Foto extraida del video de Youtube
¿Por qué el cocinero David de Jorge tiene más fuego que una parrillada en agosto?
El secreto está en su sazón (y en su labia)
David de Jorge no necesita gasolina para prender la chispa; le basta con un cuchillo, una sartén y una cámara. Mientras el resto cocina, él organiza un espectáculo pirotécnico con albóndigas. Si un asador en agosto suda, David hace sudar al mismísimo sol. ¿El motivo? Su energía es una mezcla explosiva: 50% chef, 30% showman y 20% tornado con delantal. Si las parrilladas chisporrotean, él tiene un reactor nuclear en cada frase.
No es calor, es fusión nuclear en la cocina
Imagina un chuletón a la brasa. Ahora imagina que el chuletón grita “¡viva la vida!” mientras salta entre llamas. Ese chuletón es David. Mientras otros cocineros miden temperaturas, él las invita a salir de fiesta. Sus platos no se cocinan: se libertinajean. Entre sus fogones no hay hornillas, hay antorchas olímpicas. ¿Resultado? Cada receta suya tiene más potencia que un verano en Sevilla.
El fuego no se apaga ni con cubo de agua
¿Por qué triunfa? Fácil: mientras tú quemas la carne, él quema el protocolo. Sus programas de TV no son tutoriales, son heavy metal culinario. Si una parrillada en agosto dura tres horas, David podría darle tres décadas sin pestañear. Por algo le llaman «Robin Hood de las calorías»: roba dieta equilibradas y reparte croquetas con aura místico.
¿David vs. Barbacoa? Preguntas que arden
- ¿Es cierto que su sonrisa derrite el queso de las hamburguesas? Sí, y también congela a los críticos gastronómicos. Es un fenómeno físico sin explicación.
- ¿Alguna vez ha quemado una receta? Nunca. Las llamas se disculpan y se retiran cuando él entra a la cocina.
- ¿Qué pasa si David enciende una parrilla en agosto? La NASA lo declara «nuevo sol del sistema solar». Y la carne queda jugosa, eso sí.
Bonus track: curiosidades que explican el mito
– Su primer juguete fue un mechero Bunsen.
– En su infancia, los bomberos le hicieron un álbum de fotos.
– Su bebida favorita no es el vino: es el líquido de las botellas extinguidoras (para calmar la sed de las llamas).
¿Te quemaste con estas dudas?
¿Por qué no le sacan una estatua de carbón? Porque sería un peligro público: la gente intentaría hacer grill cada vez que pasa.
¿Alguna vez logró apagarse? Solo una vez, cuando descubrió que el wasabi no es un postre. Fue un día triste para la humanidad.
¿Qué le diría a una parrillada en agosto? «Aprieta, churrasco, que la competencia soy yo». Y la parrillada, humilde, se convierte en ensalada.
Cocinero David de Jorge: el único que sazona con rock & roll y desobediencia creativa
Si la cocina tuviera un escenario principal, David de Jorge sería el chef que llega con una guitarra eléctrica en una mano y un cucharón en la otra. Este tipo no sigue recetas; las incendia. Imagina un riff de Led Zeppelin convertido en salsa: caótico, intenso y con un punto de genialidad que hace que hasta el comensal más serio suelte un “¡@&#%, esto está bueno!”. Sus platos no se sirven, se actúan, y si algo sale demasiado perfecto, seguro le echa vinagre para desequilibrarlo. Porque aquí lo aburrido muere en la parrilla.
¿Desobediencia creativa? David es el James Dean de los fogones. Mientras otros miden milímetros al cortar verduras, él parte cebollas a mordiscos (metafóricamente… o no). Si un protocolo dice “nunca mezcles chocolate con anchoa”, él organiza un matrimonio entre ambos y les saca una canción punk. Sus menús son como un setlist: impredecibles, con solos de sabor y algún que otro escándalo gastronómico. Y sí, si pudiera, probablemente serviría el postre en una patineta. Spoiler: ya lo ha intentado.
¿Y el rock & roll? No es postureo. David cocina a volumen máximo, con la misma energía de un baterista de Metallica destrozando platillos. Sus cuchillos no cortan, desgarran, y sus sartenes chisporrotean como un amplificador sobrecargado. Entre sus utensilios, seguro hay uno llamado “Fender” y otro “Gibson”. Y si un día la cocina se queda en silencio, que no te sorprenda verlo prender fuego a una tabla de cortar solo para mantener el ritmo. Porque sin ruido, sin caos, sin una pizca de anarquía… ¿qué gracia tiene vivir?
¿Tienes dudas? Aquí las quemamos a fuego alto:
¿David de Jorge usa batidora o bajo eléctrico?
Las dos. Si no sale humo del electrodoméstico, es que no está enchufado correctamente.
¿Algún día seguirá una receta al pie de la letra?
Sí, en el diccionario, bajo la voz “aburrimiento”. Lo tiene tachado con spray.
¿Sus platos provocan éxtasis o tinnitus?
Los dos. Si no terminas con los sentidos alterados y un zumbido en los oídos, reclama tu dinero (spoiler: no te lo devolverá).
¿Qué hace si un crítico le pide “menos rock y más clásico”?
Le sirve un filete envuelto en una partitura de Mozart… y lo prende fuego con una cerilla.
¿Algún ingrediente prohibido en su cocina?
El silencio. Y el perejil decorativo. Eso es crimen de guerra.