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Foto extraida del video de Youtube
Cuánta sal necesita una piscina: el misterio que ni Neptuno resolvió
¿Alguna vez te has preguntado cuánta sal necesita tu piscina para que el agua esté más feliz que un delfín en vacaciones? Pues aquí va el dato: entre 3 y 5 kg de sal por cada 1.000 litros de agua. Sí, es como sazonar una sopa, pero en versión gigante. Si te pasas, el agua se pondrá más salada que el mar Muerto, y si te quedas corto, tu clorador salino te mirará con cara de decepción.
Ahora bien, ¿cómo saber exactamente cuánta agua tiene tu piscina? No, no hace falta que la midas con una cuchara. Basta con multiplicar el largo por el ancho y la profundidad media. Si las matemáticas no son lo tuyo, tranquilo, hay calculadoras online que hacen el trabajo por ti. Eso sí, asegúrate de que la sal que uses sea sal específica para piscinas, no la de cocina, porque esa tiene yodo y otros añadidos que podrían dejar tu agua más rara que un pulpo en un garaje.
¿Y si me equivoco con la cantidad?
Si te pasas de sal, el agua puede irritar la piel y los ojos, y si te quedas corto, el clorador no funcionará bien. Pero no te preocupes, no es el fin del mundo. Con un medidor de salinidad (sí, existe y no es un invento de la NASA) puedes ajustar la cantidad fácilmente. Y si todo falla, siempre puedes pedirle consejo a Neptuno, aunque dudo que conteste.
Preguntas que te haces mientras echas sal a la piscina
¿Puedo usar sal marina normal?
No, amigo. La sal marina tiene impurezas que pueden dañar el clorador y dejar tu piscina más sucia que un traje de baño después de un día de playa.
¿Cada cuánto tiempo debo añadir sal?
Solo cuando el nivel baje, lo cual no pasa muy seguido a menos que vacíes la piscina o llueva como si fuera el diluvio universal.
¿Y si mi perro se bebe el agua salada?
No te preocupes, no le pasará nada grave, pero mejor que no lo haga un hábito. Aunque, si empieza a pedir limón, ahí sí que hay problema.
La sal en tu piscina: el ingrediente secreto para no nadar en agua sosa
¿Te has preguntado por qué algunas piscinas parecen sacadas de un spa de lujo mientras que otras huelen a química barata? La respuesta está en la sal. Sí, ese mismo condimento que le das a tus papas fritas puede transformar tu piscina en un oasis relajante. Las piscinas de agua salada no solo son más suaves para la piel y los ojos, sino que también te ahorran el olor a cloro que parece perseguirte hasta en sueños.
¿Cómo funciona la magia de la sal? Simple: un clorador salino convierte la sal en cloro de manera natural. Así, no necesitas andar tirando químicos a lo loco. El agua se mantiene limpia, cristalina y, lo mejor de todo, sin ese aroma a «laboratorio escolar». Además, la sal es más económica a largo plazo, porque no tienes que comprar cloro constantemente. Es como tener un chef personal para tu piscina, pero sin la propina.
Eso sí, no te emociones y empieces a echar sal de mesa como si fueras a cocinar una paella gigante. La cantidad de sal debe ser la correcta, y el clorador necesita mantenimiento. Pero vamos, si puedes manejar una parrillada sin quemar la carne, esto será pan comido. Tu piscina te lo agradecerá, y tus invitados también, porque nadar en agua salada es como flotar en el mar, pero sin las medusas.
¿Tienes dudas? Aquí te las resolvemos
¿Cuánta sal necesita mi piscina? Depende del tamaño, pero generalmente son unos 3-4 kg por cada 1.000 litros. No es ciencia espacial, pero un medidor de sal te ayudará a no pasarte.
¿La sal daña los equipos de la piscina? Si usas la cantidad adecuada y un clorador de calidad, no hay problema. Eso sí, evita materiales que se oxiden fácilmente, como el hierro.
¿Puedo convertir mi piscina tradicional en una de agua salada? ¡Claro! Solo necesitas un clorador salino y ajustar los niveles de sal. Es como darle un upgrade a tu piscina sin mudarte a la playa.