¿Listo para una Oda Marina? Descubre el Restaurante Sacaba Mar… ¡Donde Cada Plato es una Ola de Sabor! 🐟⚓

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Foto extraida del video de Youtube


El restaurante sacaba mar… ¡y también te sacará las ganas de volver!

Donde el pescado es más fresco que tu ex fingiendo indiferencia

Si pensabas que el único lugar donde el marisco te haría llorar era al pelar una cebolla junto a una gamba gigante, este sitio rompe esquemas. El restaurante no solo tiene pescado fresco, sino que parece haberlo pescado con un imán de Instagram: todo brilla, todo huele a salitre con clase y cada plato tiene más colores que el arcoíris después de una tormenta de ali-oli. ¿Salmón? Más rosa que tu camisa en los 90. ¿Gambas? Tan grandes que podrían firmar autógrafos en la parrilla. Y el pulpo… ¡válgame Neptuno! Tierno, jugoso y con un punto de cocción que haría llorar de emoción a cualquier abuela gallega (y eso es decir mucho).

El ambiente: entre redes de pesca y luces que te enamoran más que un tinderazo con buen gusto

Olvídate de locales que parecen el camarote de los hermanos Marx. Aquí las redes son decoración, no trampas para clientes despistados. El patio de luces que enamora está diseñado para que cada foto quede como un cuadro de Dalí con langostinos. ¿Música? Suave como el rumor de las olas, pero sin mosquitos ni arena en los zapatos. Y si te preocupa el servicio, los camareros son más ágiles que un delfín esquivando redes: educados, rápidos y con sonrisas que cortan mejor que un cuchillo de sashimi. Eso sí, cuidado con pedirles salsa tártara… ¡igual te la explican en tres idiomas!

El menú: donde hasta las algas tienen más onda que tu playlist

No es un simple restaurante, es un parque temático marino para gourmets. La carta incluye desde ceviche que pica lo justo (como un ligero cosquilleo en el ego) hasta arroces que harían tirar la olla rápida a cualquier cocinillas doméstico. ¿Destacados?

  • El tataki de atún: tan rojo que parece escapar de un toro.
  • Las ostras: servidas con limón y frases picantes del chef.
  • La lubina a la sal: desnuda de manera más elegante que un striptease en la Ópera.

Y si eres de los que piden postre, el chocolate con sal marina te dejará más confundido que un vegano en una sucursal del cielo.

¿Tienes más preguntas que un pulpo en un garaje?

¿Hay opciones para vegetarianos o es pecado mortal aquí?
¡Claro! Tienen ensaladas que son verdaderos acuarelos comestibles y risottos tan cremosos que hasta el queso se sonroja. Eso sí, el menú vegano viene con una advertencia: “Sin víctimas marinas, pero igual de adictivo”.

¿Se puede ir sin reserva o vas directo a la lista de espera del juicio final?
Si vas en temporada baja, quizá te salves. En verano, mejor reza a Poseidón y reserva con un mes de antelación. ¡Ah! Los martes suelen ser más tranquilos… o eso dicen los locales antes de colapsar la barra.

¿Aceptan niños o es territorio exclusivo de foodies sin siestas?
Los peques son bienvenidos, aunque el menú infantil incluye “varitas de merluza” que harán sentir a tus hijos como auténticos piratas… o como mini críticos gastronómicos, según lo mires. Eso sí: si tu hijo llora, el chef puede ofrecerse a cocinarlo en papillote. *Es broma… probablemente.*

Restaurante sacaba mar: donde el pescado fresco es tan ficticio como el tridente de poseidón

El “pescado fresco” que hasta las gaviotas evitan

En Sacaba Mar, la palabra fresco se estira más que un chicle bajo el sol. Si crees que el salmón de tu plato nadó ayer en aguas cristalinas, te contamos un secreto: ese mismo filete participó en la Guerra Fría. Menú del día: sopa de mitología marina (con caldo de leyendas urbanas) y arroz congelado a la Neptune, acompañado de camarones que brillan en la oscuridad (no, no es un efecto especial, es la fecha de caducidad). Eso sí, el olor a mar está garantizado… gracias al ambientador en forma de barquito que humea en el baño.

Platos que desafían a la biología (y al buen gusto)

¿Alergia al pescado? Aquí no hay problema. La merluza parece hecha con plastilina reciclada, el atún se deshace como un mal argumento de telenovela y las almejas… bueno, mejor no preguntes qué hacen esas conchas vacías. La carta incluye *clásicos* como:

  • “Ceviche de Ultratumba”: limón concentrado + pescado que desafía las leyes de la descomposición.
  • “Sushi Surrealista”: arroz duro + láminas de algo rosáceo que podría ser salmón… o no.
  • “Calamares a la Gomina”: textura de chicle mezclado con suela de zapato. ¡Delicia!

El tridente de Poseidón y otras mentiras piadosas

La decoración es tan *marinera* que hasta el dueño lleva un parche en el ojo (lo perdió en una pelea con la nevera industrial). Las paredes están llenas de redes que, irónicamente, nunca han tocado un pez. Y el tridente de Poseidón en la entrada… spoiler: es un tenedor gigante de IKEA pintado con spray dorado. Eso sí, las vistas son *espectaculares*: si miras por la ventana, verás el parking del supermercado de enfrente. ¡Costera auténtica!

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¿Tienes dudas? Nosotros tenemos respuestas (y una nevera llena de misterios)

¿De verdad el pescado es fresco?
Si por “fresco” te refieres a que nunca ha visto el océano… ¡sí! Nuestro proveedor es un congelador industrial con más años que el capitán Ahab.

¿Por qué el arroz sabe a cartón?
Porque usamos cajas recicladas. ¡Ecología ante todo! Además, así compensamos la huella de carbono de nuestro camión frigorífico (que nunca se apaga, por si las moscas).

¿Hay opciones vegetarianas?
Claro: te recomendamos la ensalada de lechuga con tomate. Eso sí, el aliño puede contener trazas de esperanza perdida.

¿El tridente de Poseidón está a la venta?
Sí, pero solo si juras lealtad a nuestro mantra: *“En Sacaba Mar, hasta el agua de la pecera viene en sobre”*.