Foto extraida del video de Youtube
Hotel boutique en la bahía de Plentzia: donde el lujo y el chapuzón se dan la mano
Cuando el mar te abraza (y el sofá también)
Imagina despertarte con el sonido de las olas susurrándote *“hola, guapo”* mientras te estiras en una cama que parece hecha de nubes recubiertas de algodón egipcio. Ese es el hotel boutique de Plentzia: un lugar donde el lujo no es un accesorio, sino el compañero de viaje obligatorio. Cada habitación está diseñada para que te sientas como el protagonista de una película de espías que, en vez de perseguir villanos, persigue siestas frente a vistas panorámicas de la bahía. ¡Incluso el minibar tiene mejor estilo que tu armario en casa!
¿Te preocupa que tanta elegancia se lleve mal con el *plan playero*? ¡Aquí hasta las toallas son trapitos de seda disfrazados de albornoces! Da igual si vienes del agua salada o de una jornada de *pintxos*: el hotel sabe camuflar arena entre mármoles brillantes y aromas a velas de coco. Eso sí, cuidado con confundir el jacuzzi con la piscina… uno es para relajarse, el otro para hacer surf *indoor* (mentira, los dos son para relajarse, pero qué bien suena).
Detalles que hacen “¡Hostia, esto mola!”
Olvídate de los hoteles donde el “detalle” es un sobre con la factura. Aquí te reciben con cava vasco y un mapa de los mejores *txiringuitos* de la zona (spoiler: están a dos pasos). Las habitaciones tienen nombres tipo *“Marea Alta”* o *“Atardecer en Bikini”*, y no, no es marketing: si abres la ventana, el mar está tan cerca que casi puedes darle un codazo. ¿Y el baño? Más grande que el estudio que alquilas en la ciudad, con productos de belleza que ni tu ex en su etapa *influencer*.
¿Qué incluye la experiencia?
– Desayunos con zumos detox (o café con churros, que tampoco juzgamos).
– Terraza privada para selfies con la bahía de fondo (el mejor filtro es la realidad, pero si quieres usar Instagram, allá tú).
– Servicio de conserjería que sabe más de Plentzia que Google Maps (y con mejor humor).
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Lo que tus dudas preguntan antes de que las pronuncies
¿Puedo traer a mi perro/chihuahua/pez dorado?
¡Claro! Aquí las mascotas tienen derecho a spa canino y galletas con forma de ancla. Eso sí, si tu perro se hace amigo de un delfín, nos avisas.
¿Es apto para los que odian la arena en la cama?
Totalmente. Tenemos un sistema secreto de limpieza que combina tecnología láser y señoras con escoba que sonrien mientras barren. Cero granitos incómodos, máximo relax.
¿Hay opciones para los que no saben estar quietos?
Surf, paddle, paseos en barco… o si lo prefieres, clases de cómo sostener una caña sin caerte del muelle. Y si te aburres, siempre puedes contar las olas. Llevamos 15 años y nadie ha pasado de 3.
¿Y si quiero organizar una boda/fiesta de pijamas/reunión de fans del txakoli?
Tenemos salones con vistas que harían llorar a un robot. Solo una condición: el pastel debe llevar boquerones o txistorra. Lo dice la tradición (mentira, lo decimos nosotros).
¿Las plantas están permitidas?
Si tu suculenta tiene más estilo que un *instagramer* noruego, bienvenida. Si se llama Paco y habla, mejor reserva dos noches.
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Ahí lo tienes: un hotel donde el lujo no es postureo y la diversión no tiene horario. ¿Necesitas más? ¡Las críticas dicen “mejor que la casa de mi suegra”! (Y eso ya es un éxito).
¿Buscas un hotel boutique en la bahía de Plentzia? Aquí no sirven café de máquina (y otras 5 razones para elegirnos)
1. Aquí el café sabe a café (y no a pisapapeles con azúcar)
¿Te has preguntado por qué en algunos hoteles el desayuno parece un experimento fallido de la NASA? Nosotros no. Nuestro barista prepara cada taza con granos recién tostados y cero botones de máquina automática. Si tu idea de vacaciones incluye líquido que huele a neumático quemado, sentimos decepcionarte (pero en serio, ¿quién quiere eso?).
2. Camas que no suenan como bolsas de patatas fritas
Olvídate de colchones que crujen más que una galleta María bajo una apisonadora. Nuestras habitaciones tienen sábanas de algodón egipcio y almohadas que te abrazan como tu abuela cuando le dices que le quedó bien el bizcocho (aunque estuviera seco). ¿Prueba de fuego? Te despertarás preguntándote si eres un humano o un flan de lo bien que dormiste.
3. WiFi rápido, ascensor lento (y otros detalles que importan)
– Velocidad de internet: Suficiente para subir 50 stories de Instagram en 3 segundos.
– Velocidad del ascensor: Calculada para que te dé tiempo a arrepentirte de ese tercer cóctel.
– Toallas: Más esponjosas que el ego de un influencer en pleno directo.
– Vistas: Bahía de Plentzia sin filtros (el único «HD» real que existe).
¿Te lo preguntaste? Nosotros contestamos (con café recién molido)
¿Aceptáis mascotas?
Sí, pero con condiciones: si tu perro sabe usar mejor el iPhone que tú, tiene derecho a exigir almohada extra.
¿Hay minibar?
No. Tenemos maxibar: vino local, cervezas artesanales y snacks que no saben a cartón mojado.
¿Podéis garantizar que no pondréis música de ascensor?
Solo sonamos jazz los martes, reguetón los viernes (para bailar con la aspiradora) y silencio premium el resto del tiempo.
¿Y si quiero quedarme para siempre?
Lo entendemos. Ofrecemos descuentos en terapia para la crisis post-check-out.