Foto extraida del video de Youtube
¿Refranes fáciles? Más bien «refranes clichés»… ¡te descubrimos el truco!
Los refranes son como los memes de tu tía en WhatsApp: todos los conocemos, nadie sabe quién los inventó y se repiten hasta el hartazgo. ¿»A quien madruga, Dios le ayuda»? Más bien «a quien madruga, le duelen las piernas y pide café intravenoso». El problema no es la sabiduría popular, sino que la usamos como si fuéramos robots programados para soltar frases hechas en vez de pensar. ¿En serio crees que «más vale pájaro en mano que ciento volando» aplica cuando hablamos de Tinder? Spoiler: no.
El truco está en la salsa (o en la falta de ella)
Los refranes clichés son la comida rápida del lenguaje: te sacan del apuro, pero a la quinta vez saben a cartón mojado. El secreto no es prohibirlos, sino darles una vuelta como a un calcetín sucio. Por ejemplo:
- «No hay mal que por bien no venga» → «No hay mal que por bien no venga… excepto la gastroenteritis en vacaciones».
- «Dios aprieta, pero no ahoga» → «Dios aprieta, pero no ahoga… aunque a veces te deja en ropa interior frente a la suegra».
La gracia está en romper la expectativa, como ponerle ketchup a la paella. Que escandalice, pero que se recuerde.
¿Y si los clichés fueran un *trend* de TikTok?
Imagina un mundo donde «en boca cerrada no entran moscas» se convierte en un challenge: ¡a ver quién aguanta más sin opinar en la cena familiar! Los refranes ganarían puntos si los actualizáramos como el sistema operativo del móvil. ¿»Ojos que no ven, corazón que no siente»? Mejor «ojos que no ven, Instagram que no llora» (y así evitamos el *stalkeo* a media noche). Eso sí, cuidado con excederse: si abusas de los clichés, terminas sonando como un loro con crisis de mediana edad.
¿Refranes clichés? Aquí las preguntas que nadie se atreve a hacer (pero todos se ríen)
¿Por qué los refranes viejos dan más cringe que un baile de Fortnite?
Porque los repetimos sin filtro, como si el mundo no hubiera cambiado desde 1890. ¿»Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente»? Hoy sería: «Camarón que se duerme, lo cancelan en Twitter».
¿Hay forma de usar un cliché sin parecer un manual de autoayuda barato?
¡Claro! Agrégale algo inesperado. Ejemplo: «Más vale tarde que nunca… dijo nadie en una sala de urgencias».
¿Los refranes son el «Ctrl+C / Ctrl+V» de la conversación?
Totalmente. Son el copia y pega de la filosofía callejera, pero si le añades tu toque, pasas de ser un loro repetidor a un poeta de lo absurdo. Eso sí, si alguien dice «el que tiene boca se equivoca», responde: «y el que tiene WhatsApp, también». Fin de la discusión.
Refranes fáciles: cuando quieres sonar sabio pero tu cerebro está en modo «copiar y pegar»
¿Sabes ese momento en que alguien te pregunta tu opinión y, en vez de dar una respuesta coherente, tu mente solo recuerda “A quien madruga, Dios le ayuda”? Claro, porque soltar refranes es como poner *Ctrl+C / Ctrl+V* en una conversación. ¿Para qué pensar en algo original si ya hay 500 años de sabiduría popular empaquetada en frases que hasta tu abuela repite mientras pela patatas? Eso sí, cuidado: si abusas de los dichos, terminarás sonando como un loro filosófico que repite *“Agua que no has de beber…”* cada vez que alguien estornuda.
Los 3 refranes estrella para salir del paso (y que todos odiamos en secreto)
- “No hay mal que por bien no venga”: La respuesta universal cuando rompes el jarrón de la suegra y necesitas justificar por qué ahora “hay más espacio para decorar”.
- “Ojos que no ven, corazón que no siente”: Traducción: “Sí, vi tus mensajes, pero prefiero hacerme el sueco hasta que el problema desaparezca solo”.
- “Más vale pájaro en mano que ciento volando”: O sea, “¿Para qué aspirar a algo mejor si esto medio funciona?”. El lema de los conformistas profesionales.
Lo gracioso es que estos refranes son como los emojis: sirven para todo, pero nadie sabe exactamente qué significan. ¿“Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”? ¿Estamos hablando de crustáceos perezosos o de que hay que comprar café en la oficina? Da igual. Lo importante es decirlo con cara de sabiduría ancestral, aunque por dentro estés calculando si hoy toca pizza o sushi.
¿Refranes fáciles? Te respondo sin soltar otro dicho (o casi)
¿Cómo usar refranes sin parecer un robot de la abuelidad?
Simple: mézclalos con algo de vocabulario del siglo XXI. Ejemplo: *“Guarda ese screenshot, que más vale pájaro en mano que 100 en el iPhone”*. Modernidad y tradición, como los churros con chocolate, pero en versión TikTok.
¿Existen refranes para cuando los refranes fallan?
Sí, se llama “Googlear frases inspiradoras” y terminar usando algo de Bob Esponja. Eso sí, si te pillan, di que es un proverbio noruego del siglo XVIII. Funciona el 90% de las veces.
¿Y si quiero impresionar a alguien que odia los refranes?
Fácil: invéntate uno. Algo como *“Gato con pan bajo la lluvia, asegura WiFi hasta en la cuñada”*. Nadie lo entenderá, pero sonarás místico… o como un candidato a un electroshock.