Donde el lujo despliega alas! 🕊️✨ ¿Listo para anidar en el paraíso? (Spoiler: ¡las toallas son más esponjosas que las nubes!)

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Foto extraida del video de Youtube


¿Por qué la Paloma blanca boutique hotel es más cool que un loft en Brooklyn?

¿Te creías muy *hipster* con tu loft de ladrillo visto y tu planta abierta que huele a café tostado? Olvídalo. La Paloma Blanca tiene camas con sábanas de hilo egipcio que te abrazan como un oso perezoso, mientras que en Brooklyn duermes sobre un colchón inflable que pierde aire cada vez que pasa un tren. Aquí no hay vecinos que practiquen *heavy metal* a las 3 a.m., sino silencio y un jacuzzi privado donde flotar como un ravioli en salsa bechamel. Y sí, el wifi funciona. *Siempre*.

Cosas que no tendrás que hacer en La Paloma Blanca (pero sí en tu loft)

  • Luchar contra cucarachas que parecen extras de una película de terror.
  • Subir 5 pisos porque el ascensor lleva roto desde la era de los hipsters con bigote de manubrio.
  • Explicarle a tu date que el «estilo industrial» en realidad es «no he terminado de pintar desde 2019».

¿Sabes qué más mola? Que aquí no tienes que fingir que te gusta el arte abstracto para encajar. Cada rincón del hotel está diseñado para que tus fotos de Instagram griten «¡soy fancy sin esfuerzo!». En Brooklyn, tu fondo es una pared con grafitis de un tipo pintando un aguacate triste. Aquí, es un jardín tropical donde los colibríes posan como si les pagaras.

¿Y si te da FOMO de no estar en Brooklyn?

Tranqui, tenemos barista propio que hace figuras de latte con más detalle que el tatuaje de tu ex. Y no, no es un tipo con camisa a cuadros que te juzga por pedir azúcar. Además, ¿para qué quieres un loft con cocina miniatura si aquí te sirven ceviche en tu terraza privada? Sin lavar platos, sin drama.

¿Tienes dudas? Aquí te desfrizamos el pelo (y las ideas)

¿No es carísimo?
¿Comparado con pagar $3000 por un apartamento donde el grifo suena como una flauta desafinada? Aquí, el precio incluye mimos de diseño, piscina infinita y cero facturas de gas.

¿Y la onda cultural?
Brooklyn tiene galerías clandestinas en sótanos. Nosotros tenemos cocktails con hierbas del jardín y un chef que convierte la comida en arte. Tu elijes: ¿sofá de segunda mano o cena con vista a las estrellas?

¿Y si me aburro?
En Brooklyn, te entretienes viendo discusiones de vecinos por el contenedor de reciclaje. Aquí, hay masajes, talleres de mezcal y una playa que no parece un concierto de Fyre Festival. *You’re welcome*.

Paloma blanca boutique hotel: donde las ‘palomas' beben cócteles (y no son de la paz)

¿Plumas en el cóctel? Mejor plumas de fantasía

Olvídate de aves que arrullan a las 6 a.m. Aquí las “palomas” son humanas, llevan *stilettos* y piden martinis ¡con aceituna gigante! El Paloma Blanca no es un santuario de aves, sino un hotel donde el *brunch* incluye chismes de pasillo y el *happy hour* dura más que un reality show. ¿Carta de bebidas? “Vuelo nocturno” (tequila, limón y un toque de arrepentimiento), “Nido vacío” (gin tonic con pepino y desenfreno) y el clásico “Pluma suelta” (mojito que termina en karaoke). Eso sí: si ves algo blanco cayendo del cielo, no es… ejem… “nieve”. Son las servilletas de papel.

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El jardín: donde las palomas (humanas) hacen… ¡pilates!

La piscina no es para nadar, es un nido de fiesta con flotadores en forma de piña y DJs que ponen reggaetón más fuerte que un graznido. ¿Decoración? Lámparas que parecen jaulas (pero sin pájaros, porque aquí los únicos que trinan son los clientes después del tercer margarita). El menú del bar tiene una advertencia: *“Si pides agua mineral, te sacamos en volandas”*. Y no, el *spa* no ofrece masajes con alas… aunque después de cuatro copas, jurarías que te levitan.

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Habitaciones: nidos con room service (y mini bar de contrabando)

Las suites tienen camas con dosel que parecen palomares de lujo y albornoces tan esponjosos que te sentirás incubando un huevo (de oro, claramente). El detalle *cool*: espejos de aumento para retocar el eyeliner antes de bajar a la disco… digo, al “área de relax aviar”. ¿Servicio estrella? Desayuno en la terraza, donde el único arrullo que escucharás es el del camarero diciendo: *“¿Otra mimosa, señorita?”*. Ah, y si pides hielo a las 3 a.m., llega más rápido que una paloma mensajera con café.

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¿Preguntas? Aquí las respuestas (antes de que te caiga una ‘paloma' en la cabeza)

¿Dónde queda este paraíso de plumas falsas?
En la zona *fancy* de la ciudad, entre un café hipster y una tienda de sombreros que nadie compra. GPS: busca el edificio con luces rosas y una estatua de… ¡sorpresa! Una paloma con sombrilla de cóctel.

¿Aceptan palomas de verdad?
Solo si visten smoking y piden un Old Fashioned. Política anti-plumas: si eres un ave, necesitas reserva en TripAdvisor (y dominar el paso de baile de *Single Ladies*).

¿Hay edad mínima para entrar?
Mayores de 18… o de 25 con cara de “soy influencer, déjenme grabar un TikTok con el cóctel en la fuente”. Los lloros de bebé se cobran como *cover charge*.