Foto extraida del video de Youtube
Madrid está más alta que un chihuahua… pero no tanto como el everest
¿Sabías que Madrid está a 650 metros sobre el nivel del mar? O sea, si pones un chihuahua de pie (con zapatitos de tacón, imaginación al poder), la ciudad le gana en altura. Pero si comparas la capital con el Everest, la cosa se pone como un pulpo en un garaje: 8.849 metros de diferencia. Ni con una escalera de tijera de IKEA. Eso sí, Madrid tiene su propia altura de postín: suficiente para que en invierno te congeles las pestañas, pero sin necesidad de contratar sherpas para subir a la azotea de Cibeles.
¿Por qué importa esto? Porque la altitud afecta hasta cómo se infla la tortilla. A 650 metros, el punto de ebullición del agua es más bajo que en la playa, así que los huevos se ponen más quisquillosos. Eso explica por qué en Madrid hay tantos bares: si la cocina sale mal, siempre queda la caña. Y no, no es lo mismo escalar el Everest que subir a Las Ventas caminando, pero ambas actividades requieren oxígeno (o una buena tapa de calamares para reponer fuerzas).
Si Madrid fuera un tuit, sería: «No soy plana, tengo desnivel». La ciudad está más alta que Denver (sí, la del equipo de baloncesto), pero menos que La Paz, donde hasta los refrescos tienen hipoxia. Aquí no necesitas aclimatarte como un astronauta, aunque en agosto el calor te haga creer que estás en Marte. Eso sí, nuestra montaña más famosa es la de deuda pública, pero esa es otra historia…
¿Madrid está en las nubes? Y otras dudas que ni te habías planteado (pero ahora sí)
¿Afecta la altitud a la hora de pedir una caña?
Rotundamente no. La gravedad funciona igual, y el camarero tampoco te oirá mejor desde arriba. Eso sí, la espuma sabe igual de bien a cualquier altura.
¿Podría un chihuahua con tacones ganar a Madrid en un concurso de altura?
Técnicamente, un chihuahua promedio mide 23 cm. Con tacones de 30 cm… ¡sorpresa! Madrid sigue ganando por 649,47 metros. Mejor que el perrito se dedique al *street style* y deje la geografía en paz.
¿Hay riesgo de mal de altura en Gran Vía?
Solo si te gastas 200 euros en unas zapatillas y luego ves el extracto bancario. El «soroche» urbano se cura con una siesta y un bocadillo de calamares. Recomendado por el 99% de los taxistas.
¿Por qué no hay alpacas en Madrid si estamos tan «altos»?
Porque aquí las «alpacas» son de deudas, y ya tenemos suficientes. Además, los corralitos urbanos están ocupados por terrazas de verano.
¿Se puede esquiar en Madrid?
En Valdesquí, a 78 km, sí. En la Puerta del Sol, solo si alguien derrama una slushie gigante. Aviso: el ayuntamiento no limpia nieve ficticia.
¿Por qué los madrileños no presumimos de altura? (spoiler: no es por modestia)
La geografía nos jugó una mala pasada (y no, no es el Manzanares)
Madrid está más alta que un chotis en verbenas, literal: 664 metros sobre el nivel del mar. Pero ojo, que vivir en la azotea de España no se traduce en estatura. Todo lo contrario. La teoría más aceptada entre científicos de terraza es que, al estar tan cerca de las nubes, el oxígeno se reparte con tacañería. ¿Resultado? Crecimos como los tomates de Ciudad Lineal: con entusiasmo, pero sin exagerar. Eso sí, nadie nos gana en altivez (que no altura) cuando hablamos de quién tiene la mejor plaza.
El metro: el gran ecualizador social
Si quieres entender por qué los madrileños somos así de compactos, pruébalo:
- Línea 1 a las 8:30 am: Un masterclass en yoga extremo donde, por ley no escrita, tu cabeza debe caber bajo la axila del de al lado.
- Andenes de Nuevos Ministerios: Aquí la selección natural premia a los que doblan las cervicales con gracia.
La moraleja: sobrevivir al transporte público nos dejó sin espacio (y sin centímetros) para crecer.
La genética de la tortilla debate
Dicen que los madrileños somos mezcla de migraciones, guerras napoleónicas y botellones en la M-30. Nuestro ADN es un batiburrillo donde el gen «crece, anda» compite con el «siéntate y pide una caña». Además, ¿para qué necesitamos ser altos si tenemos el ego a la altura del Edificio España? Preferimos invertir en tacones de diseño para pisar fuerte en Malasaña que en estirarnos como espárragos de La Armuña.
Lo que preguntarías si no tuvieras prisa por pillar sitio en la terraza
¿Es verdad que en Madrid se compra el pan agachándose?
Rotundamente sí. Las panaderías tienen puertas bajas para que entremos en modo chulapo (postura semicurvada, sombrero inclinado). Es un entrenamiento ancestral.
¿Y los jugadores de baloncesto de la ciudad?
Ah, esos son turistas. O hijos de padres que se saltaron la dieta a base de cocido. Excepciones que confirman la regla.
¿Algún truco para parecer más alto en las fotos de Cibeles?
Subirse a los leones (no recomendado), usar rayas verticales (efecto óptico) o colarte detrás de un madrileño auténtico. Spoiler: no costará encontrarlo.
¿Influye que el Oso y el Madroño mida solo 4 metros?
¡Claro! Es nuestro espejo público. Si el símbolo de la ciudad fuera un rascacielos, igual nos esforzábamos. Pero con un plantígrado de piedra, ¿qué esperabas?
¿Y si uso zapatos con plataforma en Sol?
Te aplaudiremos por el esfuerzo, pero te delatarán las rodillas al esprintar para coger el 27. Aquí la elegancia se mide en velocidad, no en centímetros.