Foto extraida del video de Youtube
Pastillas, sprays y otros inventos de la farmacia: ¿realmente funcionan o son puro cuento?
Pastillas: ¿la magia en cápsula o placebo disfrazado de arcoíris?
Las pastillas que prometen hacerte bailar tango con el metabolismo o domesticar el colesterol como a un perro chihuahua tienen un problema: muchas son como ese amigo que dice «yo pago» y luego se esfuma. Los suplementos para la memoria, por ejemplo, suelen tener más efecto placebo que un curso de meditación impartido por una alpaca. Eso sí, ¡ojo con las pastillas «naturales»! Que vengan de una planta no las exime de causar efectos secundarios dignos de una película de terror. ¿Funcionan? Algunas sí, pero otras son como comprar un billete de lotería: la esperanza es lo último que se pierde.
Sprays: el arte de rociar ilusiones (y poco más)
¿Sprays para dejar de roncar? Suenan tan bien como usar un extintor para apagar una vela. Los de sueño rápido son los reyes: te echan un chorro de lavanda en la cara y esperan que te derritas como un helado al sol. Lo curioso es que, según estudios, algunos hasta funcionan… si crees en ellos más que en el horóscopo. Pero atención: los sprays nasales descongestionantes son una relación tóxica. Te alivian al instante, pero usarlos más de tres días seguidos y acabarás necesitándolos como un vampiro necesita sangre.
Gadgets farmacéuticos: ¿innovación o chatarra con manual?
Desde parches que «liberan energía cósmica» hasta dispositivos de ultrasonidos para ahuyentar resfriados, la farmacia parece una ferretería de pseudociencia. Los parches para adelgazar son campeones: se pegan en la piel y… ¡nada! Como ponerse un chicle debajo de la rodilla. Y no hablemos de los aparatos de luz azul para el acné, que prometen milagros pero brillan igual que el led de tu nevera. ¿Sirven? Si tu criterio es «mejor eso que rezarle a un tupper», quizá.
¿Te Quemaste con el Spray Milagroso? Resolvemos Tus Dudas (Sin Venderte Humo)
¿Cómo sé si un producto farmacéutico es útil o solo marketing?
Fácil: si su publicidad incluye un abuelo corriendo una maratón después de usarlo o palabras como «revolucionario» y «científicamente no comprobado», huye. Revisa estudios independientes, no los que aparecen en su web junto a fotos de stock de personas sonriendo con batas de laboratorio.
¿Y si lo «natural» es mejor?
El veneno de serpiente también es natural, y mira. Que un spray lleve romero y aceite de koala no garantiza que funcione. Eso sí, huele bien, lo cual ya es un punto a favor… para tu almohada.
¿Existe algo más inútil que una pastilla para crecer el pelo?
Sí: un libro de autoayuda escrito por un cactus. Pero ojo, hasta los placebos tienen su público. Si perder 20 euros en pastillas de colágeno te hace feliz, ¿quién soy yo para juzgar? (Aunque podrías gastarlo en tacos y ser igual de feliz, pero bueno).
Ronquidos vs. Tu pareja: cómo sobrevivir a la guerra nocturna (sin gastar en remedios de farmacia)
El arte de dormir junto a un jet humano
Imagina esto: es medianoche, tu pareja ronca como si intentara ganar un concurso de imitación de motosierra, y tú estás ahí, con los ojos tan abiertos que podrías contar las estrellas en el techo. ¿Solución? Tapones para los oídos con estilo. Sí, esos cilindros de espuma que te hacen parecer un personaje de科幻电影. Si eso falla, prueba con una playlist de «sonidos relajantes» (léase: ballenas cantando mezcladas con lluvia tropical). El truco es ahogar el ruido… o al menos fingir que estás en un documental de la BBC.
Posiciones estratégicas y almohadas como armas
La culpa no es totalmente del roncador. A veces, dormir boca arriba convierte a cualquiera en una aspiradora defectuosa. Aquí va la táctica secreta:
- Coloca una almohada extra bajo su espalda para que ruede de lado. ¡Voilà! Menos gravedad + más comodidad = silencio (o algo parecido).
- Si se niega a moverse, usa el método «abrazo incómodo». Envuelve tus brazos alrededor de ellos como si fueras un pulpo cariñoso. El 70% de las veces funciona… el otro 30% termina en un codazo en las costillas.
Cuando el ronquido es un deporte extremo
Si los trucos caseros no bastan, quizá sea hora de negociar como en la ONU. ¿Un ultimátum? «Cariño, o dejas de sonar como un trombón congestionado o mañana duermo en el sofá… con el gato». Otra opción: invierte en una planta de menta para la habitación. No hay evidencia científica, pero el olor a chicle gigante podría distraer a tu cerebro del apocalipsis sonoro.
¿Preguntas que despertaron a medio mundo pero aquí están las respuestas?
¿Dormir en habitaciones separadas es rendirse?
¡Para nada! Es como una relación a distancia… pero horizontal y con wifi compartido. Eso sí, pacten días de «cama unida» para no perder la costumbre.
¿Los sprays nasales de menta caseros funcionan?
Mezclar agua con aceite esencial y disparar a las fosas nasales podría ser divertido (y picante). Eso sí, prepárate para que tu pareja huyera de la habitación… por los estornudos.
¿Roncar puede ser un talento oculto?
Si alguna vez hay una Olimpiada de Ruidos Nocturnos, tu media naranja tiene la medalla de oro asegurada. Hasta entonces, mejor enfocar esa «habilidad» en soluciones creativas.