¿La uchuva es la fruta que desconoces… ¿o un extraterrestre? Descúbrelo aquí: secretos y sabores del ‘oro en tu cocina’

Uchuva fruta

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Uchuva fruta: ¿la secreta arma contra el aburrimiento en la cocina? 🍊💥

¡Ah, la uchuva! Esa bolita naranja que parece un mix entre un tomate en miniatura y una linterna de hadas. Si tu vida culinaria es más monótona que un episodio de Bob Esponja sin Plankton, esta fruta es como un traje de luces en un concurso de sándwiches de jamón. ¿Que no sabes qué hacer con ella? Aquí va la revelación: sirve pa’to’. Sí, desde mermeladas que desafían las leyes de la física (¿cómo algo tan pequeño puede ser tan dulce?) hasta salsas picantes que harían llorar a un dragón. Y si te atreves, hasta en cócteles. ¿Mojito de uchuva? *Challenge accepted*.

3 formas de convertir la uchuva en tu cómplice gastronómico

  • El “¡Sorpresa, te comí!”: Deshidrata estas bolitas y mételas en ensaladas como si fueran confeti saludable. ¿Aburrida la lechuga? Boom: sabor ácido-dulce que despierta papilas gustativas dormidas.
  • La “Operación Caos Controlado”: Úntalas en una pizza. Sí, leíste bien. Queso + uchuvas caramelizadas = explosión de texturas que ni Marvel podría recrear.
  • El “Experimento Científico Casero”: Fermentarlas con miel y crear una salsa tipo kimchi… pero sin lágrimas ni dramas coreanos.

Y no, no es solo decoración para poshos que fotografían tostadas. La uchuva es como ese amigo que llega sin avisar y termina animando la fiesta: versátil, impredecible y con un toque salvaje. ¿Te imaginas usarla como relleno de empanadas? ¡Adiós, carne molida del montón! O mezclarla con chocolate negro (sí, *ese* combo existe) para un postre que te hará cuestionar todas tus decisiones anteriores.

¿La uchuva responde tus dudas o las esconde bajo su cáscara?

¿Se puede comer cruda? ¡Claro! Pero cuidado: si no te gusta el ácido con dulce, mejor quédate comiendo galletas saladas. ¿Cuánto duran? Más que tu motivación para hacer ejercicio en enero. Guárdalas en un lugar fresco y secas, no en el microwave (por si acaso). ¿Con qué NO combinarla? Con wasabi. A menos que quieras una experiencia gastronómica traumática digna de TikTok. ¿Es cara? Depende: si la compras en una tienda hipster, quizás. Pero si la cultivas en casa, solo necesitas paciencia y evitar que tu perro la confunda con pelotitas.

Ah, y por si no quedó claro: la uchuva no lava los platos. Pero te asegura que, al menos, cocinar dejará de ser tan emocionante como ver crecer el pasto. 🍊💣

Uchuva fruta: ¡más beneficios que un súperhéroe en pijama! 🦸♀️🌱

La uchuva no necesita capa para ser tu heroína diaria

Imagina una fruta que combate radicales libres mejor que tú peleando por el control remoto. ¡La uchuva existe! Con su disfraz de globito dorado, esta baya es una bomba de vitamina C, antioxidantes y minerales. ¿Su misión? Proteger tus células como si fueran el último churro en la oficina. Y no solo eso: estudios sugieren que ayuda a regular el azúcar en sangre, ¡algo que ni Superman haría sin su taza de café matutina!

¿Piel radiante o sistema inmunológico a prueba de estornudos? ¡Ella elige ambas!

La uchuva no entiende de “o esto o lo otro”. Gracias a sus carotenoides y polifenoles, es como un spa en miniatura para tu piel. ¿Estrés? Sus compuestos antiinflamatorios actúan más rápido que tu gato viendo una caja vacía. Y si hablamos de defensas, su zinc y hierro convierten tu sistema inmunológico en un antivirus actualizado… pero sin molestar cada cinco minutos para reiniciar.

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¿Cómo incluirla en tu dieta sin que parezca un experimento raro?

