Citas Sergas: ¡Convierte Tu Espera en una Aventura Médica con Estilo (y Pocas Colas)!

Foto extraida del video de Youtube


Citas sergas: cuando la paciencia se convierte en superpoder

¿Alguna vez has sentido que esperar una cita médica es como entrenar para una maratón… pero sin la parte divertida de correr? Las citas sergas son ese nivel de espera donde el reloj parece haberse aliado con el universo para recordarte que, sí, eres mortal y el tiempo es una ilusión. Entre el «llega 15 minutos antes» y el «el doctor está retrasado», uno empieza a cuestionar si en realidad está en una lista de espera o en un reality show oculto. ¡Bienvenido al gimnasio de la paciencia, donde cada minuto extra es una flexión mental!

Si logras sobrevivir a dos horas viendo revistas de decoración de los años 90 en la sala de espera, felicidades: has desbloqueado el modo zen. El superpoder aquí no es aguantar sin pestañear, sino encontrar el equilibrio entre no maldecir en voz alta y sonreírle a la recepcionista como si su «ahorita lo atienden» no fuera el equivalente a un «siguiente año, tal vez». ¿El truco? Imaginar que cada minuto de espera te da puntos para canjear por un café gratis (spoiler: nadie te dará café, pero la fantasía ayuda).

Y luego está el nivel maestro: la espera telefónica con el gobierno. Ahí, la paciencia no es un superpoder, es un traje de Iron Man. Después de escuchar 17 veces la misma canción instrumental que suena como el soundtrack de un ascensor en el infierno, desarrollas habilidades telepáticas. ¿Cómo? Porque jurarías que la operadora te escuchó pensar «¡colgaré!» y justo entonces dice «no abandone, por favor». Coincidencia… o no.

¿Ya perdiste la cabeza? Preguntas que todos nos hacemos (y algunas respuestas que inventamos)

¿Cómo no volverse un meme de frustración en medio de la espera?
Fácil: lleva un cuaderno y escribe un diario titulado «Crónicas de la silla incómoda». O intenta adivinar la vida de los demás pacientes basándote en sus zapatos. ¿Elegante señora con tacones? Claramente escapó de una boda. ¿Chico con crocs? Sobreviviente de una crisis existencial.

¿Existe un récord mundial por la cita más larga?
No oficialmente, pero si juntas todas las horas que has perdido en consultorios, podrías haber aprendido a hablar finlandés. O al menos a pronunciar «perdonen la demora» en 15 idiomas.

¿Y si el tiempo de espera fuera en realidad un impuesto disfrazado?
Shhh, no reveles el secreto. Pero entre nosotros: ¿nadie más sospecha que esas dos horas extra son para que asimilemos que, al salir, tendremos que volver a pedir cita? *Cue música dramática de telenovela*.

Ahora, si me disculpan, tengo que llamar a mi seguro médico. Dicen que en solo 90 minutos me atienden… o eso prometieron hace una hora. 🕶️

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Citas sergas y el arte de envejecer esperando (¡trae tu propio esqueleto!)

Cuando tu cita es más lenta que un caracol con sueño

¿Alguna vez has sentido que esperar una cita serga es como ver crecer el musgo en tiempo real? Te presentas con tu mejor sonrisa (y tu esqueleto de repuesto, por si la osteoporosis se pone celosa), listo para conquistar el mundo… y entonces la espera golpea. Minutos que se convierten en horas, horas que se convierten en arrugas. ¿Qué hacer? Aprende a tejer bufandas con el hilo de tu paciencia, colecciona telarañas como decoración vintage o practica yoga facial para evitar que tu ceño se quede en modo ceño fruncido permanente. Pro tip: lleva un termo de café. No para beberlo, sino para medir el tiempo según la temperatura del líquido. ¡Ciencia aplicada!

El manual no escrito de las citas sergas: edición abuelitos rebeldes

Las reglas son simples:

  • Si tu cita llega antes de que te salgan canas, es amor verdadero (o un milagro).
  • Si llegas a los 80 y aún esperas, conviértete en influencer de TikTok bailando cumbia con tu andador.
  • Nunca confíes en alguien que promete “llegar en cinco minutos” sin especificar en qué década.

Y recuerda: envejecer esperando no es fracasar, es acumular historias para escribir una autobiografía que rivalice con Cien años de soledad. Eso sí, con más chistes malos y menos realismo mágico.

¿Y si mi esqueleto se aburre antes que yo?

Ahí está el truco: mantén tus huesos entretenidos. Organiza maratones de telenovelas con tu costilla favorita, juega al bingo con las falanges o aprende a silbar con la mandíbula (útil para llamar a las citas perdidas). Si todo falla, siempre puedes disculparte con un “lo siento, mi fémur tiene otros planes” y salir corriendo. Bueno, trotando. O arrastrando los pies, que tampoco es plan de matarse.

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¿Preguntas que nadie hizo pero todos pensamos?

¿Cómo evitar que la espera me convierta en estatua humana?
Fácil: adopta un perro que ladre cada vez que alguien diga “ahorita voy”. Ejercicio físico + terapia anti-mentiras.

¿Es normal que mi primera cita serga sea posmenopáusica?
Totalmente. Piensa en ello como en un vino: algunos se vuelven ácidos, otros… siguen siendo uvas en una caja. ¡Salud!

¿Y si mi esqueleto consigue novia antes que yo?
Celebra su suerte y pídele consejos. Después de todo, él sí sabe mantener la estructura en una relación. *ba dum tss*.