Como quitar el dolor de muelas al instante: remedios caseros que te harán sonreír (¡y no de dolor!)

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Como quitar el dolor de muelas al instante: ¡Remedios caseros que te salvarán la vida (y tu sonrisa)!

Cómo quitar el dolor de muelas al instante: ¡Remedios caseros que te salvarán la vida (y tu sonrisa)!

El dolor de muelas es como ese invitado pesado que llega sin avisar y se instala en tu boca como si fuera su casa. ¡Pero no te preocupes! Aquí tienes algunos trucos caseros para echarlo de una vez por todas. El clavo de olor es tu mejor aliado: solo mastica uno o aplica un poco de aceite de clavo en la zona afectada. Es como un mini dentista natural que te deja con un aliento a especias, pero sin el dolor.

Si el clavo no es lo tuyo, prueba con agua tibia y sal. Mezcla una cucharadita de sal en un vaso de agua tibia, haz gárgaras y escupe (no te lo tragues, por favor). Es como un spa para tu boca, pero sin los precios exagerados. Y si el dolor persiste, el hielo puede ser tu salvador. Envuelve unos cubitos en un paño y aplícalo en la mejilla. No solo adormece la zona, sino que también te da una excusa para quedarte en casa viendo series.

¿Y si nada funciona? ¡No te rindas!

Si el dolor sigue siendo más terco que un niño con berrinche, prueba con ajo. Aplasta un diente, mézclalo con sal y aplícalo en la muela. Sí, tu aliento olerá a vampiro, pero al menos no sentirás que te están taladrando la mandíbula. Y si todo falla, recuerda: el dentista siempre está ahí, aunque sea tu último recurso.

¿Tienes dudas? Aquí te las resolvemos

¿El clavo de olor es seguro para todos? Sí, pero si eres alérgico, mejor evítalo. ¿El agua con sal puede irritar? No, a menos que uses medio kilo de sal. ¿El hielo quema? Solo si lo aplicas directamente, ¡envuélvelo siempre! Y recuerda, estos remedios son para aliviar el dolor temporalmente, no para evitar la visita al dentista. ¡Tu sonrisa te lo agradecerá!

Adiós al dolor de muelas: Trucos caseros que funcionan más rápido que una cita con el dentista

El dolor de muelas es como ese amigo pesado que llega sin avisar y se queda más tiempo del que debería. Pero no te preocupes, porque aquí tienes unos trucos caseros que te sacarán del apuro más rápido que un dentista con agenda llena. El clásico enjuague con agua tibia y sal es tu primer aliado. Solo mezcla media cucharadita de sal en un vaso de agua tibia, haz gárgaras y escupe. La sal reduce la inflamación y ayuda a limpiar la zona, aunque no te hará ganar ningún concurso de sabor.

Si el dolor persiste, el ajo puede ser tu salvador. Sí, ese mismo que espanta vampiros y citas románticas. Machaca un diente de ajo, mézclalo con un poco de sal y aplícalo directamente sobre la muela afectada. Sus propiedades antibacterianas y analgésicas te darán un respiro, aunque tu aliento no sea el más fresco del mundo. Y si el ajo no es lo tuyo, el clavo de olor es otra opción. Muerde uno suavemente o aplica un poco de aceite de clavo en la zona. Es como un mini spa para tu muela, pero sin música relajante.

¿Y si nada funciona?

Si después de probar estos trucos el dolor sigue siendo tu peor enemigo, no te quedes mirando al techo esperando un milagro. El hielo puede ser tu último recurso. Envuelve unos cubitos en un paño y aplícalo en la mejilla cerca de la muela afectada. El frío adormece la zona y reduce la inflamación, aunque no te hará ganar ningún premio a la elegancia. Y recuerda, estos trucos son solo un parche temporal. Si el dolor no cede, es hora de llamar al dentista, aunque tengas que esperar un poco más.

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¿Tienes dudas? Aquí las resolvemos

¿El ajo realmente funciona? Sí, pero no esperes que te deje un aliento a menta. Sus propiedades son efectivas, aunque no muy románticas.
¿Puedo usar cualquier tipo de sal? La sal común es suficiente, no necesitas sal del Himalaya ni nada exótico.
¿El hielo puede dañar mi piel? Siempre envuélvelo en un paño para evitar quemaduras por frío. No queremos que el remedio sea peor que la enfermedad.