  • En batidos: Mezclada con mango o maracuyá, disimula su toque ácido como un ninja.
  • En ensaladas: Da un toque exótico que hace quedar a la lechuga como el invitado aburrido.
  • Deshidratada: ¿Snack saludable? Sí, y sin dejar migas en el teclado.

¿Sabías que la uchuva tiene más preguntas que un niño en un museo? 🧐

¿Dónde se compra? En mercados locales o tiendas de productos exóticos (no, no la venden junto a los trajes de superhéroes).
¿Engorda? Tiene menos calorías que tu serie favorita en Netflix. ¡Pero ojo con los acompañantes!
¿Por qué sabe así? Un equilibrio entre dulce y ácido, como cuando te ríes de tu propio chiste malo.
¿Tiene efectos secundarios? Solo si eres alérgico… o si se te ocurre usarla de proyectil (no somos responsables de las guerras frutales).
¿Por qué se llama uchuva? Por el quechua “uchu” (picante), aunque la fruta no pica. ¡Cosas que pasan cuando te bautizan en el club de los nombres irónicos!

Y ahí lo tienes: la uchuva, una fruta que demuestra que los superpoderes no siempre vienen con spandex ajustado. 🍊💥

Urrechu cocinero: ¿a qué huele el éxito? Los secretos que tus papilas gustativas (y el chef) no quieren que descubras

Urrechu cocinero

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Urrechu en la cocina: ¿el chef o el ‘chof' de los fogones?

Cuando el microondas le hace ojitos… y él le responde con un incendio

Urrechu y los fogones tienen una relación de amor-odio digna de telenovela. ¿Que si sabe cocinar? Bueno, depende: ¿freír un huevo sin que quede más negro que el alma de una galleta quemada cuenta como habilidad culinaria? Entre sus *logros* destacados están ahumar la cocina sin usar leña (solo una sartén olvidada) y convertir la lasagna en un experimento de laboratorio (¿qué crees que pasó con esa bechamel grumosa?). Eso sí, si se trata de usar el microondas para calentar café, ahí es un Maestro Iluminado. Tres minutos y *voilà*: bebida hirviendo… o un charco marrón que desafía las leyes de la física.

Su plato estrella: “Lo que haya en la nevera, pero con estilo”

El menú de Urrechu se rige por una filosofía: “Si no lleva extintor, no es divertido”. Su especialidad es el *revuelto de lo que pille*, un híbrido entre tortilla y sopa seca que incluye:

  • Huevos (obvio, aunque a veces confundidos con pelotas de ping-pong).
  • Restos de pizza del día anterior (sí, la base cuenta como “pan integral”).
  • Un toque de albahaca… o perejil… o lo que sea verde y esté en el balcón.

El resultado: un trío gastronómico que o te lo comes… o te lo comes, porque no hay Uber Eats a las 2 a.m.

“Cocinar es arte, y yo soy un pollock de las especias”

Urrechu defiende su técnica con el orgullo de quien lleva un delantal de *“Kiss the Chef”*… manchado de ketchup. ¿Sigues las recetas al pie de la letra? Él las usa de papel higiénico mental. ¿Medir cantidades? *Para débiles*. ¿Usar el horno sin activar la alarma de humo? Misión imposible nivel dios. Pero ojo: tras cada desastre, hay una lección vital. Como cuando intentó hacer sushi y acabó sirviendo *arroz pegajoso con salchichón*, un homenaje involuntario a la cocina fusión.

¿Quema el gazpacho o lo sirve con hielo? (Las preguntas que nadie se atreve a hacer)

¿Qué pasa cuando Urrechu prueba usar una olla a presión?
Dos opciones: inventa un nuevo método de propulsión espacial… o la pasta queda más dura que su orgullo.

¿Alguna vez ha cocinado algo comestible?
Sí. Una vez hizo tostadas. Eso sí, el pan era de panadería, no de su cosecha.

¿Qué utensilio no puede faltar en su cocina?
El teléfono del restaurante chino de abajo. Por si las dudas (o los incendios).

¿Y si le regalan un curso de cocina?
Lo acepta. Luego usa el certificado para encender la parrilla. *Cosas de chef*.

