Arte

“El tiempo perdido nunca se vuelve a encontrar”.

Salud, dinero y trabajo. Son los tres deseos más comunes que solemos enunciar en voz alta, pero seguramente ninguno de ellos es en realidad el primero de nuestra lista. Vivimos tan preocupados por nuestro bienestar y nuestra economía que pocas veces nos paramos a pensar en lo más valioso que tenemos: el tiempo. Es cierto que el trabajo proporciona dinero, el dinero puede influir de forma positiva en la salud, y la salud nos da tiempo. Pero, ¿realmente empleamos bien ese tiempo? ¿Lo destinamos a aquello que de verdad importa?

Esta es la reflexión que se desprende de las palabras del carismático ex presidente uruguayo José Mújica para el macrodocumental ‘Human’. El ex mandatario afirma en un fragmento del vídeo que “cuando yo compro algo, o tú, no lo compras con plata, lo compras con el tiempo de vida que tuviste que gastar para tener esa plata. Pero con esta diferencia: la única cosa que no se puede comprar es la vida. La vida se gasta”.

Estos 47 segundos de sabiduría de Mújica, publicados en 2015, se convirtieron en pocos días en uno de los vídeos más vistos en Facebook. ¿Por qué? El motivo podemos encontrarlo en la peculiar investigación de una enfermera australiana, Bronnie Ware. Fruto de su experiencia cuidando enfermos terminales, Ware elaboró un ranking de los principales arrepentimientos antes de morir, y los dos más comunes son ‘no haber intentando cumplir los sueños propios’ y ‘haber trabajado tanto’. Este último se puede traducir en ‘haber empleado mucho tiempo en ganar dinero y no en disfrutar la vida’.

Es decir, Mújica alerta en su famoso discurso del que será uno de los grandes arrepentimientos al final de una vida: el haber desperdiciado tiempo para obtener cosas que no nos hacen felices.

tiempo reloj de arena

¿Y cómo hacemos un buen uso del tiempo?
Para que exprimas al máximo tu tiempo y tengas huecos para todo: trabajar, la casa, la familia, los amigos, las aficiones, disfrutar del placer de no hacer nada… debes empezar por marcarte unos objetivos.

¿Qué es lo que te hace feliz? ¿Cuáles son tus sueños? ¿De qué te arrepentirías más al final de tus días?

Una vez que tengas claras tus metas, toca identificar los temidos ladrones de tiempo, que básicamente son interrupciones y todo aquello que no necesitas pero que te consume minutos (revisar el e-mail cada poco, consultar las redes sociales, dejar tareas para más adelante, darle vueltas a situaciones negativas del pasado que ya no tienen solución…).

Prioridades
Cuando ya sabes qué necesitas y qué no, o dicho de otro modo, cuando eres consciente de qué te ayudará a conseguir tus metas y qué te hará perder minutos, llega el momento de ejecutar una buena gestión del tiempo.

Para ello es necesario priorizar. Una agenda y una planificación semanal de las tareas serán tus mejores aliados. Los expertos recomiendan que asignes sólo tres tareas a cada día, tres tareas importantes, y empieces tu jornada por ellas. De este modo, no pasarás el resto del día pensando en eso tan importante que tienes que hacer porque ya lo habrás hecho.

agenda para gestionar el tiempo

Para aprender a priorizar puedes tomar como referencia el cuadrante de prioridades de Stephen Covey. Este conferenciante estadounidense distribuye las tareas diarias en cuatro grupos:

Cuadrante I: cosas urgentes pero no importantes.
Cuadrante II: urgente e importante (importante es todo aquello que contribuye a alcanzar los sueños u objetivos fijados).
Cuadrante III: ni urgente ni importante.
Cuadrante IV: importante, pero no urgente.
De acuerdo con esta clasificación, el orden aconsejable para afrontar las tareas diarias sería: cuadrante II, cuadrante IV, cuadrante I y cuadrante III.

Vive el presente
Dejando a un lado las estrategias para hacer un uso efectivo del tiempo (otros consejos son dividir las tareas en subtareas o poner plazos), la idea que subyace en las palabras de José Mújica es la necesidad de vivir el presente, de ser conscientes del momento actual, sin dedicarle más tiempo del necesario a pensar en lo que ya ha sucedido o en lo que no sabemos si ocurrirá.