Foto extraida del video de Youtube
¿Sacyl Conecta o Sacyl Desconecta? El misterio del wifi en el búnker sanitario
¿Alguna vez intentaste conectarte al wifi de Sacyl y sentiste que estabas descifrando el código de la *Tumba de Tutankamón*? El búnker sanitario parece tener una relación amor-odio con las ondas electromagnéticas. Un día funciona, otro día… *poof*, desaparece como el azúcar en una consulta de endocrinología. Los empleados juran que la contraseña cambia cada vez que alguien pronuncia “baja laboral” en voz alta. Y ni hablemos de la velocidad: si el wifi fuese una ambulancia, llegaría tarde hasta a su propio bautizo. ¿4G? Aquí somos más de *“4GotYou”*.
¿Dónde está el router? ¿Lo tiene secuestrado el duende de las radiografías?
Rumores dicen que el router está escondido en el sótano, entre frascos de muestras biológicas y el esqueleto que usan en traumatología para asustar a los residentes nuevos. Los técnicos de sistemas entran con un casco, una linterna y un crucifijo… por si las *tibier waves* se rebelan. Mientras, los usuarios hacen rituales ancestrales: reiniciar el móvil 17 veces, bailar la coreografía de *“Despacito”* o susurrar *“por favor, necesito enviar este informe”* a la pantalla. Lista de cosas más confiables que el wifi de Sacyl:
– El café de la máquina expendedora (sabe a calcetín quemado, pero al menos está siempre ahí).
– La luz parpadeante del baño del cuarto piso.
– La promesa de que “pronto llegará la renovación de contrato”.
¿Es un tema de seguridad nacional o solo mala suerte?
Algunos teorizan que el wifi lento es un protocolo antiestrés: si te desesperas lo suficiente, olvidas que tenías que rellenar 83 formularios antes de las 14:00. Otros creen que es una estrategia para que los médicos practiquen la paciencia… o para que los pacientes en espera no se distraigan con TikTok. Lo único claro es que, cuando por milagro te conectas, sientes que has ganado el bingo cósmico. Eso sí, si logras enviar un WhatsApp, recibes una medalla virtual (y el respeto de tus compañeros).
Lo que todos quieren saber: ¿Sacyl tiene pacto con el diablo… o con Telefónica?
Preguntas que duelen más que una vacuna sin algodón en alcohol:
– ¿La contraseña del wifi es “PrimeroLaSalud” o “PrimeroLaPaciencia”?
*Mito:* si adivinas la clave, te dan un día libre. *Realidad:* te piden que reinicies el router.
– ¿Por qué el wifi funciona mejor en verano?
*Posible respuesta:* las ondas se derriten con el calor y se esparcen más rápido. O los becarios tienen tiempo de soplarle a los servidores.
– ¿El “búnker sanitario” usa tecnología de los 80 o es solo vibra retro?
*Se dice* que el sistema se actualizó en 1997, pero se arrepintieron y volvieron al fax.
– ¿Si llevas tu propio router, te declaran héroe o hereje?
*Precaución:* puede que IT te mire como si hubieras llevado un tamagotchi a una cirugía robótica.
Sacyl Conecta: la pesadilla que no necesita botón de «apagado» (porque siempre está en modo hibernación)
Cuando el «eterno cargando» se convierte en tu terapeuta
Sacyl Conecta no es una app, es un curso acelerado de paciencia zen con lag. Imagina intentar acceder a tu historial médico y, mientras la pantalla se queda más blanca que un fantasma en una sábana, recibir un mensaje tipo: *«Cargando… o no, tú sigue esperando, humano»*. Lo único que funciona a la primera es el icono de «cerrar sesión», que, irónicamente, se activa solo cuando menos lo necesitas. ¿Actualizaciones? Las hay cada dos eclipses lunares, y siempre dejan la sensación de que el sistema fue programado con un tamagotchi en coma.
Errores que tienen más vidas que un gato con suerte
Si los mensajes de error de Sacyl Conecta fueran postales, tendrían una colección digna de Museo del Louvre:
– «Error 404: Tu voluntad de vivir no se encuentra en este servidor».
– «Vuelve a intentarlo… o no, total, ¿qué más da?».
– «Sesión expirada (como tu esperanza)».
La autenticación en dos pasos debería llamarse autenticación en dos semanas, porque entre que recibes el SMS y logras colarte en el portal, ya te han salido canas y has aprendido a tejer.
¿Funciona? Sí, como un despertador en vacaciones
Sacyl Conecta tiene más modos de hibernación que un oso en el Ártico. ¿Quieres pedir cita? Primero supera el minijuego de encontrar el botón activo entre 35 pestañas grises. ¿Intentas subir un justificante? Prepárate para un viaje místico: la app lo «subirá» a un limbo digital donde los archivos van a retirarse emocionalmente. Eso sí, si algún día logras entrar, recibirás una notificación tipo: *«¡Felicidades! Has gastado 3 horas en lo que un fax haría en 1985»*.
Preguntas que nadie quiere hacer (pero todos nos hemos hecho)
¿Sacyl Conecta funciona mejor si le rezo a San Google?
Las oraciones no están validadas por el protocolo HTTPS, pero un incienso junto al router nunca está de más. Eso sí, si ves que la pantalla parpadea, no es un milagro: es que alguien reinició el servidor con una patada.
¿Por qué mi sesión expira antes que un yogur?
Es un mecanismo de defensa. Sacyl Conecta asume que, si tardas más de 30 segundos en hacer clic, has entrado en estado de letargo irreversible. Te desconecta «por tu bien», dicen.
¿Algún día tendrá un botón de «apagado»?
Imposible. Si lo apagaran, se descubriría que detrás hay un hamsters zombi corriendo en una rueda. Mejor dejarlo en su eterna siesta digital, por el bien de la humanidad.