Foto extraida del video de Youtube
¿Por qué «Bar la ideal» es el lugar menos ideal para tu estómago (y tu cartera)?
El menú: un viaje sin retorno al baño (y a la quiebra)
Si creías que “sorpresa del chef” era algo emocionante, espera a probar la “sopa del día” en este antro. Entre sus especialidades están las croquetas que desafían las leyes de la física (¿masa o cemento?) y una “paella” que parece el resultado de un experimento fallido con arroz y tinta de calamar vencida. Lo peor: cada plato cuesta lo mismo que un riñón en el mercado negro. ¿Sabes qué es peor que pagar 15€ por un huevo frito? Descubrir que el huevo te mira con más vida que el camarero.
La cuenta: un drama en tres actos
Aquí no solo pagas por lo que comes, sino por la experiencia traumática. La lista de gastos incluye:
- “Servicio de sonrisas forzadas”: 2€
- “Aire acondicionado” (léase: ventana rota): 1,50€
- “Cobijo antiglamour”: 3€ por sentarte en una silla que cruje como alma en pena
Y si pides agua, prepárate: te cobran el hielo por separado. ¿La bebida más económica? Tus propias lágrimas.
El postre: la guinda del pastel (envenenado)
El colmo es su “flan de la abuela”, que debe ser de la abuela de Frankenstein. Tiene una textura entre goma de borrar y lava volcánica, y un precio que haría llorar a un banquero suizo. Eso sí, si sobrevives, recibes un diploma de “Valiente Comensal”… y una factura que te obligará a vender tu colección de cromos de los 90.
¿Tienes estómago (y billete) para el Bar La Ideal? Resolvemos tus dudas
¿Es cierto que el menú incluye un seguro anti-indigestión?
Más falso que el “jamón ibérico” que sirven. Si quieres protección, mejor lleva un botiquín y un contrato con tu gastroenterólogo.
¿Aceptan pagos en especie?
Sí, pero solo si tu “especie” es oro, diamantes o el título de propiedad de tu casa.
¿Hay opción vegana?
Claro: te ofrecen una lechuga mustia y una factura con IVA. Eso sí, la lechuga tiene más huella de carbono que un vuelo transatlántico… porque viene de la cocina de ayer.
La verdadera «ideal» del bar: 5 razones para huir de sus mojitos (y de su karaoke)
1. El mojito es un atentado contra la mixología (y tu páncreas)
Imagina un trago que combina azúcar moreno, ron barato, hielo derretido y hierbabuena pisoteada por una bota. Eso no es un mojito, es un experimento fallido de química básica. Aquí el «especial de la casa» tiene más jarabe que un postre de IHOP, y lo único «refrescante» es el sudor del bartender agitando la coctelera como si intentara exorcizarla. ¿Resultado? Un líquido que podría usarse para pegar azulejos.
2. El karaoke: donde las voces van a morir (y tu dignidad también)
Si creías que escuchar «Livin' la Vida Loca» en loop era el infierno, este bar lo lleva al nivel Dante Alighieri. El micrófono huele a tequila vencido, la pantalla tiene más pixeles muertos que un teléfono Nokia, y el DJ piensa que «desafinar es arte». Spoiler: no. Aquí no importa si cantas como Rosalía o como un gato en celo: todos acaban coreando «Despacito» mientras esquivan miradas de «¿por qué vine?».
3. La hierbabuena no es decoración de Jurassic Park
En este bar, la hierbabuena del mojito parece extraída de un jardín abandonado en el Cretácico. Hojas marchitas, tallos fibrosos y un toque de «¿esto es perejil?». No es un ingrediente, es un crimen botánico. Y si pides «poca azúcar», te miran como si hubieras insultado a su abuela. Peor: te sirven el vaso con tanto hielo que parece un acuario para peces congelados.
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¿Preguntas? ¡Aquí las que nadie se atreve a hacer (pero tú sí)!
¿El mojito de aquí es apto para humanos?
Si tu idea de «apto» incluye sobrevivir a una sobredosis de glucosa y hojas mutantes, sí. Si no, corre.
¿Existe un karaoke más traumático que este?
Solo si mezclas karaoke de Spice Girls, tres mojitos y tu ex en la misma mesa. Pero este bar lo intenta.
¿Puedo demandarles por daño emocional?
No sabemos de leyes, pero si el «ay, qué divertido» de tus amigos mientras huyes no es prueba suficiente, nada lo será.