Estas 7 plantas perennes que definitivamente no debes podar en otoño si quieres que vuelvan a florecer

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Foto extraida del video de Youtube

La llegada del otoño marca el momento de una gran limpieza para muchos jardineros. Podar, limpiar, preparar el jardín para el invierno es un reflejo bien establecido. Sin embargo, este celo otoñal puede resultar contraproducente, o incluso perjudicial, para determinadas plantas perennes. Lejos de ser un simple capricho, abstenerse de sacar las tijeras de podar para un puñado de especies concretas es un acto reflexivo de jardinería, una estrategia imprescindible para garantizar una floración espectacular y la buena salud de tus plantaciones la primavera siguiente. Comprender los mecanismos biológicos que gobiernan estas plantas es la clave para evitar errores que podrían comprometer meses de esfuerzo.

¿Por qué evitar podar ciertas plantas perennes en otoño?

Protección natural contra el frío

El follaje y los tallos secos que nos sentimos tentados a cortar en otoño juegan un papel fundamental en protección térmica. Actúan como un mantillo natural, una especie de cobertura que aísla el tocón y las raíces del duro clima invernal. Esta capa protectora ayuda a mantener una temperatura más estable a nivel del suelo, protegiendo los cogollos latentes de heladas intensas y variaciones bruscas de temperatura. Al eliminar esta protección, exponemos directamente el corazón de la planta a los ataques invernales, aumentando significativamente el riesgo de daños irreversibles.

Conservación de energía para la primavera.

Durante el otoño, una planta perenne no simplemente queda inactiva. Entra en una fase activa de transferencia de energía. Los nutrientes y azúcares contenidos en los tallos y las hojas se redirigen gradualmente al sistema radicular. Este proceso, llamado senescencia, es crucial porque permite que la planta se acumule reservas vitales necesario para sobrevivir el invierno y empezar a crecer vigorosamente en la primavera. La poda prematura interrumpe este ciclo esencial, privando a la planta de parte de la energía que debería haber almacenado para una futura floración.

Un refugio para la fauna auxiliar

Un jardín que queda un poco “desordenado” en otoño es un verdadero santuario de biodiversidad. Los tallos huecos y el follaje seco proporcionan un valioso refugio para muchos insectos útiles que contribuyen al equilibrio del ecosistema del jardín. Entre los beneficiarios encontramos:

  • Mariquitas, que encuentran allí un lugar para hibernar.
  • Abejas solitarias, que pueden poner huevos en tallos huecos.
  • Mariposas y otros polinizadores que allí se refugian.

Además, las cabezas de flores secas, como las de los sedums o las equináceas, contienen semillas que proporcionan una fuente de alimento bienvenida para las aves durante el invierno, incluidos los jilgueros y los carboneros.

Ahora que se han establecido las razones de esta paciencia otoñal, conviene identificar con precisión qué plantas se ven afectadas por esta recomendación.

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Plantas perennes que se benefician de que las dejen en paz

Floraciones de fin de temporada

Algunas plantas rinden mejor cuando los días se acortan. Este es el caso de ásteres y anémonas japonesas (Anémona hupehensis). Podar estas plantas a principios de otoño simplemente suprimiría su floración. Es imprescindible esperar el completo final de su ciclo floral y el marchitamiento natural de su follaje antes de plantearse cualquier corte, que deberá realizarse a principios de primavera.

Plantas con estructura invernal.

Sedum o cultivo de piedra de otoño (Sedum espectacular), es el ejemplo perfecto de una planta perenne cuyo interés ornamental continúa mucho después de la floración. Sus inflorescencias secas, una vez cubiertas de escarcha, crean magníficos paisajes invernales. Asimismo, la salvia arbustiva (Salvia) tiene una estructura semileñosa que le permite resistir mejor el frío si no se poda severamente antes del invierno. La poda se esperará hasta el final del clima frío para estimular un nuevo crecimiento.

Los campeones de la fragilidad

Peonías (Paeonia), ya sean herbáceas o arbustivas, preparan sus botones florales para el año siguiente a finales del verano. La poda de otoño podría dañar estos futuros cogollos. heliopsis (Heliopsis heliantoides) y la gaillarde (gaillardia) también son plantas cuya resistencia puede verse comprometida si se cortan demasiado apresuradamente, lo que las hace más vulnerables a las heladas. Para estas especies la paciencia es más que una virtud, es una necesidad.

Perenne Principal motivo para no podar en otoño Periodo de poda recomendado
Peonía (Paeonia) Protección de botones florales para el año siguiente. Limpieza ligera a finales de otoño, tras un completo amarilleo.
Aster Aprovecha la floración tardía. Inicio de la primavera.
anémona japonesa Preparando el sistema radicular para el invierno. Inicio de la primavera.
Sedum (Órpin) Interés ornamental de invierno y protección de tocones. Finales de invierno o principios de primavera.
Salvia arbustiva (Salvia) Protección de la estructura semileñosa contra las heladas. Principios de primavera, tras fuertes heladas.
heliopsis Mayor rusticidad y protección del tocón. Inicio de la primavera.
gaillardia Mejora de la supervivencia y recuperación invernal. Inicio de la primavera.

Identificar estas plantas es un primer paso, pero comprender en detalle las consecuencias de moverse demasiado rápido le permitirá integrar mejor esta práctica en su rutina de jardinería.

