Foto extraida del video de Youtube
Remedios para el dolor de muelas que te harán olvidar que tienes boca (o casi)
Clavos de olor: el mini superhéroe contra el dolor
¿Sabías que los clavos de olor son como el Batman de las especias? No sirven solo para aromatizar el ponche navideño. Aplasta uno hasta hacer polvo, mézclalo con un poquito de aceite de coco, y ¡bam! Aplica esa pasta en la zona rebelde. El eugenol (su ingrediente estrella) adormece la zona como si le hubieras puesto una serie de Netflix al nervio. Eso sí: si te pasas, acabarás con un sabor a pastel de abuela en la boca durante horas. Pro tip: no uses el clavo entero, a menos que quieras jugar a «¿dónde está la especia?» con tu lengua.
Frío, frío, que te quedas sin dolor (y sin sensibilidad en la cara)
Si tu mejilla parece la de un hamster almacenando nueces, ¡congélate! Una bolsa de hielo envuelta en un trapo (nada de aplicar el cubito directamente, que eso es para valientes o masoquistas) sobre la zona afectada reduce la inflamación y te hace sentir como Elsa de *Frozen*, pero con menos canciones y más odio a tu muela. Bonus: si usas una bolsa de guisantes congelados, podrás cocinarlos después. Eso sí, no los comas: nadie quiere una cena con sabor a sufrimiento dental.
Agua con sal: el mar no sirve para nada, pero esto sí
Un enjuague con agua tibia y sal es como un spa para tu boca en crisis. Mezcla media cucharadita de sal en un vaso de agua, haz gárgaras como si fueras un gargoyle enfadado, y escupe con elegancia. La sal ayuda a desinflamar y a eliminar bacterias que se creen dueñas del lugar. Advertencia: si te tragas el agua, sabrás cómo se sienten las lágrimas de Poseidón. Repite cada dos horas y verás cómo el dolor se esfuma… o al menos se toma unas vacaciones.
¿Qué hacer cuando el dolor de muelas te hace jurar en arameo?
¿Sirve el ajo como remedio?
Sí, pero prepárate para ahuyentar a vampiros, humanos y posibles citas. Machaca un diente, ponlo sobre la muela y reza para que el dolor desaparezca antes de que tu aliento elimine toda tu vida social.
¿Puedo usar whisky para adormecer la zona?
Claro, si quieres combinar el dolor con una resaca. Mojar un algodón en whisky y colocarlo en la muela puede aliviar… aunque lo ideal es que te lo tomes. Eso sí, después de la tercera copa, igual ya ni te acuerdas de que tienes muelas.
¿Y si nada funciona?
Si has probado todo y solo consigues que el dolor se ría de ti, corre al dentista. No es plan de convertirte en el próximo meme de «persona que intentó curarse con TikTok y acabó sin mandíbula».
Cuando el dolor de muelas ataca: Remedios caseros que tu dentista no quiere que conozcas (¡ups!)
El ajo: el enemigo número uno de tu cita con el odontólogo
¿Sabías que ese diente de ajo que guardas para espantar vampiros (y citas románticas) también sirve para callar el dolor de muelas? Machácalo, haz una pasta y aplícalo directamente en la zona afectada. Eso sí: tu aliento hará llorar hasta a una cebolla, pero al menos el dolor disminuirá. ¿El lado oscuro? Tu dentista perderá su quota mensual de empastes por culpa de tus nuevas habilidades de “odontólogo casero”.
Clavo de olor: no, no es solo para el glühwein de la abuela
Este ingrediente de cocina es el James Bond de los remedios naturales. Aceite de clavo de olor = ¡agent 007 contra el dolor! Moja un algodón, colócalo sobre la muela rebelde y prepárate para una sensación entre “¡esto funciona!” y “¿por qué huele a galleta navideña?”. Eso sí: si luego tu boca parece un experimento fallido de perfumería, no digas que no te avisamos.
Enjuagues con sal: cuando tu boca se convierte en el Mar Muerto
Agua tibia + sal = el combo más simple y efectivo. Haz gárgaras como si estuvieras escupiendo veneno de serpiente en un western. La sal reduce la inflamación y elimina bacterias (y de paso, te recuerda lo mucho que extrañas ir al dentista… mentira, nadie extraña eso).
¿Te duelen las muelas y no quieres llamar al dentista? Aquí las preguntas picantes (y sus respuestas)
¿Puedo usar vodka como enjuague bucal?
Técnicamente sí, pero solo funcionará si tu plan es dormir la molestia (y a ti mismo). Eso o ganar el premio al aliento más creativo en la próxima reunión familiar.
¿Sirve el hielo o es puro teatro?
Sirve… siempre que no lo apliques directamente (a menos que quieras fingir que masticaste un iceberg). Envuélvelo en un paño y aplícalo por fuera. Tu mejilla lo agradecerá.
¿El ibuprofeno cuenta como remedio casero?
Solo si tu botiquín es considerado “casa”. Pero ojo: si el dolor persiste, hasta el remedio más casero claudica frente a una muela zombi. Ahí, hasta tu dentista secreto te dirá: “Esto ya es caso perdido, amigo”.