Foto extraida del video de Youtube
Pinocho y su nariz: ¿el primer influencer de las fake news?
¿Qué pasaría si Pinocho hubiera nacido en 2024? Probablemente, su nariz habría roto Instagram, TikTok y hasta el algoritmo de X (antes Twitter). El muñeco de madera más famoso del mundo no solo mentía: ¡hacía *spoiler* de sus embustes en tiempo real con ese apéndice nasal que crecía como si fuera un meme viral! Si hoy en día los influencers venden batidos mágicos o prometen viajes gratis, Pinocho fue el OG (Original Guasonte) de las mentiras creativas. Eso sí, con un *detallito*: su nariz lo delataba más rápido que un *fake* en WhatsApp.
La nariz que hackeó el sistema (antes de que existiera el sistema)
Imagina el drama: cada vez que Pinocho soltaba un «¡El colegio está cerrado!» o «¡Los burros vuelan!», su nariz se convertía en el primer fact-checking de la historia. Sin bots, ni inteligencia artificial, solo un trozo de madera con conciencia propia. ¿Lecciones aprendidas?
- Transparencia involuntaria: Si tu nariz crece al mentir, mejor no jugar al póker.
- Viralidad orgánica: Un castillo, una ballena y un padre carpintero. ¿Sucesos reales? Nah, pero el chisme pegó más que un retuit de Elon Musk.
- Engagement garantizado: ¿Quién necesita likes cuando tienes a un grillo sermoneándote 24/7?
De mentiras piadosas a «fake news» con certificado de madera
Pinocho no mintió sobre cosas aburridas como «la Tierra es plana» o «el agua moja». ¡No! Él se fue a lo épico: convertirse en un niño de verdad (spoiler: lo logró, pero la peli duró 80 años). Su estrategia fue simple: mezclar fantasía, drama y un toque de caos. Justo como esos hilos de Twitter que aseguran que las vacunas tienen microchips… pero con más estilo y menos pantallazos de Wikipedia. Eso sí, si hubiera dicho «comparte esto o te crecerá la nariz», hoy tendríamos un planeta lleno de Cyranos.
¿Y si Pinocho tuviera OnlyFans? 🤔
Bromas aparte, el tema es claro: la nariz de Pinocho es el emoji de la alarma de fake news. En un mundo donde un deepfake de Messi vendiendo té de manzanilla podría volverse tendencia, nuestro amigo de madera es el recordatorio de que, al final, la verdad siempre sale… por la nariz.
🔥 Preguntas que nadie hizo pero igual respondemos 🔥
¿Pinocho habría sido cancelado en redes sociales?
Sin duda. Entre el síndrome de la nariz larga y su amistad con unos cuantos estafadores, hasta Twitter le pondría una alerta de «Cuenta ficticia».
¿Su nariz funcionaría con mentiras piadosas como «sí, abuela, tu pastel está riquísimo»?
Según los puristas, cualquier mentira activa el efecto mágico. Así que cuidado: un «te queda genial ese pelo» podría dejarte como un tapir en plena selva.
¿Habría sido influencer de Skims o de una marca de extensiones nasales?
Con ese dominio del crecimiento express, seguro Kardashian le ofrecía colaboración. #NarizDeInfleuncia #Ad.
Pinocho confiesa: «mis mentiras no son lo peor, ¡mi carpintería sí!»
¿Imaginabas que el *verdadero* drama de Pinocho no era su nariz de metro y medio, sino su habilidad para convertir un trozo de roble en un peligro público? El muñeco de madera más famoso del mundo ha soltado el chisme: “Prefiero que me crezca la nariz hasta Lisboa antes de volver a tallar una silla”. Y sí, si alguna vez te sentaste en uno de sus bancos, entenderás por qué Geppetto terminó con más astillas en el trasero que dignidad.
Cuando la madera llora… ¡y los clientes también!
La carpintería de Pinocho es como su ética laboral: “Prometo entregar en tres días” (traducción: *te aviso cuando los gorriones hagan nido en tu estantería*). Sus creaciones incluyen:
– Sillas que desafían las leyes de la gravedad (y cualquier esperanza de soportar más de 50 kilos).
– Mesitas “cojas” que bailan flamenco con el mínimo soplo de viento.
– Marcos para fotos tan retorcidos que hasta los paisajes se ven con baja autoestima.
Y ni hablemos de su intento de hacer una casa para pájaros: los loros le demandaron por daño psicológico.
“No es que sea malo, es que la sierra me tiene manía”
El problema no es solo su técnica, ¡es que los árboles se niegan a colaborar! Según Pinocho, los troncos huyen de su taller más rápido que él de sus responsabilidades. Y no es para menos: su último proyecto, un armario “de diseño”, tenía más grietas que su excusa de *“es un estilo rústico, papá”*. Eso sí, el marketing lo tiene claro: “Si no te gusta, ¡di que es arte abstracto!”.
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¿Qué le preguntarías a un muñeco de madera con autoestima baja?
¿Cuál es tu “obra maestra”?
La silla que se convirtió en parrilla después de un asado familiar. ¡Ahora la llaman “la carbonara”!
¿Algún cliente satisfecho?
El fuego. Cada vez que intento hacer leña, arde con un entusiasmo que asusta.
¿Herramienta favorita?
La mentira. Al menos con ella no termino clavándome el formón en el pie… otra vez.
¿Recomiendas tu taller?
Solo si quieres aprender a rezar. Cada vez que uso la sierra eléctrica, hasta Geppetto se encomienda a San José (patrón de los carpinteros, por si no captas el chiste).
¿Y si te conviertes en niño de verdad?
¡Correré a contratar a un Ikea! La única forma de salvar al mundo de mis “creaciones”.
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Ahí lo tienes: Pinocho, el único carpintero cuya madera tiene más venas dramáticas que una telenovela de las 3 p.m.. Si alguna vez te ofrecen un mueble suyo, recuerda: mejor pide factura… ¡y un seguro contra traumatismos! Porque, entre una mentira y un estante torcido, al menos la primera no te deja cicatrices. 😉