Visitas: 0
Foto extraida del video de YoutubeMientras la naturaleza se adorna con sus colores extravagantes, el otoño señala al jardinero el momento de realizar un trabajo meticuloso pero imprescindible. Para los árboles frutales, esta estación de transición hacia el descanso invernal es un período crucial. Los cuidados brindados durante estas pocas semanas inciden directamente en el vigor de los árboles y en la abundancia de futuras cosechas. Lejos de ser el final del ciclo, el otoño es en realidad una promesa de renovación, siempre que tomemos las medidas adecuadas. Desde la poda hasta la enmienda del suelo y la protección contra enfermedades, cada acción es una inversión para la próxima temporada.
Podar árboles frutales para estimular su crecimiento.
La poda de otoño es un procedimiento delicado que no debe tomarse a la ligera. Su objetivo principal es limpiar el árbol y preparar su estructura para la primavera. A diferencia de la poda de fructificación, que suele realizarse en invierno o verano, se trata más bien de una poda de mantenimiento.
Poda sanitaria: limpieza imprescindible
El objetivo principal es eliminar del árbol todo aquello que pueda debilitarlo o convertirse en caldo de cultivo para enfermedades. Esto implica eliminar metódicamente :
- Ramas muertas o rotas, que son puntos de entrada de hongos y parásitos.
- Las ramas que se cruzan o rozan, como heridas creadas por el roce, pueden infectarse.
- Ramas enfermas o con signos de cancro. Es imprescindible realizar un corte limpio en madera sana, aguas abajo de la zona afectada.
Él es crucial realizar esta operación con herramientas perfectamente desinfectadas. Una podadora o una sierra pasada con alcohol de 70° entre cada árbol evita la propagación de patógenos de un sujeto a otro. El corte debe estar limpio y biselado para facilitar el flujo del agua y la cicatrización.
Dilución para iluminación y ventilación.
Un árbol demasiado denso es un árbol vulnerable. La falta de circulación de aire en el corazón de las ramas favorece la aparición de enfermedades fúngicas como la sarna o el oídio. La poda de raleo consiste en retirar algunas ramas sanas pero mal situadas, especialmente aquellas que crecen hacia el interior del árbol. El objetivo es crear una silueta de copa, donde la luz pueda penetrar hasta el centro. Esto promueve una mejor maduración de la fruta y una mejor salud general del árbol.
Una vez finalizadas estas operaciones de poda, es igualmente importante preocuparse por la salud general del tronco y de las ramas restantes.
Limpiar árboles y eliminar cuerpos fructíferos momificados.
Un árbol sano es un árbol limpio. El otoño es el momento ideal para una limpieza importante que eliminará las fuentes de infección y brindará refugio a las plagas que hibernan. Este paso es complementario a la poda sanitaria.
Erradicar los frutos momificados
Los frutos que quedan en el árbol después de la cosecha, secos y arrugados, son auténticos caldos de cultivo para enfermedades. Estas “momias” suelen portar el hongo. Moniliaresponsable de la pudrición del fruto. Él es imperativo para retirarlas manualmente del árbol y recoger las que hayan caído al suelo. Sobre todo, no los echéis en el compost: hay que quemarlos o tirarlos a la basura doméstica para evitar futuras contaminaciones.
Cepilla los troncos para eliminar plagas.
La corteza de los árboles viejos, a menudo cubierta de musgo, líquenes y trozos de corteza levantada, proporciona un escondite perfecto para las larvas y los huevos de muchos parásitos (polilla de la manzana, pulgón lanudo, etc.). Cepillar suavemente el tronco y las ramas principales con un cepillo de cerdas duras, como un cepillo de quackgrass, ayuda a desalojar estos elementos no deseados. Esta acción mecánica, sencilla y ecológica, reduce considerablemente la población de plagas para la primavera siguiente. Después del cepillado, conviene aplicar en el tronco un lavado a base de cal o arcilla, que tendrá una acción higienizante e insecticida.
