¿Pfizer vs. Covid?: la vacuna que hizo temblar al virus (y nos dejó sin excusas para huir de las reuniones familiares)

Foto extraida del video de Youtube


Pfizer y la vacuna covid: ¿el pinchazo de la polémica o el chiste del siglo?

Pfizer, la farmacéutica que nos dio la vacuna contra el covid y de paso un kit completo de conversaciones incómodas en Navidad. ¿Era el remedio salvavidas o un experimento masivo disfrazado de altruismo? Los memes no tardaron: desde teorías de que el chip incluía Netflix gratis hasta quienes juraron que la segunda dosis los convertiría en imanes para los cubiertos. Mientras, los datos oficiales bailaban entre “¡eficacia del 95%!” y “esperen, hubo unos efectos secundarios… pero no miren eso”. La gente se dividió entre los que hacían fila por la vacuna como si fuera el último iPhone y los que preferían esconderse en el sótano con provisiones y un manual de supervivencia zombi.

¿Efectos secundarios o guion de telenovela?

Si Pfizer hubiera vendido su historia como serie, la habrían acusado de exagerar. Dolor de brazo, fatiga, fiebre… y luego llegaron los coágulos raros y miocarditis, que sonaron a mal chiste. La OMS decía “tranquilos, es raro”, pero Twitter ardía con videos de personas pegando cucharas en la frente (spoiler: ninguna funcionó). Y mientras, los antivacunas aprovechaban para vender té de hierbas con más efectos secundarios que la propia vacuna. La pregunta del millón: ¿quién tenía más plot twists, Pfizer o Juego de Tronos?

La vacuna que unió (y dividió) al mundo

Nunca antes una inyección generó tantos grupos de WhatsApp. Por un lado, los “yo me vacuné y solo me salió un tic nervioso”, y por otro, los “si te pones esa cosa, en cinco años serás un Pokémon”. Pfizer subió como la espuma en la bolsa, mientras las farmacias hacían cola para vacunar como si repartieran entradas para el concierto de Bad Bunny. Y ahí seguimos, entre abrazos post-vacuna y memes de Bill Gates controlando el mundo con un mando a distancia. Porque, seamos honestos: si la pandemia nos enseñó algo, es que el humor funciona mejor que el cloroquina.

¿Y las preguntas que nos quemaban los cerebros?

  • ¿La vacuna de Pfizer tenía ingredientes secretos?

    Más secreto que la receta de la Coca-Cola, según las teorías. En realidad, si el ARN mensajero fuera un cóctel, llevaría agua, sal y un toque de histeria colectiva.
  • ¿Por qué se armó tanto drama con las patentes?

    Pfizer vs. el mundo fue como ver a Elon Musk twittear sobre marcianos: todos opinaban, nadie entendía. Al final, ganaron los abogados (como siempre).
  • ¿Los efectos a largo plazo existen o es puro cuento?

    Si te preocupa, revisa tu brazo vacunado: si no brilla en la oscuridad ni emite señales de 5G, vas bien. La ciencia sigue en ello, pero Netflix aún no confirma la segunda temporada.
  • ¿Fue todo esto el chiste del siglo?

    Entre memes, políticos tropezando con las dosis y gente usando desodorante como sustituto de la mascarilla… ¡ojalá los Oscar tuvieran una categoría para pandemia!

Bonus track: Si tu prima te dice que la vacuna altera el ADN, recuérdale que ella cree en el horóscopo. La ciencia no es perfecta, pero los memes nos curaron el alma (o algo así).

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Vacuna covid de pfizer: cuando el «efecto secundario» es convertirte en experto en teorías conspiranoicas

¿Inyectaron un máster en pseudociencia junto al suero?

Recibir la vacuna Pfizer podría ser, sin querer, el curso express más intensivo para dominar el arte de las teorías conspirativas. Un pinchacito y, ¡zas!, de repente tienes opiniones *documentadísimas* sobre microchips, magnetismo humano y cómo Bill Gates controla el clima con 5G. Lo que empezó como un acto de fe en la ciencia termina con tu tío Rafa explicándote en la cena familiar que el virus se creó en un laboratorio secreto de Minecraft. Efecto secundario no anunciado: capacidad sobrenatural para detectar «pruebas» en memes de dudosa procedencia.

De «confío en los expertos» a «yo me lo guiso, yo me lo como»

Tras la segunda dosis, algo se activa. Ya no lees el prospecto médico, sino hilos de Twitter de 243 tweets que «demuestran» que las vacunas alteran el ADN para convertirnos en iguanas transgénicas. Lista de habilidades adquiridas:
– Saber citar estudios de 1783 que «avisan» sobre el peligro de las jeringuillas.
– Reconocer al instante si un video de YouTube usa música épica de fondo (síntoma de Verdad Absoluta™).
– Discutir con un epidemiólogo mientras comes patatas fritas, citando a un gurú de Telegram llamado «ElFarmaceuticoDespierto».

La dosis de refuerzo: cuando la conspiración muta

La tercera vacuna no es inyección, es un viaje sin retorno. Ahora crees que las farmacéuticas ocultan que el covid fue un ensayo para implantar la vacuna *definitiva*: la que hará que todos compremos NFTs de alpacas en Metaverso. Tu nuevo hobby: analizar el movimiento de las nubes en fotos de la NASA para encontrar mensajes en código binario. Eso sí, si te preguntan, dirás que eres «solo escéptico». Nivel de expertise: puedes diferenciar entre un chemtrail y un contrail… o al menos eso dices en TikTok.

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¿Y ahora qué? Preguntas que nadie hizo pero todos responden

¿La vacuna Pfizer viene con un sombrero de aluminio de regalo?
No, pero tras la segunda dosa, tu cabeza vibra cerca del router y crees que es un «síntoma de conexión cuántica».

¿Por qué mi perro mira fijamente el lugar donde me inyectaron?
Probablemente porque le prometieron que la próxima pandemia la crearían los gatos, y está nervioso.

¿El magnetismo corporal sirve para algo práctico?
Sí. Pegar cucharas en el brazo mientras gritas «¡LO VES!» cuenta como habilidad para fiestas.

¿Cómo sé si mi teoría conspirativa es «buena»?
Fácil: si incluye reptiles, un youtuber gritando y la frase «busca, busca», tienes el combo ganador.