Foto extraida del video de Youtube
¡Citas osakidetza: cuando esperar se convierte en tu nuevo hobby (y nadie te avisó)!
La fila infinita: donde el tiempo pierde todo sentido
¿Alguna vez has sentido que el universo conspira para que tu vida gire en torno a un teléfono, una web y una voz automatizada que te dice “su llamada es importante para nosotros”? Bienvenido al club de los maestros del hold musical. Aquí, aprenderás a distinguir entre el tono de espera de Osakidetza y tu canción de reggaetón favorita. Spoiler: ambos suenan igual de eternos. ¿Y qué decir de la web? Refrescar la página cada 30 segundos se convierte en un ritual místico. Pro tip: si logras sacar cita antes del apocalipsis zombi, celebra con una tarta. O con una siesta.
Niveles de espera: del “próximo mes” al “vuelva a intentarlo en 2123”
El sistema de citas de Osakidetza tiene más fases que una relación tóxica:
- Fase 1 – Optimismo inocente: “¡Hoy sí que pillo hora para el médico!”.
- Fase 2 – Negociación desesperada: “¿A las 3 AM? ¡Vale, pero que sea en Vitoria!”.
- Fase 3 – Aceptación mística: “Si mi dolor de espalda sobrevive hasta 2025, igual me opero”.
Eso sí, la espera tiene sus ventajas: ya sabes explicar en euskera qué es una radiografía, dominas el arte de rellenar formularios con los ojos cerrados y tu paciencia impresionaría a un monje tibetano.
“¿Y si me pongo enfermo mientras espero?”: la ironía cósmica
Ah, la pregunta del millón. Porque la vida es así de cómica: te sale una urgencia justo cuando tu cita está a dos años luz. ¿Solución? Aprendes a improvisar. ¿Dolor de muelas? Gárgaras de whisky (el de la abuela, que pica más). ¿Esguince? Una venda y un tutorial de YouTube. Eso sí, si sobrevives, tendrás material para un stand-up comedy. Y si no… al menos ya no necesitarás la cita.
¿Te arden las preguntas más que la paciencia? Aquí van respuestas (sin esperar 40 minutos en línea)
¿Hay trucos para NO envejecer mientras espero?
Sí: aprende a tejer bufandas. Para cuando tengas la cita, habrás creado un negocio de moda invernal.
¿Qué hago si el bot de la web me manda a urgencias por un resfriado?
Agradece el drama. Y ve preparando el discurso para explicar en triaje que solo necesitabas un pañuelo.
¿Es normal soñar con que me atiende un médico hecho de tonos de espera?
Totalmente. Incluso has creado un remix mental con el “*su llamada está siendo transferida*”. Streaméalo en Spotify, igual se vuelve viral.
Citas osakidetza para dummies: el laberinto burocrático que ni el minotauro resolvería
Cuando el portal de citas no es Tinder, sino Osakidetza
Imagina entrar en un laberinto donde, en vez de un minotauro, te esperan pantallas de carga eternas, mensajes tipo *“su sesión ha expirado”* y un teléfono que suena más que el despertador de un procrastinador. Así es pedir cita en Osakidetza. El sistema online parece diseñado por un gremlin con resaca: si logras encontrar la especialidad correcta entre 45 opciones que suenan a jeroglíficos médicos (¿Oftalmología o Traumatología? ¡Sorpresa! Son primos lejanos), ya mereces una medalla. Eso sí, si la web no se cuelga antes de confirmar la hora, claro.
El teléfono: el unicornio de las comunicaciones
Llamar al número de citas es como intentar contactar con el Yeti: todos hablan de él, pero nadie lo ha visto. Cuando por fin te atienden (tras escuchar 17 veces la canción de *“espera, por favor”* en versión elevator music), la conversación suele ser así:
– Tú: “Hola, quería pedir cita para…”
– Sistema automático: “Ha dicho *‘para comprar entradas de cine’*. ¿Es correcto?”
Repite esto hasta que tu paciencia se convierta en cenizas o alguien humano aparezca (lo que ocurra primero).
Trucos para no morir en el intento (o al menos fingirlo)
– Horario místico: Intenta conectarte a las 8:00 AM en punto. Si el reloj marca 8:00:01, ya has perdido.
– Vocabulario de supervivencia: Aprende a distinguir entre *“consulta programada”* (traducción: “te veremos en 2045”) y *“urgencia”* (traducción: “si no sangras, vuelve mañana”).
– Fe en el karma: Si logras una cita, guárdala como si fuera el último trozo de chocolate en una dieta. ¡Es más valiosa que un billete de lotería!
¿Te has perdido en el laberinto? Rescatamos tus dudas (y tu cordura)
¿Por qué piden mis datos 18 veces si YA ESTOY REGISTRADO?
Porque el sistema necesita confirmar que no eres un robot… o que, al menos, estás lo suficientemente desesperado como para ser humano.
¿Hay citas a las 3 AM?
Sí, pero solo para fantasmas con dolor de espalda. Los mortales debemos conformarnos con horarios de oficina (y suerte extrema).
¿Qué hago si la web se traga mi cita?
Enciende una vela, reza a San Google y actualiza la página. Si no funciona, repite el ritual añadiendo café. La magia tecnológica funciona con cafeína.
¿Es normal querer gritar después de intentarlo?
Completamente. De hecho, si no sientes el impulso de lanzar el router por la ventana, es que no lo estás haciendo bien. ¡Bienvenido al club!