Ducha, Cena y a Dormir: ¿La Trilogía Perfecta o el Triunfo Del Cansancio Adulto?

Foto extraida del video de Youtube


Ducha, cena y a dormir: ¿la trilogía aburrida del adulto promedio?

La rutina que Netflix querría plagiar (pero ni con un final inesperado)

Si la vida adulta tuviera un tráiler, sería un vídeo de 10 segundos donde alguien bosteza frente al microondas. Ducha, cena y a dormir son los tres actos de una obra de teatro que repites cada día sin saber si eres el protagonista o el espectador aburrido. ¿Dónde quedó eso de “vivir al límite”? Ahora el límite es quedarte despierto después de las 10 pm sin que tu espalda proteste como si tuvieras 90 años. El guion siempre es el mismo: abres la ducha pensando en innovar con agua fría, pero terminas usando el mismo champú de siempre mientras planeas una cena que, spoiler alert, será *tupper* recalentado otra vez.

El modo “piloto automático” está sobrevalorado

¿Sabes qué es lo peor? Que hasta tu perro sabe que a las 21:30 te conviertes en un zombi con pijama. La trilogía aburrida no perdona:
Ducha: 7 minutos exactos (5 si olvidaste pagar el gas).
Cena: Algo entre “¿esto está caducado?” y “bueno, no me ha matado aún”.
Dormir: Intentas conciliar el sueño mientras revisas Instagram y ves a tus amigos de 2015 haciendo cosas “interesantes”.
Y así, día tras día, hasta que un martes cualquiera te preguntas: *“¿Cuándo dije ‘sí’ a convertirme en un robot de Ikea?”*.

¿Es posible escapar de la matrix de los adultos funcionales?

Claro que sí. La solución no es comprar una moto, mudarte a Bali ni apuntarte a un curso de cerámica (a menos que quieras). Se trata de romper el hechizo con micro-rebeliones: cenar postre primero, ducharte a las 3 pm un domingo o poner la alarma para… ¡no hacer nada! El truco está en sabotear la rutina sin que tu jefe te mande un correo a las 8 am. Porque, admitámoslo, si un día te saltas la trilogía, al siguiente volverás a ella. Pero con una anécdota nueva para contar (o para guardar en el cajón de “cosas que solo me divierten a mí”).

¿Y ahora qué? Preguntas que todos nos hacemos (mientras lavamos los platos)

¿Es normal que mi vida social se reduzca a memes y respuestas tardías de WhatsApp?
Más normal que encontrar un calcetín perdido. Bienvenido al club.
¿Cómo hago para que la cena no sea un episodio más de “MasterChef: Desesperación”?
Acepta que el *nivel gourmet* es abrir una lata con estilo. La presentación es clave: sírvela en un plato que no sea de plástico.
¿Dormir cuenta como hobby si lo hago con pasión?
Absolutamente. Ponlo en tu currículum: *“Especialista en siestas estratégicas y mantas con capucha”*.
¿Soy aburrido si me emociona comprar un nuevo jabón de ducha?
No, eso solo significa que has alcanzado la edad en que el autocuidado es tu versión de un deporte extremo.

De la ducha a la cama sin escalas: ¿tu vida necesita un ‘layover’ emocionante?

Quizás también te interese:  Masaccio: el genio olvidado que desafió las reglas del arte renacentista

¿Tu rutina es más predecible que el menú de un aeropuerto?

Despertar, ducha rápida (con suerte), trabajo, cama… y repite. Si tu vida fuera un vuelo, sería esa ruta express donde hasta el piloto bosteza. ¿Dónde quedó la emoción de un ‘layover’ inesperado? Imagina parar en Bangkok, aunque sea mentalmente, mientras te cepillas los dientes. No se trata de cambiar de destino, sino de añadir paradas técnicas con chispa: un capítulo de tu serie favorita entre reuniones, un baile improvisado mientras friegas los platos o un meme que te haga reír como hiena en público. La vida no es low cost, ¡trátala como primera clase!

La ciencia (o tu vecina cotilla) lo dice: aburrirse cansa

El cerebro humano es como ese amigo que si no le das pizza nueva, empieza a comer migajas del suelo. Si tu día a día es lineal, sin curvas ni sobresaltos, hasta el café de las 3 p.m. sabe a derrota. ¿Solución? ¡Escapadas emocionales de 5 minutos! Un baño de burbujas con patitos de goma, una llamada a ese colega que siempre tiene historias turbias, o cocinar algo que requiera prender fuego (controlado, por favor). La adrenalina no entiende de horarios.

Quizás también te interese:  Canal extremadura tv directo: ¡la puerta a un mundo que no sabías que existía!

De ‘adulto responsable’ a ‘turista de su propia existencia’

¿Sabes qué tienen en común un viaje a Bali y tu salón? Que ambos existen, pero solo uno tiene fotos en Instagram. Redecora tu rutina como si fueras un influencer de ti mismo:

  • Cambia la ruta al supermercado (sí, la que evitas desde 2019).
  • Ponle banda sonora épica a tu mañana. ¿Aseándose? *Suena ‘Eye of the Tiger’*.
  • Intercambia dos horas de Netflix por un taller de algo que no sirva para nada. ¡Cerámica abstracta, te esperamos!
Quizás también te interese:  Aprende alemán: secretos para hablar como un nativo y no morir en el intento

¿Despegaste las preguntas? Aquí tus dudas turbinas…

¿Y si mi ‘layover’ emocionante me hace llegar tarde a la cama?
Peor es llegar puntual al aburrimiento. La idea es robarle minutos a la monotonía, no a tu sueño. A menos que tu escala sea maratón de TikTok… ahí ni los dioses te salvan.

¿Cómo convenzo a mi jefe de que necesito un descanso para ver memes?
Di que es “terapia de gestión del estrés basada en estímulos visuales”. Si no funciona, ponle cara de *“sabes que tengo razón”* y ofrece llevarle café. El café siempre gana.

¿Sirve de algo si mi ‘aventura’ es probar una marca de galletas distinta?
¡Claro! Cristóbal Colón no descubrió América por comer siempre lo mismo. Explorar es empezar por la despensa (y si las galletas son malas, al menos tendrás anécdota).