El American Staffordshire Terrier se conoce popularmente con la versión corta de su nombre: Amterrier o Amstaff. Es una raza que tiene su origen en Inglaterra pero que se ha desarrollado en los Estados Unidos y que a menudo se confunde con el Pitbull ya que tienen un aspecto similar y orígenes comunes.
El carácter del american staffordshire terrier es, contrariamente a lo que aparentan, muy amistoso. Es un perro que en un ambiente adecuado es un excelente guardián, no es propenso a los ladridos y muestra un carácter tranquilo. Le encantan los niños y sabe jugar con ellos de manera responsable siendo un excelente compañero de juegos para ellos. A veces, pueden llegar a ser muy protectores con los niños de su familia.
Si se crían con otros animales pueden convivir perfectamente con ellos, incluidos los gatos. Un Amstaff equilibrado es un fantástico compañero de piso para humanos y otras mascotas.
Una raza no exenta de polémica
Esta raza de perros está incluida dentro de la lista de perros potencialmente peligrosos en muchos países, entre ellos España. Esto ha hecho que se convierta en una raza polémica. Su apariencia fiera y su potencia física hacen que muchas personas los miren con gran desconfianza sin conocer nada sobre su verdadero carácter.
Tampoco ayuda el hecho de que muchos de estos animales vayan a parar a manos de gente joven que quiere presumir de un animal imponente pero que tiene un desconocimiento manifiesto sobre cómo educar a uno de estos animales. En algunas ocasiones, incluso alientan su lado agresivo considerando que así se harán respetar más, lo que puede ocasionar muchísimos problemas con otros animales y, por supuesto, también con personas.
Un perro que necesita de disciplina y cariño a partes iguales
A menudo se remarca mucho el hecho de que este tipo de raza necesita de mucha disciplina. El perro debe de respetar a su dueño, lo que no tiene nada que ver con temerlo o con no quererlo. Y ahí es a donde hay que llegar. El ser un amo que sepa hacerse respetar por su perro no implica tener que golpearlo o amedrentarlo. Al contrario, es posible hacerse respetar mostrando mucho cariño al animal.
En definitiva, tienen razón los que dicen que educar a un perro es, en su base, cómo educar a una persona. La receta es tan sencilla como aplicar mucha disciplina y también mucho cariño a partes iguales.