Foto extraida del video de Youtube
¿Alzocaire hostal boutique o «boo-tique»? Descubre por qué el susto está incluido en el precio
Si pensabas que un hostal boutique era sinónimo de velas aromáticas, música new age y almohadas con plumas de ganso criado en spa, Alzocaire te dará una bofetada de realidad (o mejor dicho, un susto de cortesía). Aquí, las luces parpadean no por ambientación romántica, sino porque el fantasma de la anterior dueña, Petra, odia a los huéspedes que usan calcetines con chanclas. Las paredes no susurran poesías, ¡gimen! Y el servicio de habitación no trae chocolates… a menos que cuentes las cucarachas de mentira que aparecen bajo la almohada. ¿Boutique o boo-tique? La línea es tan fina como la habilidad del recepcionista para fingir que no hay nadie detrás de ti cuando subes al ascensor.
El precio incluye desayuno, wifi y… experiencias paranormales personalizadas. ¿Te apetece un despertador a las 3:00 am con ruidos de cadenas arrastrándose? ¡Es gratis! ¿Una sombra en el espejo del baño mientras te cepillas los dientes? Eso es el pack básico. Si reservas la suite “Espanto Deluxe”, obtienes un espectro que susurra tu nombre en el oído mientras duermes (y un kit de supervivencia con una linterna y un crucifijo de plástico). Eso sí, las quejas se atienden en la “sala de los espíritus”, donde la única respuesta es un eco tenebroso y una risa lejana.
¿Por qué Petra no quiere que te vayas sin tu dosis de adrenalina?
La leyenda local dice que Petra, la difunta anfitriona, montó este hostal para vengarse de los turistas que criticaban su gazpacho en los años 80. Ahora, su misión es asegurarse de que nadie duerma demasiado tranquilo. Las normas son claras:
- Si escuchas pasos en el pasillo a medianoche, son cortesía de la casa.
- Si la tele se enciende sola, no es un fallo técnico, es Petra recomendándote un documental sobre exorcismos.
- Y si sientes un escalofrío al pagar, no es el precio… es ella pasando la factura emocional.
¿Preguntas que te quitan el sueño (o te lo dan con efectos especiales)?
¿Se puede cancelar si me asusto demasiado?
Sí, pero Petra cobra una “tarifa de decepción fantasmal” (y te envía una carta manuscrita en tinta rosa diciendo “cobarde”).
¿Hay opción a habitación sin sustos?
Sí, se llama “la calle”. Alzocaire no hace compromisos con lo aburrido.
¿Los niños pagan extra?
No, pero si lloran, Petra les deja caramelos… que saben a hígado.
¿Aceptan mascotas?
Solo si tu perro/gato/hámster está dispuesto a compartir su cama con un duende que roba calcetines.
¿Y si quiero un fantasma de recuerdo?
La tienda de regalos vende muñecos de Petra que dicen frases motivadoras como: “Huye antes de que anochezca”.
Hostal, sí… ¿pero boutique? La crónica de una decepción con nombre fancy: alzocaire
Cuando el nombre es lo único «luxe»
Imagina reservar un sitio llamado alzocaire y llegar esperando alfombras persas, cojines de seda y un gato siamés mirándote con desdén. Nada de eso. Te recibe un recibidor con luces LED que parpadean como si fueran a anunciar el próximo _reggaetón hit_, y una recepcionista que te saluda con un «¿check-in?» tan seco que jurarías que acabas de interrumpir su partida de Candy Crush. ¿Boutique? Más bien _outlet de ilusiones_. El lugar huele a promoción de Groupon y a los calcetines que alguien olvidó bajo la cama.
El desayuno «artesanal» y otras leyendas urbanas
El menú prometía «pan recién horneado con semillas ancestrales» y «mermelada de frutos rojos recolectados en bosques emocionalmente sostenibles». Realidad: tostadas más duras que el examen de matemáticas que jamás aprobaste, un bote de Nutella abierto en 2022 y un café que sabe a agua con acné. ¿Dónde están las semillas ancestrales? Probablemente las usaron para decorar el logo del hostal. Por cierto, el zumo «natural» tenía más conservantes que un museo de cera.
La habitación: un thriller psicológico en 10m²
La foto mostraba una cama king size con sábanas de hilo egipcio. Versión real: un colchón que grita «¡llévame al fisio!» cada vez que te mueves, una almohada plana como tu entusiasmo después de ver la factura, y un cuadro abstracto que, con suerte, oculta un agujero en la pared. El baño era tan estrecho que te duchabas, cepillabas los dientes y llorabas por el dinero malgastado al mismo tiempo. Eso sí, ¡había una bata de baño! (O eso parecía hasta que descubriste que era una toalla cortada con tijeras de kinder).
¿Te mueres por saber más? Rescatamos tus dudas antes de que exploten
¿Es buen sitio para una escapada romántica?
Solo si tu idea de romance es discutir por quién se queda con el último sachet de champú.
¿Aceptan mascotas?
Sí, pero cuidado: la «alfombra boutique» del pasillo es en realidad el escondite favorito de las pulgas del perro del dueño.
¿Hay wifi?
Técnicamente sí, aunque la conexión es más inestable que tu autoestima después de leer las críticas en TripAdvisor.
¿Vale la pena pagar extra por la «experiencia boutique»?
Si consideras «experiencia boutique» compartir el secador de pelo con tres desconocidos mientras suena _Despacito_ en loop, entonces ¡felicidades, eres un privilegiado!