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Urrechu vs. la olla: una batalla épica (y no siempre deliciosa)

El día que la olla dijo «hoy no, cocinillas»

Todo comenzó con un arroz con leche. O eso creía Urrechu. Entre cucharonazos épicos y leche evaporada, la olla decidió que su misión en la vida no era ser un mero recipiente, sino una entidad autónoma con derecho a quemar lo que le viniera en gana. El resultado: un híbrido entre postre y ceniza volcánica que hasta el perro miró con sospecha. Urrechu, en un intento de salvación, añadió canela. Error estratégico. La canela se unió a la rebelión y ahora huele a tragedia con toques exóticos.

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Las 3 fases de la guerra (según testigos presenciales)

1. Fase de negación: «¡Está un poco tostadito, así tiene más carácter!», proclamó Urrechu mientras removía algo que crujía como gravilla.
2. Fase de barra libre de especias: Comino, pimentón, orégano… Todo acabó en la olla. Hasta el azafrán gritó «¡sálvese quien pueda!».
3. Fase de ocupación alienígena: La olla desarrolló una costra negra que resiste al agua, al jabón y, según rumores, a los láseres de la NASA.

¿Quién ganará esta vez? Apuestas y teorías conspirativas

Los vecinos han empezado a tomar precauciones: algunos apuestan a que Urrechu contratará un seguro antiincendios, otros juran que la olla está en contacto con el demonio de las tartas quemadas. Mientras, en la cocina, el microondas mira desde un rincón y susurra: *»Yo solo caliento palomitas, eh»*.

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Urrechu responde (medio en serio, medio con un extintor)

– ¿Alguna vez has pensado en rendirte y pedir comida a domicilio?
«¡Jamás! Además, el repartidor ya me bloqueó en la app después del incidente del curry fluorescente».

– ¿Qué le dirías a la olla si pudiera escucharte?
«Tengo un pasapuré y no dudo en usarlo».

– ¿Algún consejo para otros guerreros culinarios?
«Compren detectores de humo con baterías. Y un perro que coma *cualquier cosa*».

– ¿Cuál es tu próximo objetivo?
«La batidora. Esa traidora me lanzó gazpacho al techo *y se ríe en velocidades altas*».

Ahora, si me disculpan, hay un olor sospechoso… *Urrechu acaba de mirar la freidora*.

¿Cuánto Gana un Cardenal? Secretos Celestiales: ¿Su Billetera Está en el Cielo o…?

Cuanto gana un cardenal

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¿Cuánto gana un cardenal? ¡Descubre si el cielo paga en euros o en indulgencias!

¿Salario celestial o sueldo terrenal? El misterio del talonario vaticano

¿Te imaginas a un cardenal pasando la tarjeta «por la obra de Dios» en el supermercado? Pues la realidad es menos divina: el Vaticano paga en euros, no en milagros. Un cardenal recibe un salario neto de unos 4.000 a 5.000 euros mensuales, según reveló el presupuesto vaticano de 2023. Nada mal para alguien que técnicamente hizo voto de pobreza… aunque, ¡eh!, ese dinero es para «gastos de representación», no para comprarse un Ferrari con asientos de cuero bendecido.

Indulgencias: el bonus track que no cotiza en Hacienda

Aquí llega el *cripto de los cielos*: las indulgencias. Según el Catecismo (y unos cuantos memes medievales), no son cheques para el paraíso, sino remisiones de penas temporales. ¿Traducción? Nadie cobra con ellas, pero algún cardenal fan de las tradiciones podría regalarte una si le caes bien. Eso sí, intenta pagar la hipoteca con indulgencias y verás cómo tu banquero se convierte en el mayor ateo del mundo.

Extras que harían llorar de envidia a un influencer

Olvida los sponsors de batidos detox: los cardenales tienen beneficios que venden más que un retuit del Papa. ¿Ejemplos?

  • Alojamiento en palacios con vistas a la Capilla Sixtina (el Airbnb definitivo)
  • Viajes en avión con escala en misión diplomática
  • Guardarropa gratis (solo en color rojo carmesí, eso sí)

¿El Vaticano tiene nómina en PayPal? Y otras dudas terrenales (o celestiales)

— ¿Puede un cardenal invertir en Bolsa?
Técnicamente no, pero si descubre el próximo Bitcoin, igual le dejan llamarlo *«cripto de san Pedro»*.

