplo: «Más vale tarde que nunca… dijo nadie en una sala de urgencias».

¿Los refranes son el «Ctrl+C / Ctrl+V» de la conversación?

Totalmente. Son el copia y pega de la filosofía callejera, pero si le añades tu toque, pasas de ser un loro repetidor a un poeta de lo absurdo. Eso sí, si alguien dice «el que tiene boca se equivoca», responde: «y el que tiene WhatsApp, también». Fin de la discusión.

Refranes fáciles: cuando quieres sonar sabio pero tu cerebro está en modo «copiar y pegar»

¿Sabes ese momento en que alguien te pregunta tu opinión y, en vez de dar una respuesta coherente, tu mente solo recuerda “A quien madruga, Dios le ayuda”? Claro, porque soltar refranes es como poner *Ctrl+C / Ctrl+V* en una conversación. ¿Para qué pensar en algo original si ya hay 500 años de sabiduría popular empaquetada en frases que hasta tu abuela repite mientras pela patatas? Eso sí, cuidado: si abusas de los dichos, terminarás sonando como un loro filosófico que repite *“Agua que no has de beber…”* cada vez que alguien estornuda.

Los 3 refranes estrella para salir del paso (y que todos odiamos en secreto)

  • “No hay mal que por bien no venga”: La respuesta universal cuando rompes el jarrón de la suegra y necesitas justificar por qué ahora “hay más espacio para decorar”.
  • “Ojos que no ven, corazón que no siente”: Traducción: “Sí, vi tus mensajes, pero prefiero hacerme el sueco hasta que el problema desaparezca solo”.
  • “Más vale pájaro en mano que ciento volando”: O sea, “¿Para qué aspirar a algo mejor si esto medio funciona?”. El lema de los conformistas profesionales.

Lo gracioso es que estos refranes son como los emojis: sirven para todo, pero nadie sabe exactamente qué significan. ¿“Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”? ¿Estamos hablando de crustáceos perezosos o de que hay que comprar café en la oficina? Da igual. Lo importante es decirlo con cara de sabiduría ancestral, aunque por dentro estés calculando si hoy toca pizza o sushi.

¿Refranes fáciles? Te respondo sin soltar otro dicho (o casi)

¿Cómo usar refranes sin parecer un robot de la abuelidad?
Simple: mézclalos con algo de vocabulario del siglo XXI. Ejemplo: *“Guarda ese screenshot, que más vale pájaro en mano que 100 en el iPhone”*. Modernidad y tradición, como los churros con chocolate, pero en versión TikTok.

¿Existen refranes para cuando los refranes fallan?
Sí, se llama “Googlear frases inspiradoras” y terminar usando algo de Bob Esponja. Eso sí, si te pillan, di que es un proverbio noruego del siglo XVIII. Funciona el 90% de las veces.

¿Y si quiero impresionar a alguien que odia los refranes?
Fácil: invéntate uno. Algo como *“Gato con pan bajo la lluvia, asegura WiFi hasta en la cuñada”*. Nadie lo entenderá, pero sonarás místico… o como un candidato a un electroshock.

Rhinodouche Sal: ¿El Secreto Nasal Que Revoluciona Tu Rutina (Y Tu Sense of Humor)?

Rhinodouche sal

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¿Por qué rhinodouche sal es el invento más ridículo desde el paraguas para pulgas?

Imagina un mundo donde las pulgas llevan paraguas y los rinocerontes necesitan ducharse con sales especiales. Rhinodouche Sal aparece para competir por el título de «¿Quién desperdició más tiempo diseñando esto?». ¿Su misión? Supuestamente «purificar el aura cósmica de los rinocerontes urbanos». Sí, porque claramente lo que le faltaba a la fauna metropolitana era un spa de lujo para ungulados. Si el paraguas para pulgas era una broma del siglo XVIII, esto es el meme físico de la década.

¿Qué contiene este prodigio? Según su etiqueta: «esencia de cristal del Himalaya, energía lunar capturada en laboratorios suizos y un 90% de marketing». Venden un kilo de sal rosa con instrucciones para frotar rinocerontes imaginarios (o reales, si tienes uno en el jardín). El kit incluye un manual de meditación para paquidermos y un certificado que dice «yo contribuí a la extinción de la cordura». Si alguna vez te preguntaste cómo gastar 50 euros en algo más inútil que un diccionario en braille para murciélagos, ¡felicidades!

Y no hablemos de sus «testimonios». Usuarios juran que su rinoceronte interior se siente más zen tras usar el producto. Otros admiten: «compré esto porque el envase combina con mi almohada». La próxima vez, mejor regala una caja vacía y di que es «aire de unicornio». Al menos ahorras en envío.

