Foto extraida del video de Youtube
¿Por qué el cocinero vasco cree que inventó la gastronomía? (Spoiler: no, abuela ya hacía bacalao al pil-pil)
El ego del txapela: cuando la tradición se disfraza de innovación
Parece que cada chef vasco lleva un “it’s me, Mario” culinario grabado en el delantal. ¿Inventaron la gastronomía? ¡Ja! Abuela Mari Luz ya despellejaba bacalaos con la elegancia de un cirujano cardíaco mientras ellos gateaban entre tomates. La clave está en el pil-pil: si tu abuela lograba que la gelatina del pescado emulsionase sin que la salsa se divorciase, eso no es alta cocina… ¡es brujería doméstica nivel “Harry Potter con cazuela”!
La lista de la compra (o por qué el txoko no es una start-up)
Ingredientes que los vascos no inventaron (pero juran que sí):
– Aceite de oliva: Lo usaban los romanos, pero ahora es “esencia de autor”.
– Merluza en salsa verde: Abuelo Kepa ya la pescaba con caña y la cocinaba entre maldiciones.
– Txakoli: Si sube la espuma, es “espuma de mar”; si no, es “vinagre con sueños húmedos”.
Deconstruyendo el mito: la cocina vasca no nació en un laboratorio
Que sí, que Arzak es un genio, pero la verdadera revolución vasca ocurrió cuando alguien decidió que el txuletón no era solo un trozo de vaca, sino una experiencia mística. ¿Innovación? Más bien “esto lo hago igual que mi bisabuela, pero le pongo espuma y cobro 80 euros”. Eso sí, nadie les quita el mérito: lograron que el mundo crea que el ttoro (sopa de pescado) es más sofisticado que un ramen… ¡y sin anime de por medio!
¿Preguntas que arden más que un pimiento de Gernika?
¿De verdad piensan los vascos que inventaron hasta la cuchara?
No, pero si les preguntas, te dirán que la usan “de forma más disruptiva”.
¿Y el bacalao al pil-pil?
Abuela lo hacía con un fuego que parecía salido del infierno y una paciencia budista. Los chefs solo le añadieron instagramabilidad.
¿Entonces no hay talento en la cocina vasca?
¡Claro que sí! Son los reyes del “copy-paste con estrella Michelin”. Reconvierten recetas de pueblo en obras de arte… y eso no es fácil. Aunque, seamos honestos: nadie supera a una abuela con una sartén y algo que demostrar.
¿Por qué asociamos Euskadi con alta gastronomía?
Porque supieron vender la moto (o mejor dicho, la angula). Mientras otros cocinaban, ellos escribían storytelling con cebollas caramelizadas. Y ojo, funciona: hasta el marmitako sabe mejor si te lo sirven con relato épico.
¿Algún día reconocerán que no lo inventaron todo?
Cuando las vacas vuelen… o cuando un chef vasco admita que el primer pintxo se le ocurrió a un aburrido que clavó un oliva en un palillo.
Cocinero vasco vs. mortal común: cuando el txakoli se le sube a la cabeza (y a la carta)
El chef vasco y su relación tóxica (pero deliciosa) con el txakoli
Imagina a un cocinero vasco después de catar tres copas de txakoli: suda creatividad por los poros y empieza a diseñar platos que desafían las leyes de la física. ¿Pulpo a la parrilla con espuma de sidra? “¡Eso es para turistas!”. Él prefiere gelatina de kokotxas en una cápsula comestible con aroma a hierro de trainera… porque sí. Mientras tanto, el mortal común, tras dos sorbos del vino espumoso, intenta freír un huevo sin romperlo y ya se siente el próximo Ferrán Adrià del tupper. Spoiler: el huevo termina pegado al techo.
La carta: donde el txakoli es el protagonista, coprotagonista y extra de acción
En el menú vasco de postín, el txakoli no se limita a la copa. ¡Está en todas partes!:
– Sorbete de txakoli para limpiar el paladar (y borrar memorias de pagar la hipoteca).
– Merluza al vapor con reducción de txakoli y lágrimas de abuela (las lágrimas son metafóricas… esperemos).
– Helado de txakoli con virutas de bacalao deshidratado… que, sorpresa, sabe mejor de lo que suena.
El mortal común, en cambio, se atreve con arroz con txakoli y acaba inventando el primer glue-lliso de la historia.
Cuando el ego gastronómico choca con la realidad (y los fogones)
El cocinero vasco presume de maridar txakoli con queso Idiazábal ahumado en musgo de bosque ancestral. El mortal común intenta combinar el vino con nachos del Mercadona y, oye, tampoco está mal… hasta que la resaca líquida golpea. Moraleja: el txakoli es como un perro pastor, si no sabes dirigirlo, te muerde el hígado.
¿Vale, pero esto tiene arreglo? Preguntas que huelen a txakoli (y a miedo)
- ¿Puedo cocinar con txakoli sin que mi abuela me desherede? Sí, pero empieza con un risotto. Si usas la botella entera, mejor no invites a la familia.
- ¿Cómo diferenciar un plato “innovador” de un desastre con txakoli? Fácil: si lleva espuma, láminas de oro o nombre en latín, es arte. Si huele a incendio, es tu cena.
- ¿El txakoli convierte cualquier plato en gourmet? Según la teoría vasco-cuántica, sí. Según tu estómago, consulta con un médico.