— ¿Las indulgencias caducan?
Según el manual, son eternas. Perfectas para coleccionistas: ¡el *NFT* original!

— ¿Hay que declarar el sueldo al SAT (o al ángel de Hacienda)?
El Vaticano es un estado, así que pagan impuestos allí. Menos mal, porque explicar *«ingresos por sacramentalización»* en la declaración de la renta debe dar migraña hasta a un contador.

— ¿Hay bonus por bautizos o exorcismos?
No consta, pero si un cardenal te saca un demonio del cuerpo, ¿no debería llevarse al menos un café de propina?

Y por si lo preguntas: no, tampoco aceptan pagarés en oraciones. La fe mueve montañas, pero el wifi de la curia vaticana se paga en efectivo. 😇💶

Del Vaticano a tu bolsillo: el sueldo de un cardenal tiene más secretos que el cónclave

¿Te imaginas tener un jefe que vive en un palacio, usa capa roja y cobra en “bendiciones por metro cuadrado”? Pues olvídate del folclore: el sueldo de un cardenal es menos místico de lo que parece, aunque más enrevesado que descifrar el guion de *El Código Da Vinci*. No hay billetes con la cara del Papa, pero sí una mezcla de estipendios, gastos cubiertos y algún que otro *extra* celestial. Eso sí, no esperes cifras exactas: aquí los números bailan más que un exorcismo fallido. ¿Cuánto ganan? Depende de si tecleas en Google o le rezas a San Expedito.

De dónde sale la plata (y no, no es un milagro)

Los cardenales no tienen nómina fija como la del resto de los mortales. Su dinero viene de:
El Óbolo de San Pedro: Donaciones de feligreses que, entre sueños, creen que su billete de 20 euros irá a salvar almas, no a comprar wifi para la Biblioteca Vaticana.
Inversiones: El Vaticano tiene más bienes raíces que un magnate de Dubai, pero con menos escándalos (o eso dicen).
Gastos “especiales”: Viajes, alojamiento en hoteles de cinco estrellas (¿o pensabas que dormían en catacumbas?) y hasta trajes a medida que harían llorar a Armani. Eso sí: el voto de pobreza es como el gimnasio, todos lo mencionan pero pocos lo practican.

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El asterisco más grande del mundo cristiano

Si buscas transparencia, mejor pídele a un fantasma que te haga un balance contable. No existen documentos públicos detallados, y los rumores varían más que el humor de un feligrés en misa de domingo. Algunos hablan de 4.000 a 5.000 euros mensuales, otros juran que es simbólico… ¡pero nadie explica cómo se financian esos Rolex que brillan en las fotos! Eso sin contar los ingresos por libros, conferencias y asesorías espirituales VIP (sí, eso existe).

¿Quieres saber más? Aquí van las preguntas que hasta San Pedro teme responder

¿Un cardenal puede pedir aumento si se le gasta la sotana?
Claro, pero en vez de una reunión con RRHH, toca rezar una novena y cruzar los dedos para que el Espíritu Santo haga de intermediario.

¿Hay bonificaciones por bautizar a un influencer?
No confirmado, pero si un cura logra que un famoso se arrodille en TikTok, seguro le suben el cielo un par de escalones.

¿Y si el Vaticano se queda en bancarrota?
Tranquilo: tienen de reserva el arte más caro del mundo y una línea de crédito con… ejem, el banco más antiguo del planeta (que no es precisamente el más transparente).

¿Pueden los cardenales invertir en criptomonedas?
Imagina al Papa explicando Bitcoin en un tuit. Mejor seguirán con oro, incienso y mirra. Al menos esas no tienen *flash crashes*.

Ahí lo tienes: el sueldo de un cardenal es como su sombrero, grande, vistoso y lleno de plumas que nadie entiende. ¿Dinero divino? Más bien terrenal, con un toque de misterio y un posgusto a incienso caro.