¿Ya te ríes? Preguntas que demuestran que esto es real (o no)

  • ¿Funciona en hipopótamos? Mejor no arriesgues. Podrían demandarte por publicidad engañosa.
  • ¿Vale para sazonar la comida? Técnicamente sí, pero preferirías chupar una piedra. No apto para humanos… ni para rinocerontes.
  • ¿Hay versión para mí mismo? Claro: métete en una bañera llena de sal y sueña que eres un mamífero en peligro de extinción. Efecto similar garantizado.
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Bonus track: errores épicos al usarlo

  1. Confundirlo con sales de baño normales. Tu piel quedará más brillante que el caparazón de un escarabajo.
  2. Ofrecérselo a un rinoceronte de verdad. Spoiler: te embiste antes de leer la etiqueta.
  3. Intentar explicarlo en una cena familiar. Tu tía te recomendará un psicólogo.

¿Te quedaste con cara de «WTF»? Nosotros también

Entre esto y los zapatos para patos, la humanidad claramente necesita un recreo. Rhinodouche Sal no soluciona el cambio climático, pero al menos nos hace reír (o llorar) frente al espejo. ¿El verdadero propósito? Recordarnos que el límite entre la genialidad y el delirio es una línea muy, muy fina. Y esta sal la cruzó corriendo.

Rhinodouche sal: cuando quieres estornudar como un rinoceronte con resaca

¿Qué diantres es esto y por qué tu nariz lo necesita?

Imagina que un rinoceronte, tras una noche de fiesta en la sabana, despierta con ganas de expulsar un estornudo que reviente las nubes. Eso es Rhinodouche sal: el polvo mágico que convierte tus estornudos en eventos épicos. No es para alérgicos tímidos ni para quienes susurran al sonarse. Aquí hablamos de potencia nasal nivel «¡corred, que se cae el edificio!». La fórmula secreta incluye… bueno, nadie lo sabe, pero huele a eucalipto mezclado con orgullo salvaje.

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Instrucciones de uso (o cómo evitar que tu cerebro salga por la nariz)

Agitar el frasco antes de usar (importante: no cerca de abuelitas ni macetas frágiles).
Paso 1: Inhalar con la fuerza de un elefante resfriado.
Paso 2: Esperar 3 segundos mientras tu sistema nasal se pregunta qué demonios acabas de hacer.
Paso 3: Liberar un «¡ACHÚS!» que espante a los vecinos, despeje las tuberías y, de paso, te deje la cabeza más ligera que un globo de helio.
Advertencia: puede provocar que los perros del barrio empiecen a aullar en clave de sirena.

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¿Y esto no es peligroso? Preguntas que surgen después del tercer estornudo

¿Puedo usarlo para impresionar en una primera cita?
Claro, si tu objetivo es que te recuerden como «esa persona que estornudó y rompió la copa de champán». Eso sí, lleva gafas de bucear por si las risas.

¿Sirve para sustituir el café matutino?
Mejor. Un estornudo de Rhinodouche sal activa más neuronas que un espresso doble. Eso sí, no garantizamos que tu alma vuelva al cuerpo antes del mediodía.

¿Qué hago si el estornudo se queda a medias?
Grita «¡COBRA KAI NUNCA MUERE!» y repite el paso 2. Funciona el 90% de las veces (el otro 10% implica llamar a un exorcista).

¿Es compatible con la vida social?
Depende. Si «vida social» incluye concursos de volumen o ahuyentar vendedores puerta a puerta, sí. Para lo demás… cruza los dedos y ten pañuelos de reserva.

¡Alerta! ¿Llegamos al… nivel 3 de emergencia? Descubre cómo sobrevivir (y reír) en modo apocalipsis light

Nivel 3 de emergencia

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Nivel 3 de emergencia: ¿en serio otra vez o es que mi gato aprendió a prender la alarma?

¡Otra vez el maldito bip-bip-bip de la alarma! ¿Es un simulacro? ¿Un error técnico? ¿O acaso Mr. Bigotes decidió que las 3 AM son la hora ideal para practicar parkour sobre el panel de control? Si tu casa parece el escenario de *Misión Imposible* cada dos semanas, sospechar del felino es más lógico que creer que el vecino de arriba tiene un taller de martilleo nocturno. El Nivel 3 de emergencia es esa fase en la que ya no sabes si evacuar, llamar a los bomberos o comprarle a tu gato un contrato de influencer para que moneticé sus travesuras.

