¿Sabías que los papas españoles dieron más «santos» que tapas en Sevilla? La historia secreta que ni la iglesia te contó

Foto extraida del video de Youtube


Papas españoles de la historia: ¿hubo algún pontífcipe entre las patatas?

¿Alguna vez te has preguntado si las patatas y los Papas (sí, esos con mitra y báculo) tienen algo en común? ¡Pues prepárate para un viaje histórico tan absurdo como un tubérculo con solideo! Resulta que, en España, la palabra papa sirve para dos cosas: nombrar al máximo líder católico y a ese alimento que salva tus cenas a las 2 a.m. (gracias, tortilla de patatas). Pero, ¿hubo algún Papa español que, además, fuera pariente lejano de una patata? Spoiler: no, pero la confusión está servida.

La lista de Papas españoles: cero carbohidratos, mucho poder

España ha tenido tres Papas reconocidos: Dámaso I (siglo IV), Calixto III y Alejandro VI (ambos del clan Borgia, esos que hacían *Game of Thrones* parecer un picnic). Ninguno de ellos nació de un brote subterráneo ni fue bautizado como *Solanum tuberosum*. Eso sí, Alejandro VI era más picante que un pimiento de Padrón. Eso explica por qué su pontificado incluyó guerras, nepotismo y fiestas que harían ruborizar a una patata.

¿Y las patatas? Llegaron tarde al concilio

Las patatas arribaron a Europa desde América en el siglo XVI, así que los Papas españoles ya estaban en el cielo (o en otro sitio) cuando este tubérculo empezó a triunfar. Imagina a Calixto III intentando excomulgar a una papa a la riojana. O a Dámaso I bendiciendo campos de cultivo mientras un campesino le grita: *«¡No son papas, son patatas, Santidad!»*. La historia pudo ser más sabrosa, pero la cronología lo arruinó.

¿Y si el próximo Papa es una patata?

Hoy, el Vaticano sigue sin admitir vegetales en el cónclave. Pero si algún día el Espíritu Santo elige una patata como Papa, aquí van sus ventajas:

  • Incorruptible (literalmente, si la metes en una nevera).
  • Multiusos: puede ser puré, tortilla o líder espiritual.
  • Humilde: crece bajo tierra, sin lujos. ¡Toda una lección de humildad!

Preguntas que nadie se atrevió a hacer (hasta ahora)

¿Las papas fritas tienen alma papal?
Si el aceite está bendito, quizás. Pero hasta ahora, el único milagro confirmado es que sobrevivan a un domingo de resaca.

¿Un Papa puede excomulgar a una patata transgénica?
Técnicamente, la Santa Sede no tiene jurisdicción sobre organismos modificados. Aunque, con lo de Alejandro VI, no pondríamos las manos en el fuego.

¿La tortilla de patatas es el verdadero cuerpo de Cristo?
Aquí entramos en terreno pantanoso. Mejor dejamos esa pregunta para el próximo Concilio Vaticano III (y que alguien lleve cebollas, por si acaso).

De las papas a los papas: el lío histórico de los tubérculos y los curas con mitra

¿Sabías que en español “papa” puede ser un tubérculo, un líder religioso o el sonido que hace un bebé con puré de zanahoria en la cara? El idioma nos jugó una broma pesada, y aquí estamos, siglos después, tratando de no confundir la cena con el Sumo Pontífice. Resulta que, en el siglo XVI, cuando los conquistadores trajeron la papa desde los Andes a Europa, la Iglesia católica se armó un lío del tamaño de un campo de patatas fritas. Algunos curas de la época creían que este humilde tubérculo era “cosa del diablo” porque no salía en la Biblia (tampoco salen los smartphones, pero ahí están los memes de Jesús). Menos mal que el hambre es más persuasivo que un sermón: cuando las cosechas de trigo fracasaron, hasta los obispos empezaron a rezar… ¡con papas en el plato!

La cosa se puso tan intensa que el Vaticano tuvo que aclarar si las papas eran aptas para el consumo cristiano. Imagina la reunión: cardenales discutiendo si un puré era pecado mortal, mientras el chef del palacio apostólico sudaba como una patata al horno. Al final, la Santa Sede dio su bendición (literalmente) y el tubérculo se coló en los huertos de monasterios y conventos. Hasta hubo rumores de que un papa del siglo XVII comía gnocchi los viernes, pero eso podría ser solo chisme histórico sazonado con demasiada imaginación. Eso sí, si hoy comes papas bravas, agradécele a algún cura anónimo que decidió que no iban a mandar a nadie al infierno por freír un carbohidrato.

Pero el karma lingüístico es redondo: mientras Europa adoptaba la papa, en América los pueblos originarios seguían llamando “papa” a sus líderes espirituales. ¿Resultado? Un juego de palabras transatlántico que hubiera vuelto loco hasta a San Google. Para colmo, en algunos documentos coloniales se mezclan referencias a “la cosecha de papas” con “la elección del nuevo papa”, lo que deja la sensación de que, en el siglo XVIII, alguien intentó cultivar un clérigo en una maceta. Y ojo, que si buscas “recetas de papas” en archivos eclesiásticos, igual te topas con un tratado sobre cómo cocinar… digamos, “obispos al horno” (metafóricos, esperemos).

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¿Tienes dudas? Aquí las papas (y los papas) se fríen a fuego lento

  • ¿Por qué se llama igual un tubérculo que el líder de la Iglesia?

    ¡Culpa del quechua! Los incas llamaban “papa” al tubérculo, y el término viajó a Europa. Lo de los pontífices viene del griego “pappas” (padre). Eso sí, en italiano evitan el drama: ellos tienen “patate” y “papa”. Listillos.
  • ¿De verdad la Iglesia prohibió las papas?

    Nunca hubo una prohibición oficial, pero algunos curas las veían con recelo. ¿Motivo? Creían que su forma “sospechosa” era… ejem, estimulante. Alguien aquí proyectaba demasiado.
  • ¿Algún papa fan declarado de las papas?

    No hay selfies de papas con platos de papas, pero se rumorea que Pío IV era team puré. Eso o le faltaban dientes y era lo único que podía masticar.
  • ¿Hay más palabras que confundan curas con vegetales?

    ¡Claro! “Cura” también es el proceso de sanar jamones. Así que ya sabes: si un sacerdote te dice que “cura almas”, pregúntale si usa pimentón.
  • ¿Cómo evitar el lío papal-potato?

    Contexto, amigo. Si alguien dice “el papa está en el horno”, esperemos que hable de cocina… o que la Iglesia tenga una crisis muy específica.