Cuanto gana un cardenal: menos que Messi, pero con mejor guardarropa ceremonial

Salario celestial vs. goles millonarios

Si creías que Messi era el único con ventajas laborales, espera a ver el paquete económico de un cardenal. Según el Vaticano, un príncipe de la Iglesia cobra alrededor de 5.000 euros mensuales (sin contar donativos, claro). Messi, mientras tanto, podría comprar una catedral renacentista con lo que gana en un día. La diferencia: mientras el argentino paga impuestos en París, los cardenales viven en Roma… y su «sueldo» está libre de Hacienda. ¿Ventaja divina? Quizás. Eso sí, a Lionel nunca lo verás luciendo capa roja y birrete como para desfilar en Met Gala.

El dress code definitivo: hilos sagrados y mucho bling-bling

Hablemos del armario de un cardenal: sotanas de seda, fajines bordados a mano, anillos de oro con rubíes… ¡Hasta Zara se rendiría ante tanto esplendor! Y ojo, que la mayoría de estas prendas no las pagan ellos. Las donan fieles adinerados o talleres eclesiásticos. Messi, en cambio, tiene patrocinadores, pero ni Adidas ni Gucci le regalan un conjunto completo para misa de gallina. Eso sí, ambos comparten algo: sus uniformes generan memes. Los del cardenal, al menos, no sudan en pleno partido.

¿Y los extras? Banquete vs. prima por Champions

Aquí la Iglesia gana por goleada. Un cardenal no cotiza en Bolsa, pero tiene derecho a residencia en palacios centenarios, viajes en Mercedes blindados y banquetes con tarta papal incluida. Messi, aunque vuele en jets privados, no recibe bendiciones oficiales al anotar un gol. Eso sí, el futbolista puede retirarse a los 40… Los cardenales, en cambio, trabajan hasta que San Pedro les dé el alta médica. ¿Quién dijo que el cielo no espera?

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Lo que no te atreves a preguntar (pero nosotros sí)

¿Un cardenal puede fichar por el PSG si se aburre?
Técnicamente, no. La Curia no permite traspasos, aunque sus «contratos» son vitalicios. Eso sí, si Messi se cansa del fútbol, siempre podría probar con un look de capa púrpura. Total, ¡la moda clerical es eterna!

¿Y si un cardenal quiere una Switch o un iPhone 15?
Con 5.000 euros al mes, no hay problema (aunque mejor pedir el iPhone en señal de penitencia). Messi, por su parte, podría comprar la fábrica de Nintendo… y aún le sobraría para un par de zapatillas litúrgicas.

¿Hay bonus por exorcismos o bautizos VIP?
Nada de comisiones, según el Derecho Canónico. Pero si un cardenal bautiza al hijo de un magnate, seguramente el sobrecito en la sacristía compense. Messi, mientras, sigue cobrando por cada gol… y por respirar cerca de una bebida energética.

Disfraz oveja: ¿Eres la oveja negra del rebaño… o la más ‘oveluz’ de la fiesta? 🐑✨💃

Disfraz oveja

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Disfraz de oveja: ¿por qué todos terminamos siendo el mismo vellón en la fiesta?

¿Alguna vez has ido a una fiesta temática pensando que tu disfraz de oveja era *úNico Y eSpEcIaL* solo para encontrarte con un rebaño de clones lanudos? Bienvenido al club de los borregos sociales. El problema no es que seamos poco creativos, es que el disfraz de oveja es como el Wi-Fi público: todos acaban conectándose sin querer. Entre el pánico de última hora, la tienda de disfraces que solo vende tres modelos, y el amigo que grita “¡yo llevo una orejita de fieltro, soy diferente!”, el resultado es un mar de lana idéntica. No importa si te gastaste 50 euros en una piel sintética hiperrealista: al segundo cóctel, ya eres un NPC más del simulador de granja.

La psicología aquí es clara: nadie quiere ser el lobo solitario (a menos que el tema de la fiesta sea “depredadores en la disco”). Seguir la manada da seguridad, aunque eso implique sudar bajo tres kilos de vellón sintético mientras intentas no chocar cuernos con el de al lado. Además, el disfraz de oveja es el “jeans y camiseta blanca” de los disfraces: sirve para todo. ¿Cumpleaños de tu cuñado? Oveja. ¿Fiesta de disfraces en la oficina? Oveja. ¿Boda alternativa? Oveja con corbata de pajarita, porque hay que mantener el decoro.

