El Héroe, la Bestia y el Detalle que Nadie te Contó

Foto extraida del video de Youtube


¿La historia de san jorge y el dragón fue el primer «fake news» de la historia?

¿Un caballero matando un dragón que exigía sacrificios humanos? Suena a guion de película de Marvel, pero en el siglo IX alguien decidió que eso era «historia seria». La leyenda de San Jorge y el dragón nació como un cóctel de mitos paganos reciclados: desde Perseo y Andrómeda hasta dragones de otras culturas. ¿El resultado? Un relato tan épico como dudoso. Si los medievales hubieran tenido Twitter, el hashtag #DragónGate habría explotado. ¿Fake news? Más bien «fake legend», pero con mejor marketing.

San Jorge: el influencer que nunca conoció a su dragón

La historia original ni siquiera menciona al bicho escamoso. Jorge de Capadocia fue un mártir real del siglo III, pero alguien en la Edad Media le añadió un dragón para hacerlo más «trendy». Imagina a un santo con un perfil de Tinder: «Caballero, devoto, exterminador de reptiles mitológicos». La Iglesia medieval, maestra del spin doctoring, usó el cuento para promover valores cristianos… y de paso, vender más estampitas. ¿Primer caso de propaganda disfrazada de noticia? ¡Toma titular del siglo XII!

¿Y el dragón? Un actor secundario mal pagado

El pobre animal mitológico ni siquiera tenía nombre. ¿Era un lagarto gigante con halitosis? ¿Un cocodrilo exagerado por cronistas con mucha imaginación? Los estudiosos apuntan a que el dragón simbolizaba el paganismo, el mal… o los impuestos. Da igual: la fábula se coló en sermones, pinturas y hasta en el escudo de Cataluña. Si existiera el «Pulitzer medieval», lo habrían retirado por inventarse las fuentes.

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¿San Jorge tenía un dragón en el sótano? (y otras preguntas incómodas)

¿Hubo testigos del dragón?
Cero. Nada. Ni un tuit de la época. Solo relatos escritos siglos después, como cuando tu abuelo cuenta que en su juventud escaló el Everest… en chanclas.

¿Por qué un dragón y no, digamos, una oruga mutante?
Los dragones eran el «villano default» de la época. Era como poner un zombi en una película actual: garantía de audiencia.

¿Alguien intentó desmentir la historia?
Los escépticos medievales eran más raros que un unicornio vegano. Eso sí, si lo hubieran hecho, los habrían tachado de «servidores del dragón».

¿Qué diría Snopes (la web de fact-checking) sobre esto?
«Calificamos esta leyenda como: FALSA. No hay evidencia de reptiles voladores en Capadocia, salvo en la barra libre de ciertos monasterios».

¿San Jorge ganó algo con el cuento?
¡Fama eterna! Patrón de medio mundo, desde Inglaterra hasta Cataluña. El dragón, en cambio, ni un cameo en el Día del Libro.


Nota: Si buscas al dragón, prueba en el área de ficción… junto al Yeti, el monstruo del lago Ness y tu ex prometiendo que esta vez sí va a cambiar.

San jorge, el dragón y la princesa: ¿el triángulo amoroso más épico de la historia?

Cuando el caballero, el reptil y la dama hicieron arder Twitter (o el pergamino medieval)

Imagina la escena: un tipo con armadura brillante, una princesa que probablemente ya estaba harta de ser rescatada y un dragón que, entre escupir fuego, debió pensar «¿en serio *otra* vez esto?». San Jorge no solo luchó contra una bestia mitológica, ¡sino contra los celos más incandescentes del siglo IV! Porque, seamos sinceros: si una princesa prefiere quedarse viendo cómo un lagarto gigante arrasa su pueblo antes que casarse con el príncipe de turno, algo huele a drama. ¿Fue el dragón el «amigo» que siempre está merodeando? ¿O San Jorge llegó cabalgando como ese match de Tinder que te salva de una cita desastrosa? La historia oficial habla de heroísmo, pero los memes medievales (que seguro existieron) dirían: «#TeamDragón».

«¿Matar al dragón o invitarle a un café?»: los detalles que los libros de historia esconden

Analicemos el triángulo con la seriedad de un reality show:
San Jorge: Caballero con complexión de héroe, espada reluciente y cero habilidades para leer señales mixtas.
Dragón: Serpiente alada con aliento BBQ, posiblemente soltero porque quemaba a sus citas (literal).
Princesa: Atrapada en una torre, soñando con que alguien le pregunte «¿Tú qué quieres hacer?» por primera vez en su vida.
¿Hubo tensión sexual? La leyenda no lo confirma, pero si un monstruo escupe llamas cada vez que un caballero aparece, algo está claro: alguien no sabía gestionar sus emociones. Y no era el reptil.

El desenlace: ¿final feliz o trágico trending topic?

San Jorge clavó su espada en el dragón como si fuera un *spoiler* de Juego de Tronos, la princesa respiró aliviada (o decepcionada, quién sabe) y el pueblo celebró con una fiesta donde, seguramente, el vino corrió más que los chismes. Pero… ¿y si la princesa en realidad lanzaba miraditas al dragón entre sollozo y sollozo? ¿O San Jorge era ese ex tóxico que no soportaba verla seguir su vida? La moraleja es clara: nunca subestimes a un triángulo amoroso donde una esquina tiene colmillos y la otra, una lanza.

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¿Quién se llevó el rol de «tercero en discordia» en esta telenovela medieval?

¿El dragón era realmente un malote o solo un incomprendido con problemas de autoestima?
Piénsalo: vivía solo en una cueva, comía ovejas crudas y su único pasatiempo era asustar aldeanos. Si hubiera existido terapia en línea, quizá habría sido un influencer de mindfulness en vez de villano.

¿La princesa eligió a San Jorge por amor o por aburrimiento?
Después de años de ver caballeros tropezar con sus propias espadas, quizá dijo: «Vale, este al menos tiene armadura limpia». O tal vez solo quería ver el mundo arder… literalmente.

¿Y si el dragón solo quería ser invitado a la boda?
Nadie le preguntó. Llegó, escupió fuego, y lo convirtieron en el malo de la película. Al menos merecía un «¿Qué te pasa, bro?» antes del estacazo.