La limpieza mecánica es una primera línea de defensa eficaz, pero a menudo debe complementarse con tratamientos específicos para garantizar una protección completa.
Tratamiento de árboles contra enfermedades y plagas.
Después de que caen las hojas, los árboles quedan inactivos. Este es el momento adecuado para aplicar tratamientos preventivos que actuarán en profundidad sin riesgo de quemar el follaje. Estos tratamientos tienen como objetivo eliminar las formas de hongos y parásitos que hibernan.
Tratamientos fungicidas tradicionales
La mezcla bordelesa, una mezcla de sulfato de cobre y cal, sigue siendo un tratamiento estándar en el otoño. Es eficaz contra muchas enfermedades criptogámicas, como la curvatura de la hoja del melocotón, la sarna del manzano y del peral y el mildiú velloso. Se recomienda una primera pulverización justo después de la caída de las hojas, seguida de una segunda al final del invierno, justo antes de la brotación (los cogollos florecen). Nuestra instrucción es pulverizar bien por todo el follaje, incluido el tronco.
Alternativas y complementos ecológicos
Para los jardineros que deseen limitar el uso de cobre, existen alternativas. Los tratamientos a base de aceites blancos (o aceites de parafina) son eficaces para asfixiar las formas invernantes de muchos insectos (cochinillas, ácaros, huevos de pulgón). Estos aceites se aplican en invierno, en tiempo seco y fuera de periodos de heladas. A continuación os dejamos una tabla comparativa para verlo más claro:
| Tratamiento | Objetivo principal | Período de solicitud | Observaciones |
|---|---|---|---|
| mezcla bordelesa | Enfermedades fúngicas (sarna, ampollas, mildiú velloso) | Otoño (caída de hojas) y fin del invierno. | Respetar las dosis para evitar la acumulación de cobre en el suelo. |
| Aceites blancos | Insectos invernantes (cochinillas, ácaros, huevos) | Invierno, libre de heladas | Acción por contacto y asfixia. No tóxico para las abejas. |
| Lavado de lima | Larvas, hongos en el tronco. | Finales de otoño/invierno | Acción higienizante y preventiva. También protege contra fuertes variaciones de temperatura. |
Proteger el árbol en la superficie es una cosa, pero asegurar su vigor también requiere una nutrición adecuada en sus raíces.
Enriquece el suelo con abono y mantillo.
Un árbol frutal extrae del suelo los nutrientes necesarios para su crecimiento y producción. El otoño es la estación ideal para reponer las reservas del suelo y protegerlo para el invierno.
Nutre profundamente con enmiendas orgánicas
Después de una temporada de producción, el suelo en la base de los árboles suele estar agotado. Por tanto, es beneficioso un aporte de enmiendas orgánicas. El abono casero maduro o el estiércol descompuesto son ideales. Basta con raspar ligeramente la superficie del suelo en toda el área ubicada encima de la copa del árbol, sin dañar las raíces superficiales, luego esparcir una capa de 3 a 5 centímetros de abono. Las lluvias de otoño y la vida del suelo harán que los nutrientes lleguen gradualmente a las raíces.
Proteger el suelo y las raíces con mantillo.
El mulching, o “mulching”, consiste en cubrir el suelo con una capa de materiales orgánicos. Este sencillo gesto tiene múltiples ventajas en otoño:
- Protege las raíces superficiales de las heladas.
- Limita el desarrollo de malas hierbas no deseadas en primavera.
- Mantiene buena humedad en el suelo.
- Al descomponerse, enriquece el suelo con humus.
Se pueden utilizar diversos materiales para el acolchado: hojas muertas sanas, recortes de hierba seca, trozos de ramas (BRF), paja, etc. Lo ideal es una capa de 10 a 15 centímetros. Sólo hay que tener cuidado de dejar el cuello del árbol (la base del tronco) despejado para evitar el riesgo de que se pudra.
