Foto extraida del video de Youtube
Citas médicas en la seguridad social: el deporte extremo del siglo XXI (¡sobrevive si puedes!)
¿Creías que escalar el Everest sin oxígeno era lo más hardcore? Olvídalo. Conseguir una cita médica en la seguridad social es el nuevo deporte de resistencia donde los participantes (pacientes, para los no iniciados) deben demostrar habilidades dignas de un ninja: paciencia infinita, reflejos de gato para clickear en la web a las 3:00 a.m. y resistencia al sonido de «en estos momentos, todas nuestras líneas están ocupadas». Si logras sacar cita antes de que tu resfriado se convierta en neumonía, felicidades: has ganado el nivel básico.
Los requisitos: más complicados que el manual de una nave espacial
Para acceder a este juego, necesitarás:
- Un código de acceso que cambia cada vez que respiras (¿dónde lo apuntaste? Ah, sí, en el imán de la nevera que se perdió en 2017).
- Certificado de empadronamiento, partida de bautismo y una carta de tu abuela jurando que existes.
- Dominar el arte de marcar 47 veces seguidas al mismo número sin que se te incendie el móvil.
Y si piensas que esto es todo, espera a la fase de «confirmación de cita», donde el sistema te pedirá elegir entre tres opciones: «mañana a las 7:30 a.m.», «dentro de 4 meses» o «en otra comunidad autónoma, suerte con el viaje».
La sala de espera: el limbo donde el tiempo pierde sentido
Una vez superado el primer filtro, llega el momento cumbre: la espera. Aquí, el reloj avanza igual que un caracol con resaca. ¿Cuánto durará? Misterio. Podrías tejer un suéter, aprender japonés básico o replantearte tu vida mientras escuchas a alguien toser como si fuera su último día en la Tierra. Eso sí, cuando por fin te llaman, tienes 0,3 segundos para llegar a la consulta antes de que otro paciente ocupe tu lugar. ¡Survival mode activado!
¿Tienes dudas? Aquí las respuestas (o al menos intentamos darlas)
¿Qué hago si la web se cae justo al elegir mi cita?
Respira hondo, recuerda que no es personal (aunque lo parezca) y vuelve a intentarlo. O pide a un amigo que haga guardia en otra computadora. Trabajo en equipo, campeón.
¿Es normal que mi cita sea para el año 2025?
Totalmente. Si tienes suerte, para entonces habrás desarrollado inmunidad al virus que querías tratar. Eso o te mudas a otro planeta.
¿Puedo llevar almohada y termo a la sala de espera?
No solo puedes, debes. La hidratación y el cuello cómodo son claves para sobrevivir. Bonus points si llevas galletas para compartir con el personal (nunca se sabe).
¿Hay trucos para que me atiendan más rápido?
Si descubres uno, ¡avísanos! Mientras tanto, cruza los dedos, reza a todos los santos y practica tu mirada de «por favor, no me hagan volver mañana».
Cómo no morir en el intento: trucos para que las citas médicas de la seguridad social no te devuelvan a la edad de piedra
El arte de sobrevivir a la maratón telefónica: más épico que el Señor de los Anillos
¿Sabías que conseguir cita por teléfono con la Seguridad Social tiene más fases que un videojuego? Primer nivel: marcar el 061 a las 8:00 AM exactas. Si tardas 0,3 segundos, ya estás en el puesto 256 de la cola. Nivel avanzado: aguantar 45 minutos escuchando la musiquita de espera sin que se te caiga el móvil de la mano (pro tip: usa altavoz y aprovecha para planchar, criar hormigas o aprender esperanto). Jefe final: cuando por fin te atienden, sueltas tu DNI como si fuera un hechizo y… ¡sorpresa! La próxima cita disponible es para cuando los coches vuelen. ¿Solución? Usa la app, pero antes sacrifica un cargador al dios de la cobertura y reza para que no se caiga el sistema.
El día D: estrategias para no envejecer 20 años en la sala de espera
Llegas a las 9:00 AM con hora a las 9:30 AM. Error. La sala está más llena que un concierto de Bad Bunny y el reloj parece haberse aliado con los segundos. Kit de supervivencia imprescindible:
– Un libro gordo (sirve de almohada en caso de coma por aburrimiento).
– Auriculares a prueba de llantos de bebé/conversaciones sobre operaciones de juanetes.
– Barrita energética (por si la cita se alarga hasta la hora de la merienda).
Y recuerda: cuando el médico te vea, tendrás 7 segundos para explicar tus síntomas. Practica tu discurso en casa. ¿Dolor de espalda? Ni se te ocurra soltar la épica de tu vida desde el parto de 1992.
Post-cita: cómo evitar que te pierdas en el laberinto de volantes y recetas
Sales de la consulta con un papel que parece jeroglífico egipcio y una receta escrita en código binario. Regla de oro: si el médico dice “pida cita para rehabilitación”, corre como si fueras Usain Bolt con una hiena detrás. ¿El volante tiene un sello ilegible? ¡Fotografía todo con el móvil! Así evitarás que, cuando llegues a radiología, te digan “esto no vale, señora, parece un dibujo abstracto”. Y si te dan hora para dentro de 6 meses, pon una alarma en el calendario… y otra para recordarte qué era ese volante.
¿Te han dado ganas de llorar en la sala de espera? Resolvemos tus dudas (sin pañuelos)
¿Qué hago si pierdo la cita porque se me olvidó qué año era?
Tranquilo, eres el cliente número 857362 en hacerlo. Llama, di que hubo un apocalipsis zombi (o sé honesto) y cruza los dedos. Eso sí, prepárate para el reproche épico del funcionario.
¿Puedo llevar a mi suegra para que haga de barrera contra los que se cuelan?
Legalmente no, pero estratégicamente es un 10/10. Eso sí, si la suegra empieza a discutir con el de turno que quiere “solo una preguntita”, el caos está garantizado. Mejor lleva auriculares y cara de “estoy a un paso de cometer un delito”.