Foto extraida del video de Youtube
¿Por qué david muñoz es el cocinero más adictivo desde el wasabi? (spoiler: no es solo por el peinado)
Si David Muñoz cocinara una ensalada César, probablemente le pondría helado de aceituna, crujiente de anchoa y un toque de chile que te dejaría sin pestañas. Este tío no cocina: organiza fiestas ilegales en tu paladar. ¿El secreto? Juega con los sabores como un niño travieso con un lanzallamas. Sus platos son ese amigo que te convence de saltar de un avión… pero con paracaídas de foie gras y nubes de wasabi. Adictivo no es suficiente: es una montaña rusa de umami que te deja con el corazón a 180 ppm.
Ingredientes de su fórmula secreta (más útiles que un GPS en el Sáhara)
- Caos controlado: Combina lo dulce, lo salado y lo ácido como si fueran los Three Tenores de la gastronomía.
- Teatro en el plato: Sus creaciones parecen diseñadas por Tim Burton después de tres cafés.
- Falta total de manual de instrucciones: Aquí el sushi lleva queso idiazábal y el dim sum se rebela contra la tradición.
El tipo tiene más estrellas Michelin que un concierto de Coldplay, pero sigue siendo el gamberro que revienta las normas. ¿Un risotto de bogavante con algodón de azúcar? Claro, ¿y por qué no? Muñoz cocina como si le hubieran dicho que es imposible mezclar el ramen con la paella… y respondiera con un «chúpate esa, Newton». Cada bocado es un viaje sin billete de vuelta: pura dopamina en forma de tortilla (sí, también reinventó la tortilla).
Lo que todos quieren saber (y no se atreven a preguntar mientras mastican)
¿Cuál es su plato más loco? Imagina un cerdo ibérico disfrazado de sushi gigante, bañado en salsa XO y acompañado de… ¿sorpresa! ¡Palomitas de maíz! Algo así como el Frankenstein de la gastronomía, pero con clase.
¿Por qué lo comparan con el wasabi? Simple: pica al primer contacto, te deja en shock y, cuando crees que has controlado el sabor, ¡bam!, vuelve con más fuerza que el comeback de Rosalía.
¿El peinado influye en su cocina? Obvio. Esa cresta de gallo ultradinámica funciona como antena parabólica para captar frecuencias de sabores extraterrestres. O eso, o simplemente le gusta parecer un Pokémon eléctrico. Tú decides.
David muñoz vs. tu nevera vacía: cómo este cocinero te hace creer que un plato roto es arte gourmet
Cuando tu nevera solo tiene medio limón y una salsa misteriosa…
David Muñoz entra en escena con un plato que parece el resultado de una pelea entre una vajilla y un martillo. ¿Un puré salpicado como si lo hubiera lanzado un niño de 3 años? *Arte*. ¿Un trozo de pan tostado con una mancha verde que jurarías es moho? *Innovación culinaria*. Mientras tú rebuscas entre latas de atún caducadas, él te convence de que un “concepto gastronómico disruptivo” es, básicamente, lo que comes los viernes a las 2 a.m., pero con un precio que requiere hipoteca. La clave está en decir “texturas” y “umami” mientras miras fijamente a la cámara, como si acabaras de resolver el misterio del universo.
La ciencia de venderte humo (literalmente, usa humo)
Muñoz no cocina: dirige un espectáculo de magia donde tu nevera es el conejo y él el ilusionista. ¿Cómo transforma un huevo frito en una “experiencia sensorial”? Fácil: le pone espuma, lo coloca sobre una piedra volcánica y lo sirve con una cuchara hecha de aire comprimido. Tú, en casa, intentas lo mismo con un huevo del Día y un plato IKEA, pero sin el humo de leña de cedro himalayo, solo hueles a desesperación. El truco: si le pones nombre en latín a cualquier cosa, la gente olvida que está pagando 180€ por algo que en tu casa llamarías “la cena del día que no fuiste al supermercado”.
“Pero ¿esto no es comida de verdad?”: el manual de supervivencia
Si Muñoz viera tu nevera, probablemente haría un documental titulado “La belleza de lo inexistente”. ¿Tu última cena? Pan congelado, kétchup y una zanahoria arrugada. ¿Su versión? “Desconstrucción de raíces terrosas con emulsión de solanum lycopersicum”. La próxima vez que dudes entre pedir un crédito para comer en DiverXO o llorar frente al microondas, recuerda: el arte no está en el plato, está en contarlo con suficiente drama como para que TikTok lo perdone todo.
¿Y esto cómo se come? (preguntas que nadie se atreve a hacer)
¿Puedo usar el término “deconstruido” para justificar mi sopa de fideos instantáneos?
¡Claro! Añade una hoja de albahaca encontrada en el fondo del cajón y di que es un “homenaje a la cocina urbana posmoderna”. Si alguien se ríe, acúsalos de no entender el arte.
¿El humo líquido de Mercadona cuenta como técnica gourmet?
Sí, pero solo si lo rocías mientras susurras al oído del comensal: “esto evoca memorias de un bosque incendiado… o de tu última barbacoa fallida”.
¿Qué hago si mi plato queda tan feo que hasta el perro lo rechaza?
Sube una foto en blanco y negro, escribe “crítica al sistema alimentario” y cobra 50€ por persona. Si David puede, tú también. Requisito: mantener cara de poker mientras sirves un trozo de pan quemado llamado “carbón activado artesanal”.