Foto extraida del video de Youtube
Refranes divertidos: cuando la sabiduría popular se pone chanante (y sin permiso)
Los refranes que tu abuela jamás te contó (porque le daba un jamacuco)
La sabiduría popular no siempre va de “a quien madruga Dios le ayuda” o “camarón que se duerme se lo lleva la corriente”. También tiene un lado oscuro (o más bien, chistoso) que prefiere soltar perlas como “más vale pájaro en mano que un Facebook lleno de memes”. Estos refranes chanantes son como el primo de pueblo que llega a la boda familiar con una botella de anís del mono y se pone a bailar sevillanas en zapatillas. ¿Ejemplos? Claro:
- “Año nuevo, dieta vieja (y al 2 de enero, paella)”
- “Ojos que no ven, WhatsApp que no suena”
- “Donde hay patrón, no manda ni dios” (este lo susurran en la oficina).
La filosofía de andar por casa (literalmente, porque estás en pijama)
Estas joyas no pretenden salvar vidas, sino arrancar una carcajada entre taza de café y tarea pendiente. Ahí está el “a falta de pan, buenos son bizcochos… y si no, me como un Donuts”, perfecto para justificar cualquier antojo. O el clásico “más se perdió en la guerra de los Mercadona a las 8 de la tarde”, ideal para relativizar dramas cotidianos. Lo mejor es que no necesitan permiso para colarse en conversaciones:
- “El que tiene un tío en Marte, le compra botellas de aire” (para los cuentistas del grupo).
- “No por mucho madrugar amanece más temprano… pero sí sale el sol para todos” (falsa motivación 100%).
De la abuela al meme: evolución en tiempo récord
Los refranes chanantes son como los memes de la abuela: se actualizan más rápido que el sistema operativo de tu móvil. Si antes se usaba “dime de qué presumes y te diré de qué careces”, ahora triunfa el “dime tu signo del zodiaco y te diré por qué ghosteas”. Y no olvidemos el “cría fama y échate un TikTok”, que resume la vida 2.0 mejor que cualquier influencer. Son la prueba de que la sabiduría popular, cuando se aburre, se inventa reglas:
- “El que avisa no es bot de Twitter, pero ayuda” (viralización garantizada).
- “Más quisiera el gato fiesta, pero le bloquearon el perfil” (para generaciones que odian Zoom).
¿De verdad alguien se toma en serio estos refranes? (Spoiler: no, pero nos reímos igual)
¿De dónde salen estas frases? De la mente calenturienta de alguien que prefirió reírse del atasco matutino antes que maldecir al volante. Pura supervivencia urbana con estilo.
¿Pueden predecir el futuro? Sí, pero solo si tu futuro incluye quedarte sin leche mientras haces café. Lo demás, improvisación.
¿Son útiles para ligar? Depende. Si sueltas un “contigo, pan y caballa” en una cita, o te besa o te bloquea. Riesgo calculado.
Refranes que hacen «¡jaja!» en lugar de «¡aja!»: el humor de la abuela con chispa
Cuando la sabiduría popular se pone cachonda
¿Quién dijo que los refranes son solo para dar consejos con cara de funeral? Las abuelas españolas de pro tenían un PhD en convertir dichos antiguos en punchlines que hoy harían sombra a cualquier meme. Imagina a tu yaya soltando: “Más vale pájaro en mano que ciento volando… ¡sobre todo si el pájaro está frito!”. O ese clásico remix de: “A quien madruga… le duele la cadera”. No había WhatsApp, pero ellas ya viralizaban chistes antes de que naciera el concepto de «viral».
Refranes vs. Memes: la batalla generacional
Si crees que los memes son el summum del humor, es porque no viste a tu abuela soltar: “Cría cuervos y te sacarán los ojos… pero al menos no pedirán la beca”. O ese toque sádico con: “Ojos que no ven… corazón que no gasta en gafas”. La gracia está en el remate inesperado –como cuando te sirven lentejas y de repente encuentras chorizo–. Y sí, algunas rimas ni cuajaban, pero ¿acaso los memes de hoy tienen sentido? Coherencia zero, risas aseguradas.
Actualizaciones retro para millennials
Las abuelas eran las reinas del *shitposting* sin ordenador. ¿Ejemplos? “No por mucho madrugar amanece más temprano… pero por lo menos tienes tiempo de tomar café”. O la joya: “Dime con quién andas… y te diré si te dejo el tupper”. Hasta los refranes más serios se convertían en comedia de doble sentido: “El que tiene boca… se atraganta con las croquetas”. Si eso no es arte, que venga Dalí y lo dibuje.
¿Abuela, de dónde sacabas esos chistes? 🧓🤔
- ¿De verdad se inventaban los refranes o los copiaban de algún lado?
¡Mix de ambos! Algunos eran folklore puro, otros… “préstamos creativos” del bingo del barrio. - ¿Funcionarían estos refranes hoy en Tinder?
“Más vale malo conocido… que buen Instagram con fotos de hace 5 años”. Match garantizado (o bloqueo fulminante). - ¿Hay refranes que hasta las abuelas consideraban excesivos?
Claro: “La cabra siempre tira al monte… y si no, es que le han puesto un parking”. Hasta ellas se reían… medio arrepentidas.
Y ahí lo tienes: el humor de la abuela no pasaba de moda, solo se disfrazaba de consejo. Ahora, si me disculpas, voy a intentar colar “A rey muerto… ¡que le traigan las natillas!” en la próxima cena familiar. Crucen los dedos.