Foto extraida del video de Youtube
¿Por qué el restaurante Dallas Albacete suena a película del oeste (pero con menos acción y más croquetas)?
Imagina entrar a un lugar donde, en vez de tumbleweeds rodando, hay crujientes croquetas deslizándose por la barra. El nombre Dallas Albacete es como si John Wayne y un chef manchego hubieran tenido una conversación… tras tres botellas de vino. No hay caballos al galope, pero sí raciones que desafían la gravedad (y tu capacidad estomacal). La decoración rinde homenaje al Salvaje Oeste… si el Salvaje Oeste hubiera tenido jamón ibérico colgado del techo y carteles de “Se busca” para quien no pida postre.
¿Tex-Mex o tortilla de patatas? La gran batalla gastronómica
El menú es un duelo de sabores donde las balas son sustitutas por salsas secretas. En vez de revólveres, tenedores; en lugar de sheriffs, camareros con delantales. Aquí no se discute si Clint Eastwood es mejor que Gary Cooper, sino si las bravas deben llevar o no mayonesa. Los platos estrella son un híbrido entre el lejano oeste y la Mancha: costillas BBQ que se deshacen como un villano en una película de los 70, junto a migas con chorizo que harían sonrojar a cualquier cowboy. Eso sí, el único “ataque indígena” que temerás es el de tu suegra opinando sobre el punto de la carne.
De Texas a Albacete: cuando el saloon se convierte en tapería
Las puertas batientes están sustituidas por cortinas de cuentas, pero el espíritu es el mismo: buen rollo, raciones generosas y la sensación de que algo épico está a punto de pasar (spoiler: es la llegada de la tabla de quesos). Los postres son el clímax de esta película: un brownie tan intenso que necesitarías un caballo para huir de sus calorías. Eso sí, olvida los duelos al amanecer… a menos que cuentes la lucha interna por no repetir de pan con aceite.
¿Te estás haciendo estas preguntas? (Nosotros también, la verdad)
- ¿El nombre es un homenaje a Texas o a Albacete?
¡Los dos! Como mezclar una película de vaqueros con un concurso de tapas. Sin tiroteos, pero con aceitunas. - ¿Hay sombreros de cowboy para las fotos?
No, pero si llevas una boina, te regalan una croqueta. Ley no escrita. - ¿Por qué las croquetas son las protagonistas?
Porque en el Oeste, lo que importa es tener un sidekick fiel. Y la bechamel no falla nunca.
Y recuerda: en Dallas Albacete, el único “Forajido” es el que intenta irse sin probar el flan. ¡Que no te pillen sin reserva! (O sin servilletas).
Restaurante Dallas Albacete: cuando buscas tex-mex y te encuentras con un «¡hasta aquí llegó la salsa brava!»
El lugar donde los nachos piden clemencia
Entras buscando un «poquito de picante» y sales con la lengua haciendo breakdance sobre hielo. El Dallas Albacete no es un restaurante tex-mex, es un campamento de supervivencia para papilas gustativas. Aquí, la salsa brava no es un condimento, es un testamento: si logras terminar el plato sin llorar, te regalan una camiseta que dice *»Sobreviví al Dallas»*. ¿Los nachos? Vienen con queso fundido, guacamole y una advertencia firmada por un bombero. Eso sí, las margaritas son tan grandes que podrías usarlas como chaleco salvavidas.
Menú para valientes (o para los que llevan antiácidos en el bolsillo)
Si el taco al pastor de otros sitios te parece «fuego», aquí te darán un extintor de cortesía. El Dallas no cocina, organiza olimpiadas de picante:
– Fajitas explosivas: humean más que un concierto de heavy metal.
– Burritos XXL: tan grandes que necesitas un mapa para encontrar el relleno.
– Chiles rellenos: no son comida, son un desafío con diploma incluido.
Y si pides agua, te mirarán como si hubieras llegado a una discoteca pidiendo té de manzanilla.
¿Y si no aguantas el picante? Tranqui, no eres el primero
El Dallas tiene un protocolo de emergencia: te cambian el plato por algo «apto para humanos básicos» (sus palabras, no las nuestras). Eso sí, prepárate para el lado oscuro: sus postres son una trampa dulce. El pastel de chocolate es tan denso que podría usarse como ladrillo, y las churros… ¡vienen con salsa de caramelo que te hará firmar un pacto con el azúcar! Eso sí, las siestas post-comida aquí son obligatorias.
¿Ya te pica la curiosidad? Resolvemos tus dudas (antes de que llames a los bomberos)
¿La salsa brava es nuclear?
No, pero si la pruebas, entenderás por qué los menús tienen un número de emergencia.
¿Puedo pedir algo sin picante?
Sí, pero el chef llorará un poco. Eso sí, el guacamole es zona segura (o eso dicen ellos).
¿Aceptan niños?
Claro, pero avisanos: les regalamos gafas de bucear para que no lloren con el humo de las fajitas.
¿Hay opciones veganas?
¡Sí! Aunque el jalapeño vegano también pica… la consciencia tranquila, eso sí.
¿Se puede pedir comida para llevar?
Sí, pero la salsa va en un bote blindado. No nos hacemos responsables de incendios domésticos.