¿Qué incluye exactamente este nivel de caos? Te lo resumo en códigos rojos:
Código Peludo: Huellas de patitas sobre el teclado de la alarma (sospechoso número uno: el que ronronea en tu regazo).
Código Despertador No Autorizado: La sirena suena JUSTO cuando lograste dormirte después de tres tazas de café descafeinado (¿casualidad? Nah, táctica gatuna).
Código “¿En Serio?”: Llegas a revisar la alarma y encuentras un botón *“cancelar emergencia”* lleno de… ¿marca de dientitos? ¡Condenado a la cárcel de caricias!

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¿Y si el gato quiere ser el nuevo Chuck Norris?

Imagina la escena: tu alarmista de cuatro patas salta desde el estante, aterriza en modo *ninja* sobre el dispositivo y ¡pum!, activa el protocolo de evacuación. Mientras tú buscas las llaves con sueño, él se lame la pata como si nada. El nivel 3 es su obra maestra, el equivalente gatuno a pintar un bigote en la Mona Lisa. ¿Solución? Poné la alarma en modo “si tocas esto, te quedás sin atún”, aunque todos sabemos que los tratados internacionales prohíben negociar con terroristas… eh, *mininos*.

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Miau-rorismos comunes: cuando tu gato es fan de las emociones fuertes

¿Puede un felino declarar una emergencia real?
Sí, pero solo si interfiere con su horario de siesta. Si la alarma suena durante su reposo, preparate para una mirada de *“esto lo arreglo yo”* seguida de un zarpazo al sistema.

Cómo evitar que el gato use la alarma de DJ
Cubre los botones con cinta, poné un peluche de perro al lado o simplemente aceptá tu destino: tu casa ahora es una discoteca de sirenas y pelos flotando.

¿Es legal culpar al gato?
Según la Ley de Compañeros Peludos, artículo 3, párrafo “¡Yo no fui!”, los humanos somos responsables de todo caos generado por orejas puntiudas. Lo siento, no hace falta abogado: pagá con snacks.

Nivel 3 de emergencia: cuando el apocalipsis zombi es la excusa perfecta para no ir al gym

Gimnasio vs. Cerebros en conserva: la batalla definitiva

Imagina esto: suena la alarma del móvil, te pones las mallas deportivas y, de repente, ¡BAM! Noticias confirman que hordas de zombis merodean el parque donde haces jogging. ¿Prioridades? Sobrevivir > abdominales. El nivel 3 de emergencia no es solo para huracanes o invasiones alienígenas, ¡es tu carta bajo la manga! ¿Para qué sudar en la cinta si tu nueva rutina incluye esquivar mordiscos y perfeccionar el lanzamiento de latas de atún? Spoiler: correr de un no-muerto quema más calorías que el spin class… y sin pagar mensualidad.

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Lista de supervivencia (apta para vagos posmodernos)

  • Excusa validada por Netflix: Si Brad Pitt sobrevivió en World War Z sin hacer burpees, tú también puedes.
  • Dieta apocalíptica: Los zombis odian el aguacate. Coincidencia? No. Komplejo de inferioridad low-carb.
  • Entrenamiento funcional: Subir escaleras porque el ascensor está lleno de vecinos con mal aliento… ¡y sin pulsiómetro!

Zombis: el personal trainer que nunca pediste

Olvida al monitor que grita “¡otra sentadilla!”. Ahora tu motivación es un tipo con medio rostro desprendido persiguiéndote por el estacionamiento. ¿Progress overload? Sí, porque si escapas hoy, mañana el zombi cojea un 5% más rápido. Eso sí, cuidado con usar “prefiero guardar energía para el apocalipsis” como excusa perpetua: si llega el día X y solo has entrenado el pulgar para scrollear memes, ni los CDC podrán salvarte.

¿Y si los zombies también hacen deadlifts? Preguntas incómodas

¿Qué hago si un zombi me reta a flexiones?
Corre. No por honor, sino porque seguro hace trampa (tiene brazos frescos, literal).

¿El gimnasio ofrece seguro anti-mordiscos?
Revisa la letra pequeña de tu membresía. Si no cubre “daños por colapso civil”, mejor quédate en casa viendo The Walking Dead.

¿Puedo contar como cardio los gritos de pánico?
Absolutamente. Subir el ritmo cardíaco mediante terror existencial es la nueva tendencia wellness. #ZombieFit

¿Sirve de algo llevar una mancuerna en la mochila?
Solo si planeas usarla para romper cabezas… o como lastre mientras finges tu propia muerte entre los contenedores de proteína.


*Nota mental: Si el apocalipsis se cancela, igual puedes argumentar estrés post-traumático… o que te comiste el cerebro del coach que te obligaba a hacer dominadas.*