El flato es ese dolor abdominal que nos entra durante la práctica de una actividad deportiva y que realmente, no sabemos de donde viene. Es un problema sobre todo para los deportistas de élite, pero también para todo los que practiquen deporte en general, ya que puede llegar a ser tan molesto como para tener que detener la actividad. ¿Cuales son las causas del flato? ¿Podemos prevenir ese dolor?
Algunas de las hipótesis tradicionales, no demostradas hasta el momento, señalan como culpables de su desarrollo: una rigidez excesiva de la columna vertebral; una situación de hipoxia (escasez de oxígeno) en el diafragma (músculo que separa la cavidad torácica de la cavidad abdominal y que interviene en el proceso respiratorio), debido a que la sangre se dirige hacia los músculos implicados y se restringe a este músculo; una posible tensión de los ligamentos que unen el estómago con el diafragma; o, incluso, el rozamiento de las vísceras y la consecuente irritación del peritoneo (membrana que envuelve la mayor parte de los órganos).
Pero, ¿por qué el flato afecta más algunas personas que a otras? Juan Bosch, médico especialista en Medicina del Deporte del Hospital Sant Rafael de Hermanas Hospitalarias, en Barcelona, señala que el dolor abdominal transitorio «no tiene aún una explicación clara y, por tanto, no puede establecerse su origen. De todos modos, se observa una mayor susceptibilidad a padecerlo en los individuos con una actitud cifótica (mala postura mantenida que hace a la persona inclinarse de forma excesiva y aumenta su curva dorsal) o con una excesiva rigidez en la musculatura vertebral. También hay una relación inversa con la edad (a menor edad, mayor riesgo de sufrirlo). Lo que parece claro es que no tiene relación con el sexo, ya que los sufren por igual hombres y mujeres».
Deporte y el molesto flato
Un trabajo del Avondale Centre for Excercise Sciences at Avondale College, en Cooranbong (Australia), publicado en ‘Medicine and science in sports and exercice' ya apuntaba esta disociación del flato con el sexo. Los investigadores DP. Morton y R. Callister, de dilatada experiencia en el ámbito de la Medicina del Deporte, en uno de sus estudios buscaron, entre 965 participantes de seis actividades deportivas distintas (atletismo, natación, ciclismo, aeróbic, baloncesto y equitación), la correlación entre flato y otras características individuales como edad, sexo, índice de masa corporal (IMC) e, incluso, nivel de entrenamiento y experiencia deportiva. Solo pudieron encontrar una relación directa entre quienes están más entrenados, que tienen menores posibilidades de sufrirlo, pero ello no tiene efecto sobre la gravedad del dolor.
Los autores establecieron, después de un año de seguimiento, que las modalidades deportivas más afectadas por el flato son la natación (75%), la carrera (69%), la equitación (62%), el ejercicio aeróbico (52%), el baloncesto (47%) y el ciclismo (32%).
Tras numerosos estudios se ha llegado a la conclusión de que el flato es una dolencia benigna y de la que podemos desahacernos. Muchos expertos nos recomiendan que aunque no se pueda eliminar del todo, en el momento en que nos entra el dolor podemos favorecer su desaparición realizando una respiración desde el abdomen, estirando el cuerpo hacia los lados o incluso expulsando aire repetidas veces con los labios fruncidos (a saber porqué…). El caso es que aunque aun no sepamos prevenir el dolor, sí sabemos como deshacernos de él lo más rápido posible.