Y no nos engañemos: en el fondo, todos anhelamos esa comodidad gregaria. ¿Para qué arriesgarse con un disfraz de ornitorrinco inflable si puedes mimetizarte entre algodones y corear “baaaah” cada vez que alguien pronuncia la palabra “originalidad”? Eso sí, si quieres destacar de verdad, ponte un cartel que diga “OVEJA NÚMERO 23” y reparte boletos para la rifa de quién aguanta más tiempo sin quitarse la máscara. Spoiler: siempre gana el que se duerme en el sofá.

¿Te has vuelto a quedar en blanco? Preguntas lanudas que todos nos hacemos

  • ¿Dónde comprar un disfraz de oveja que no pareza sacado de una fábrica de copias? Respuesta: En Narnia. Aquí, todos los caminos llevan a la misma tienda de manualidades.
  • ¿Cómo evitar que me confundan con el resto del rebaño? Añade un detalle “único”, como una etiqueta con tu nombre o una mancha de café en el lomo. Innovación nivel dios.
  • ¿Hay alternativas animales menos masificadas? Sí, pero prepárate para explicar que eres un okapi o un equidna. Riesgo de terminar solo en la zona de los snacks.
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Oveja disfrazada: la solución perezosa para cuando no quieres pensar en tu originalidad

¿Por qué fingir ser original si puedes ser una oveja con estilo?

Imagina esto: tienes una fiesta de disfraces en 24 horas, tu creatividad se evaporó como el café de mañana, y necesitas algo que no implique usar sábanas viejas ni explicar durante media hora qué diablos representas. ¡Ahí entra en escena la *oveja disfrazada*! Blanco, esponjoso y tan genérico que duele. ¿Ventaja? Nadie sospechará que te rindes ante el pánico existencial de no ser único. Es como decir: *“Soy básico, pero con lana”*.

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Tres excusas perfectas para usar el disfraz de oveja (y que nadie te juzgue)

  • “Es irónico”: Si te preguntan, sueltas un “es una crítica al conformismo social” y listo. Si alguien ríe, ganas. Si alguien asiente, evitas conversaciones incómodas.
  • “Lo elegí por el planeta”: Argumenta que reciclaste el disfraz de nube del año pasado. ¿Diferencias? Unos cuernos de cartón y actitud.
  • “Mi espíritu animal me guió”: Frase mística + mirada al horizonte = éxito garantizado.

Eventos donde camuflarte como oveja es casi obligatorio

¿Cumpleaños temático de tu cuñado? *Oveja*. ¿Concurso de disfraces en la oficina? *Oveja*. ¿Halloween? Oveja con calabaza miniatura pegada con cinta. El truco está en añadir un detalle *casi imperceptible* (un lazo, un sombrero ridículo) para fingir esfuerzo. Spoiler: todos saben que es mentira, pero ¿realmente importa si estás cómodo y tu disfraz no incluye LEDS que requieren instrucciones en chino?

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“Pero tengo dudas…”: La sección donde te respondo sin salir del rebaño

¿Y si alguien más va de oveja?
¡Fiesta doble! Formen un corralito, mugulen en sincronía y conquisten la pista de baile. La originalidad está sobrevalorada; la coordinación, no.

¿Cómo evitar que me confundan con una nube o un algodón gigante?
Pega un letrero que diga *“Soy oveja, no pronóstico del tiempo”*. O frota tu traje contra un arbusto: el look *“auténtica oveja callejera”* siempre suma puntos.

¿Qué hago si me preguntan por mi falta de creatividad?
Responde con un *“¿Y tú por qué vas de vampiro edgy por décimo año consecutivo?”*. Luego, corre. No hacia atrás, que los disfraces de cuadrúpedos y la coordinación motriz no son buenos amigos.

¿Alternativas para los alérgicos a la lana?
Un pijama blanco, dos orejas de gomaespuma y una actitud de *“sí, soy una oveja minimalista… ¿problema?”*. La pereza no tiene límites, amigo.