Foto extraida del video de Youtube
¿Sescam o «Sescaos»? La aventura épica de esperar 3 horas para un esparadrapo
Cuando el tiempo se dilata más que un chicle pegado en el zapato
Imagina esto: entras al Sescam pensando que es un centro de salud, pero en realidad has cruzado el umbral a una dimensión paralela donde los relojes funcionan al revés. Necesitas un esparadrapo, algo que en cualquier hogar normal se resuelve en 0,3 segundos (o 2 minutos si la caja está bajo una pila de calcetines). Pero aquí, entre murmullos de “¿me toca?” y el sonido de fondo de una máquina de café rota, descubres que el tiempo se mide en sagas literarias. Tres horas después, empiezas a cuestionar si ese esparadrapo no era, en realidad, un MacGuffin de una película de Hitchcock.
La fauna del limbo sanitario: guía rápida de supervivencia
En la sala de espera, te encuentras con:
- El filósofo existencial que hojea una revista de 2017 mientras murmura: “¿Y si el esparadrapo es solo un estado mental?”.
- La abuela ninja que saca un termo de caldo del bolso como si estuviera en un picnic postapocalíptico.
- El niño que domina el arte del llanto cíclico, con pausas exactas para tomar aire y reiniciar el drama.
Mientras tanto, las pantallas de turnos muestran números que parecen seguir una secuencia Fibonacci. ¿Tu ticket dice “B-42”? Prepárate: la B es de “Bueno, quizá mañana”.
El éxtasis del esparadrapo: cuando el triunfo sabe a venda adhesiva
Finalmente, tras cruzar desiertos de formularios y escalar montañas de burocracia, llegas al santuario: la enfermera. Te entrega el ansiado esparadrapo con la solemnidad de Excalibur. ¿Valió la pena? Claro, ahora tienes una anécdota para contar en cenas aburridas, un nuevo nivel de paciencia zen y, de paso, un certificado no oficial de resistencia ante el caos. Eso sí, revisa bien la venda: no vaya a ser que tengas que repetir la hazaña la próxima semana.
¿Te ha pasado? Preguntas que surgen cuando el esparadrapo se convierte en un mito
- ¿Es normal oír el tema de ‘Los Simpson' en mi cabeza mientras espero? Totalmente. Si no has tarareado el opening de “Baggy Pants Blues” al menos dos veces, ¿en qué universo paralelo vives?
- ¿Puedo llevar mi propia carpa para acampar? Técnicamente sí, pero cuidado: si montas una fogata, te cobrarán la tasa de “uso de espacios comunes”.
- ¿Existe un récord mundial de espera para un esparadrapo? Oficialmente no, pero si juntas a todos los que han vivido esto, podríamos fundar un club con merchandising de vendas personalizadas.
S.O.Sescam: cuando la burocracia es más contagiosa que un resfriado en plena gripe A
El virus de la burocracia: síntomas y supervivencia
Si el S.O.Sescam fuera un paciente, su historial médico diría: «Paciente cero de la paperworitis aguda». Imagina una sala de espera donde los formularios se reproducen por mitosis celular y el carraspeo de los funcionarios sustituye a la tos. Aquí, el único gel antibacterial que sirve es un bolígrafo con tinta negra… pero solo si llevas el documento A-38 firmado en triplicado. Los síntomas incluyen:
- Fiebre de carpetas: sudas al ver una fotocopiadora.
- Erupción de sellos: tu DNI parece un pasaporte de Wakanda.
- Congestión de ventanillas: hay más colas que en un concierto de Bad Bunny… pero sin reggaetón.
El laboratorio de los trámites infinitos
En el ecosistema S.O.Sescam, los requisitos son como los mocos en invierno: siempre hay uno más. Necesitas un certificado para pedir otro certificado que justifique por qué necesitas el primer certificado. ¿Y el comprobante de empadronamiento? Ah, claro, primero demuestra que existes… pero con un papel sellado por un notario, dos testigos y una carta de tu perro. Si la gripe A te tumbaba en una semana, esto te deja en modo zombi eterno. Eso sí, sin derecho a baja médica.
¿Y la vacuna? Spoiler: no existe
La única inmunidad se adquiere tras sobrevivir a tres audiencias previas, un expediente extraviado y una llamada perdida de «volveremos a intentarlo». Mientras, el virus muta: hoy piden tu partida de nacimiento, mañana un ADN notariado y pasado un vídeo de tu concepción… en VHS. ¿Consejo? Lleva café en una IV, memoriza el menú de la máquina expendedora y aprende a meditar entre el «¿en qué ventanilla?» y el «vuelva usted mañana».
¿Te picó el bicho de la burocracia? Aquí, el antídoto (o no)
¿Cuántos papeles necesito para quejarme de los papeles?
La respuesta correcta es «sí». Pero ojo: si presentas la queja sin el formulario B-12/7, te multan por exceso de sinceridad.
¿Puedo contagiarme de paciencia ajena?
Solo si haces trueque: ofreces tu alma a cambio de que alguien espere por ti. Eso sí, el alma debe estar apostillada.
¿Hay cura o esto es crónico?
La cura se llama «jubilación», pero para solicitarla necesitas un informe de que has respirado oxígeno sin interrupciones desde 1982. Suerte.