El otoño, con su suelo aún cálido y húmedo, es también la época más favorable para ampliar tu huerto.
Plantar nuevos árboles frutales en otoño.
Contrariamente a la creencia popular, el otoño es la mejor estación para plantar árboles frutales vendidos a raíz desnuda. La famosa máxima “En Sainte-Catherine, toda madera echa raíces” encuentra aquí todo su significado.
Los beneficios de plantar en otoño
Plantar un árbol entre octubre y diciembre le da todo el invierno para desarrollar su sistema radicular. Cuando llegue la primavera, el árbol ya estará bien establecido y podrá dedicar su energía a producir hojas y nuevos brotes. Tendrá así una mejor recuperación y una mayor resistencia a la sequía estival del año siguiente. Los árboles de pepita (manzanos, perales) y la mayoría de los árboles de piedra (cerezos, ciruelos) se prestan especialmente bien a esta plantación temprana.
Pasos para una siembra exitosa
Para garantizar una recuperación exitosa, se deben seguir algunos pasos clave. Primero, prepare el hoyo de plantación con al menos dos semanas de anticipación. Debe ser ancho y profundo, aproximadamente dos o tres veces el tamaño del cepellón o cepellón. Es recomendable descompactar bien el fondo y las paredes. Antes de plantar, hay que “revestir” las raíces del árbol: las que están dañadas se cortan limpiamente y se remojan en un praliné (una mezcla de agua, tierra y estiércol) para favorecer la hidratación y el contacto con el suelo. Luego se coloca el árbol en el hoyo, asegurándose de que el punto de injerto esté muy por encima del nivel del suelo. Llénelo con una mezcla de tierra de jardín y abono, empaquete ligeramente y forme un recipiente de riego antes de regar abundantemente, incluso si llueve.
Acoger nuevos árboles es algo excelente, pero también hay que pensar en atraer aliados naturales que contribuyan a la salud del huerto.
Instalar cajas nido para promover la biodiversidad
Un huerto sano es un ecosistema equilibrado. Fomentar la presencia de fauna auxiliar es una estrategia de control biológico muy eficaz y totalmente natural. El otoño es el momento ideal para instalar refugios que serán descubiertos y adoptados por sus futuros ocupantes antes del invierno.
Los pájaros, preciosos aliados
Los carboneros, en particular, son grandes consumidores de insectos. Un solo par de carboneros comunes puede devorar miles de orugas, pulgones y otras larvas para alimentar a sus crías. Instalar cajas nido adaptadas a su tamaño (con un orificio de vuelo de aproximadamente 32 mm de diámetro) es una excelente manera de atraerlos al huerto a largo plazo. Allí encontrarán refugio durante el invierno y estarán listas para anidar en primavera, cuando las plagas comiencen su ciclo.
Consejos de instalación y mantenimiento.
Para que sean efectivas, las cajas nido deben estar bien ubicadas. Deben fijarse a una altura de 2 a 4 metros, sobre el tronco de un árbol o un poste, con el orificio de vuelo orientado al este o sureste para evitar vientos dominantes y altas temperaturas. La forma correcta de hacerlo es limpiarlos cada año, a fines del otoño, después de que se hayan ido los últimos polluelos, para eliminar los nidos viejos y los posibles parásitos. Un simple cepillado y aclarado con agua limpia es suficiente.
Cuidando la fauna silvestre cerramos el círculo del mantenimiento respetuoso e integral del huerto.
El otoño en el huerto es, por tanto, una estación activa, donde cada acción prepara el éxito de las futuras cosechas. Desde la poda precisa hasta el enriquecimiento del suelo, pasando por la limpieza sanitaria y la acogida de la biodiversidad, estas acciones forman un todo coherente. Permiten que los árboles pasen el invierno en las mejores condiciones y comiencen la primavera con todo el vigor necesario para producir frutos sabrosos y abundantes. Un jardinero con visión de futuro es un jardinero recompensado.