Los riesgos de la poda prematura para la floración

La drástica reducción del número de flores

El riesgo más directo y visible de la poda de otoño para las plantas perennes en cuestión es un floración significativamente reducidao incluso inexistente, al año siguiente. Los estudios hortícolas informales informan una caída de hasta el 25% al ​​50% en la producción de flores. Al cortar los tallos, no sólo se eliminan las reservas de energía, sino también, a veces, los embriones de flores que ya se están formando. La energía que la planta debería haber dedicado a la floración se desvía luego a curar las heridas cortadas, un esfuerzo considerable justo antes del período de inactividad.

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Exposición a enfermedades y podredumbre.

Un corte limpio en un tallo crea una puerta de entrada para la humedad y los patógenos. En otoño la humedad ambiental es elevada y las lluvias frecuentes. El agua puede filtrarse en los tallos cortados, especialmente si son huecos, y provocar pudrición que puede viajar hasta el tocón y matar la planta. Además, las heridas de poda sanan mucho más lentamente en climas fríos, lo que deja espacio para que se afiancen hongos como la botrytis.

Ante estas prohibiciones, el jardinero puede sentirse impotente. Afortunadamente, no podar no significa no hacer nada. Hay acciones mucho más beneficiosas que tomar durante este período.

Alternativas y tratamientos para favorecer en otoño

Mulching: el gesto protector por excelencia

En lugar de recortar, es mucho más sensato proteger. El otoño es la temporada ideal para aplicar una capa gruesa de mantillo a la base de sus plantas perennes. Utilice los recursos disponibles en el jardín:

  • Hojas muertas, ricas en carbono.
  • Ramas trituradas (BRF).
  • Paja o heno.
  • Abono bien maduro.

Esta cubierta protegerá las raíces de las heladas, limitará el desarrollo de malas hierbas no deseadas en primavera y enriquecerá el suelo descomponiéndose lentamente durante el invierno.

Limpieza selectiva

No podar no significa dejar que proliferen las enfermedades. El método correcto es inspeccionar sus plantas y eliminar solo las partes visiblemente enfermas o infestadas de plagas. Corte las hojas afectadas por mildiú velloso, mildiú polvoriento o mancha negra para evitar que las esporas pasen el invierno en el suelo y reinfecten la planta en primavera. Esta limpieza específica es mucho más eficaz que la poda general.

Este cuidadoso cuidado es la promesa de una brillante renovación, en la que determinadas plantas destacarán especialmente gracias a su moderación otoñal.

Plantas perennes estrella para un jardín deslumbrante en primavera

El renovado espectáculo de las peonías

Al haber conservado sus cogollos durante el invierno, las peonías te recompensarán en primavera con sus flores opulentas y a menudo fragantes. Esta es una de las recompensas más espectaculares del mantenimiento respetuoso de su ciclo. Una peonía que no ha sido molestada en otoño es una peonía que ofrecerá una floración generosa y saludable, convirtiéndose en la auténtica reina del macizo de flores de mayo.

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La estructura que acompaña a las bombillas.

Los tallos secos de sedums, ásteres o heliopsis, que se dejan en su lugar durante el invierno, crean una estructura interesante en el jardín. A principios de primavera, esta estructura vegetal sirve de telón de fondo y tutor natural de las primeras flores, especialmente de bulbos como tulipanes, narcisos y azafranes. Este contraste entre lo antiguo y lo nuevo crea escenas llenas de poesía y vida.

Para lograr este resultado armonioso año tras año, no basta con aplicar reglas, sino adoptar una visión a largo plazo de la gestión de su jardín.

Cómo anticipar y planificar el mantenimiento de tu jardín

La importancia del etiquetado y la observación.

Para evitar cometer errores, especialmente en un jardín bien abastecido, es aconsejable etiquetar las nuevas plantaciones. Anota su nombre y, si es necesario, una indicación de su mantenimiento en caso de caída. Lo más importante es aprender a observa tus plantas. El color amarillento y el secado completo del follaje son señales de que la planta efectivamente ha entrado en letargo y que la transferencia de energía a las raíces se ha completado. Es esta señal, no la fecha del calendario, la que debe guiar sus acciones.

Establecer un horario de atención personalizado

Crea un pequeño cuaderno o calendario de jardinería adaptado a tu clima y a tus plantas. Anota para cada mes las tareas imprescindibles a realizar y, sobre todo, las que debes evitar. Para el otoño, enumere las plantas perennes “intocables” y el cuidado alternativo que se les debe brindar (acolchado, enmienda). Esta sencilla planificación le ayudará a evitar errores y transformar el mantenimiento del jardín en una serie de acciones reflexivas y beneficiosas, en lugar de una tarea de limpieza sistemática.

Por tanto, la moderación otoñal está lejos de ser negligencia. Es un enfoque ilustrado de la jardinería que respeta el ciclo de vida de las plantas y promueve la biodiversidad. Al dejar el follaje de estas pocas plantas perennes específicas en su lugar, les ofrecemos protección natural durante el invierno, garantizamos sus reservas de energía para futuras floraciones y creamos un refugio para la vida silvestre. Es observando y comprendiendo las necesidades de cada planta que el jardinero pasa del estatus de simple artista al de un verdadero socio de la naturaleza, con la recompensa de un jardín más resistente y lleno de vida cuando regresa la primavera.

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