Foto extraida del video de Youtube
La edad de Papa Ratzinger: ¿cuántos velones sopla el ex pontífice? 🎂
Si Benedicto XVI organizara una fiesta de cumpleaños, el pastel necesitaría más velas que un concierto de los Rolling Stones. Nacido el 16 de abril de 1927, el ex pontífice acumula 96 años de sabiduría, teología y, seguramente, ganas de echarse una siesta después de tanta historia. Para ponerlo en perspectiva: cuando él nació, el mundo aún no inventaba el microondas, ni el chicle comercial, ¡y hasta la televisión era un experimento con más estática que imagen!
¿Qué tiene 96 años y sigue dando guerra (espiritual)?
Ratzinger no solo supera en edad a la mayoría de los actuales líderes mundiales, sino que también le gana a la Coca-Cola en lata (apareció en 1958) y hasta a Barbie (1959). Si su vida fuera un vino, ya estaría catalogado como “reserva de la divinidad”. Eso sí, su retiro en el Vaticano desde 2013 le ha permitido cambiar las audiencias papales por maratones de té y libros, porque a los 96, uno se merece un descanso… o tres.
¿Sabías que si Benedicto XVI fuera un país, sería más viejo que medio mundo? Países como Singapur, Bangladesh o incluso Jamaica (¡hola, Bob Marley!) son juniors comparados con él. Y aunque ya no está en el trono de San Pedro, sigue siendo el papa emérito más longevo de la historia moderna. ¿El secreto? Quizás rezar, evitar el estrés de Twitter y no tener que lidiar con selfies en plena misa.
🔥 Lo que todos quieren saber (pero temen preguntar en la sacristía)
- ¿Es Benedicto XVI más antiguo que el aguacate en los menús millennials? → ¡Sí! El aguacate se puso de moda en el 2010, y él ya llevaba 83 primaveras.
- ¿Podría ganar una carrera contra una tortuga gigante? → Depende. Si la tortuga lleva una mitra, apostamos por él.
- ¿Su pastel de cumpleaños necesita permiso de bomberos? → Con 96 velas, mejor usar un extinguidor… por si las dudas celestiales.
Papa Ratzinger y su longevidad: ¿tiene el secreto del elixir de la eterna jubilación? 🧙♂️
¿Cómo diablos hizo Joseph Ratzinger para jubilarse como papa y seguir disfrutando de la vida hasta los 95 años? El hombre renunció al trono de San Pedro en 2013, algo que no ocurría desde 1415, y en vez de montar un podcast de autoayuda espiritual, se fue a su casita vaticana a cuidar gatos, leer teología y… ¿beber vino bendito en secreto? Rumores dicen que su ‘elixir’ incluía una siesta diaria, paseos por los jardines y cero estrés por tweets polémicos. Quizás la clave fue cambiar el peso del mundo por un buen colchón ortopédico.
¿Su rutina antiaging? Rezar, escribir libros que solo sus diez amigos teólogos entenderían y evitar peleas con el GPS del papamóvil. Mientras Francisco viaja en Fiat 500, Ratzinger prefería el sofá y una manta. Dicen que su dieta era austera: cerveza alemana, pretzels y alguna hostia consagrada de postre. ¿Ejercicio? Subir escaleras en la biblioteca vaticana para esconder los tomos de Nietzsche. Eso sí: si el Vaticano tiene una receta milenaria para la eterna juventud, alguien que le copie la fórmula a los suizos, porque Ratzinger la manejó como un jefe.
Secretos revelados (o no): lo que aprendimos de Ratzinger
- Retirarse a tiempo: renunciar antes de que tu cuerpo diga «hasta aquí, San Pedro».
- Gatos > cardenales: según fuentes extraoficiales, sus michos le daban menos problemas que la Curia Romana.
- Cero reuniones de Zoom: en su jubilación, pactó no dar discursos bajo la lluvia ni posar para cámaras.
¿Tienes más dudas? Aquí las respuestas que ni Google se atreve a dar 🙊
¿De verdad tenía una receta mágica?
Si por «mágica» te refieres a vivir sin Netflix, sin leer comentarios de haters y con horario de abuelo estricto… ¡tal vez!
¿Podría haber llegado a los 100?
Seguro, pero quizás el cielo le ofreció un trato: «Deja el cargo y te damos bonus años de siestas eternas».
¿Los gatos influyeron en su longevidad?
Científicamente no está comprobado, pero ronronear junto a un felino reduce el estrés… y evita discutir sobre ecumenismo después de cenar.
¿Algún consejo para mortales?
Si quieres imitarlo, empieza por jubilarte a los 85, usa túnicas blancas a diario y jamás te quedes sin cerveza en la nevera. El resto, es cuestión de fe… y genética bávara.