Foto extraida del video de Youtube
El magnesio y las ovejas: ¿quién gana la carrera del sueño?
¿Alguna vez te has quedado mirando al techo a las 3 a.m., decidiendo si tomar un suplemento de magnesio o empezar a contar ovejas disfrazadas de alpacas? Ambos son clásicos rivales en el campeonato mundial del “¡déjame dormir, por favor!”. El magnesio, ese mineral multitarea que parece tener un doctorado en relajar músculos y calmar nervios, va por la vida como si fuera el DJ de una fiesta de pijamas: baja las luces, pone música de saxofón y susurra “esto es un slow motion, amigo”. Mientras, las ovejas… bueno, son ovejas. Saltan vallas mentales en loop, como si fueran extras de una película de Wes Anderson en versión ganadera.
Pero hablemos claro: ¿qué funciona más rápido? ¿Un suplemento o un rebaño numérico? El magnesio actúa como ese amigo que te quita el móvil cuando estás hiperactivo: bloquea el glutamato (el neurotransmisor que grita “¡ALERTA DE SERIE NUEVA EN NETFLIX!”) y activa el GABA, que básicamente es un masaje cerebral. Las ovejas, en cambio, son como ese ejercicio de mindfulness que aburre hasta a un koala. ¡Imagina contar 300 borregos y que el número 299 tenga una crisis existencial y decida hacerse influencer de TikTok! Eso sin mencionar que, estadísticamente, hay más probabilidades de que te quedes dormido por aburrimiento que por eficacia.
Bonus track: ¿Y si mezclamos magnesio con ovejas mutantes?
Imaginemos un escenario épico:
– Oveja 1.0: Salta la valla, bala, repite.
– Oveja 2.0 (con magnesio integrado): Salta en cámara lenta, ofrece un té de manzanilla y te lee un poema de Neruda.
¿Quién gana? El magnesio, porque no depende de tu capacidad para visualizar mamíferos lanudos en modo bucle infinito. Eso sí, si las ovejas unionizadas exigen derechos laborales y se ponen en huelga, tendrás que negociar con sindicatos de lana.
Preguntas que nadie hizo pero que igual necesitas responder
¿Por qué el magnesio no tiene peluche oficial?
Porque vender un mineral en forma de almohada sonaría a estafa, a menos que le pongas ojos y lo llames “Magnesio Pérez”.
¿Las ovejas cuentan humanos para dormir?
Probablemente. Y si ven que te volteas 15 veces, se ríen y apuestan por cuál de ellas ganará el premio al “insomnio más creativo”.
¿Puedo combinar magnesio con ovejas reales?
Sí, pero tendrás que explicarle a tu vecino por qué hay un corral en tu dormitorio. Y a la policía, cuando llame por los balidos a las 2 a.m.
Pastillas de magnesio vs. contar elefantes: el duelo nocturno definitivo
El round 1: ciencia vs. imaginación desbocada
Las pastillas de magnesio entran al ring con bata de laboratorio y estudios bajo el brazo. ¡Ding! Su estrategia: relajar músculos, regular melatonina y convertirte en un flan de lo más obediente. Eso sí, si te pasas de dosis, tu estómago hará sonidos que imitarán perfectamente la banda sonora de *Jurassic Park*. En la esquina contraria, contar elefantes llega disfrazado de safari nocturno. ¿Su táctica? Aburrirte hasta que el cerebro diga «basta» y se rinda. El problema: si los paquidermos empiezan a hacer coreografías de *Thriller* en tu cabeza, prepárate para un insomnio con efectos especiales.
Ventajas y desventajas: el combate se pone picante
- Pastillas: Efecto «modo avión» corporal (si no te levanta el magnesio a las 3 AM para orinar como camello en el desierto).
- Elefantes: Gratis, pero exigen creatividad. ¿Y si el elefante 27 se rebela y monta un circo en tu cortex prefrontal?
- Combinación mortal: ¿Pastillas + contar elefantes borrachos? Riesgo de soñar que eres un cacahuete gigante en la sabana.
El veredicto de la almohada
Si eliges magnesio, revisa que no interactúe con tu café mañanero (sí, ese que tomaste a las 8 PM «por error»). Si optas por los elefantes, establece reglas: nada de trompetas después de la medianoche o manadas de más de 100 ejemplares. ¿Lo ideal? Un híbrido: pastilla para el cuerpo, elefantes en pantuflas para la mente. Eso sí, si ves un elefante rosa, revisa la fecha de caducidad del frasco.
¿Preguntas que te mantienen despierto más que un café doble?
- ¿Los elefantes cuentan humanos si me quedo dormido? → Solo si les pagas en hojas de eucalipto.
- ¿El magnesio convierte mis sueños en Netflix? → Sí, pero en versión «documental sobre lombrices».
- ¿Puedo sustituir elefantes por llamas en pijama? → Técnicamente sí, pero la ANSES no cubre traumas por alpacas bailarinas.
- ¿Qué pasa si los elefantes se escapan y cuentan ovejas? → Automáticamente te conviertes en pastor honorario de un zoológico mental.
(😉 Nota del autor: ningún elefante fue lastimado en la redacción de este texto. Los suplementos, en cambio, siguen sin devolver mis llamadas).