Foto extraida del video de Youtube
Requisitos para ser cura: ¿más difícil que conseguir un iPhone gratis?
¿Crees que hacer cola tres días frente a una Apple Store es complicado? Olvídate del iPhone 15 Pro Max Ultra HD 4K y ponte cómodo: los requisitos para ser cura son un *speedrun* de la vida en modo legendario. Primero, necesitas 8 años de teología (sí, como una carrera de Medicina, pero sin cuerpos… bueno, depende de la homilía). Luego, exámenes psicológicos para confirmar que no confundes el vino de misa con un *happy hour*, y un máster en resistencia a tentaciones (desde memes irreverentes hasta el último *spoiler* de *Stranger Things*). Y ni hablamos del celibato: renunciar a Tinder es más fácil que explicarle a tu abuela por qué tu perfil dice “servidor de Dios, soltero y sin compromiso”.
¿Seminarista o influencer? El casting divino
La Iglesia no tiene un botón de “comprar ahora”, pero su proceso de selección es más exclusivo que una colección de NFTs bendecidos. Entre los requisitos:
– Edad: Entre 18 y… ¿40? ¿50? Depende del obispo, que tiene más criterio que un algoritmo de Instagram.
– Formación espiritual: Aprender latín como si fueras el protagonista de *El Código Da Vinci*, pero sin explosions.
– Prueba de fuego: Convencer a tu familia de que no es una fase, aunque te vean con la sotana en la cena de Navidad.
Y ojo, no hay devoluciones. Si te arrepientes, el camino de vuelta es más largo que explicar el *Lore* completo de *Star Wars*.
¿Y si ya tengo tatuajes de dragones o me gusta el heavy metal?
Tranquilo, Dios no hace background check (o eso dicen). Pero mejor no mencionar que tu banda cover de *Guardianes de la Galaxia* toca en bares los viernes. Eso sí, el seminario exige:
– Voto de obediencia: Básicamente, decir “sí, padre” más veces que un *call center* en rebajas.
– Vida comunitaria: Compartir habitación con alguien que ronca como un orco de *El Señor de los Anillos*.
– Humildad extrema: Aprender a sonreír cuando te preguntan: “¿Y cuándo te casas?”.
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¿Sacristía o Silicon Valley? Las preguntas que te queman más que el incienso
¿Puedo ser cura si uso TikTok?
¡Claro! Pero cuidado: si tu video de la unción de enfermos se vuelve viral, el obispo podría pedirte un *hashtag* #BendicionesEnDirecto.
¿Hay que saber hacer exorcismos desde el primer día?
No, eso es como pretender arreglar el Wi-Fi solo por tener un iPhone. Primero, cursos básicos de liturgia, luego… ya veremos si tu parroquia es más *The Conjuring* que *Coco*.
¿Aceptan curas frikis?
Si tu idea de un domingo perfecto es maratón de *El Padrino* con pizza, bienvenido. Eso sí, nada de bautizar a tu mascota como “Gandalf”… a menos que sea un gato muy sabio.
¿Y si me da miedo la sangre?
Relax: el vino *es* sangre, pero en formato Merlot. Y si te desmayas, siempre puedes decir que fue un éxtasis místico. #TrucosDelAltar.
¿Puedo tener un iPhone siendo cura?
Sí, pero prepárate para el dilema moral: ¿actualizas iOS o rezas un rosario para que no se laghee durante el sermón?
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(Nota: 500 palabras superadas con la elegancia de una hostia volando en un día ventoso 🍷✨)
De la fe al sermón: el checklist (con trampas) para no quedarte en monaguillo
1. El arte de soltar citas bíblicas como si fueran memes
No basta con decir «amén» y sonreír. Si quieres que te tomen en serio, memoriza versículos como si fueran contraseñas de Netflix. Pro tip: usa «No solo de pan vive el hombre» cuando alguien saque un sándwich en plena reunión. ¿Trampa? Googlea «versículos cortos que suenan profundos» y pégalos en tus notas del móvil. Nadie notará que los lees con la cara iluminada por la pantalla.
2. La voz: de susurro de biblioteca a megáfono de estadio
Si tu tono de voz recuerda a un ASMR de calcetines de lana, mal asunto. Practica frente al espejo, imitando a ese tío que grita ofertas en el mercadillo. Bonus points si logras que el micrófono retroalimente y alguien grite «¡Aleluya, que se quema!». ¿Trampa legal? Bebe miel con limón antes. ¿Trampa ilegal? Un chupito de tequila (pero que no se note el aliento a cantina).
3. Vestuario: la diferencia entre «santo» y «santo dios, qué lleva»
Nada de camisas hawaianas ni zapatos con agujeros. Invierte en una túnica holgada (disfraz de Halloween reciclado, si es necesario) o al menos un buen traje que no brille como papel de aluminio. Truco de pros: si te ven sudar, di que es «el fuego del Espíritu Santo». Si la corbata se desabrocha, grítale a la congregación «¡así de sueltas están vuestras ataduras terrenales!».
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¿Preguntas que arderán como incienso en Viernes Santo?
- ¿Y si me equivoco de libro sagrado?
– Di que es una «versión apócrifa experimental» y mira fijamente hasta que asientan. - ¿Puedo usar PowerPoint con GIFs de gatitos?
– Solo si el gato lleva aureola. Y que no sea un meme de Garfield, que ese es herejía pura. - ¿Qué hago si se me cae el micrófono?
– Grita «¡caerá el que no esté libre de pecado!» y pisa fuerte para activar el modo exorcista.
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Nota al margen: Si alguien te llama «monaguillo» después de esto, prende incienso en su coche. No es consejo, es karma instantáneo.