Foto extraida del video de Youtube
Torre jussana: ¿el edificio que hizo que los arquitectos se olvidaran de tomar café?
¿Imaginas un rascacielos tan hipnótico que los profesionales de la regla y el compás dejaran su taza de espresso intacta? La Torre Jussana logró eso. Con su fachada de vértigo geométrico y ventanales que desafían la gravedad, el edificio parece un cubo de Rubik gigante jugando al escondite con el sol. Los bocetos iniciales tenían tantas curvas inverosímiles que circuló el rumor de que los arquitectos usaron café descafeinado para no perder la cabeza. Spoiler: fracasaron.
Si miras de cerca, las estructuras de soporte parecen sacadas de un sueño febril de Gaudí después de una sobredosis de ecuaciones. Los balcones no solo desafían la física, sino también el sentido común: ¿quién necesita un jardín vertical a 150 metros de altura? La Torre Jussana responde con un «porque sí» monumental. Y ni hablar del lobby, donde el mármol se retuerce como si estuviera vivo y las escaleras mecánicas tienen más giros que un thriller de Hitchcock. Aquí, hasta el aire acondicionado parece diseñado por un artista abstracto.
El colmo fue cuando un grupo de estudiantes de arquitectura intentó replicar la maqueta. Terminaron con tres reglas T rotas, una crisis existencial colectiva y un meme viral: «La Torre Jussana nos hizo llorar más que el último examen de estructuras». Eso sí, lograron algo: demostrar que este edificio no es solo una construcción, sino un experimento social para ver cuánta locura soporta un plano técnico.
¿Preguntas que ni el arquitecto más desvelado se atrevió a formular?
- ¿La Torre Jussana tiene esquinas o son ilusiones ópticas? Sí. No. Tal vez. Depende de la hora del día y de cuántas horas lleves sin dormir.
- ¿Se puede sobrevivir a un tour completo sin marearse? Estadísticas no oficiales sugieren que el 80% de los visitantes necesitan un bolsillo para guardar el orgullo (y el desayuno).
- ¿El arquitecto sigue en terapia? Fuentes cercanas confirman que su terapeuta ahora tiene una segunda casa en la playa.
Secretos que ni el cemento quiere revelar
Entre sus paredes, la Torre Jussana esconde más misterios que un episodio de Black Mirror:
- El ascensor principal tiene un botón etiquetado como «¡NO!». Nadie sabe adónde lleva, pero los valientes que lo pulsaron volvieron… diferentes.
- Los techos de la planta 33 reflejan patrones que, según teorías conspirativas, son mensajes en código binario de una civilización alienígena aburrida.
- La cafetería del piso 20 vende croissants con forma de espiral de Fibonacci. Por alguna razón, saben a victoria póstuma.
¿Y el café? Ah, el café. Los baristas del área de descanso juran que la torre absorbe la cafeína del ambiente. No es casualidad que su especialidad sea un «expresso Jussana»: triple dosis, sin azúcar, acompañado de un certificado de supervivencia arquitectónica.
Torre jussana: ¿monumento histórico o experimento fallido de tetris arquitectónico?
Torre Jussana: ¿monumento histórico o experimento fallido de tetris arquitectónico?
Imagina que un grupo de arquitectos jugaba al Tetris con bloques de hormigón y, de pronto, alguien gritó: «¡Eh, esto en la vida real quedaría épico!». Así nació la Torre Jussana. Con sus ventanas asimétricas, balcones que desafían la gravedad y una silueta que parece hecha por un niño con un set de Lego pirata, el edificio es un rompecabezas urbano. Los puristas del arte dicen que es una joya posmoderna; los vecinos, que es el resultado de mezclar tres planos distintos en una fotocopiadora rota. ¿Vanguardista o vomitona arquitectónica? El debate está servido.
¿Aburrido? Nunca. ¿Estético…? Eh…
La Torre Jussana tiene más capas que una cebolla llorona. Comenzó como un almacén en los 50, le añadieron un mirador en los 80 y en el 2000 alguien decidió coronarla con un domo de cristal que parece un huevo frito gigante. ¿Resultado? Un pastiche que ni Gaudí entendería. Los tours turísticos la llaman «la obra que desafía los estilos»; los estudiantes de arquitectura, «el PowerPoint de un borracho». Eso sí: nadie pasa de largo sin sacar el móvil. Instagrammable hasta para los escépticos.
¿Y los expertos? Aquí hay tela que cortar
- Historiadores: «Es un testimonio de la evolución urbana del siglo XX» (traducción: «No tenemos ni idea de cómo clasificarla»).
- Arquitectos: «Un ejercicio de libertad creativa» (traducción: «El cliente pidió barato y rápido»).
- El tipo del bar de abajo: «Parece que a la torre se la tragó un transformer a medio desayunar».
Torre Jussana: preguntas que todos nos hacemos (y algunas que inventamos)
¿La Torre Jussana es un código alienígena?
Mira, si los extraterrestres quisieran camuflar su nave en la ciudad, esta sería su opción número uno. ¿Casualidad que desde arriba se vea como un símbolo masónico con resaca? No lo creemos.
¿Se puede ganar un Nobel de Física entendiendo su estructura?
La torre desafía las leyes de la estática como un adolescente desafía el toque de queda. Si logras descifrar cómo sigue en pie, la academia sueca debería darte algo. Aunque sea un vale para una caña.
¿El arquitecto perdió una apuesta?
La leyenda urbana dice que el diseño se eligió en una partida de póker. Perdió, y el castigo fue construir «lo primero que salga de tu mente después de tres cafés». Coincidencia o no, aquí está la prueba.
¿Es peor de día o de noche?
De día, parece un collage de errores; de noche, con luces led, parece un collage de errores… ¡pero en neón! Eso sí, el efecto es tan hipnótico que hasta los más críticos suben fotos con el hashtag #CaosConClase.
¿Qué opinaría un historiador del arte del año 3000?
Probablemente diría: «Los humanos del siglo XXI creían que mezclar un silo, un invernadero y una nave espacial era… arte. Qué tiempos». Y no le faltaría razón. O sí. Quién sabe.
¿Monumento histórico? ¿Experimento fallido? La Torre Jussana es como ese meme que nadie entiende pero todos comparten: incómodamente fascinante. Y mientras siga generando memes, debates y fotos con filtro sepia, su legado (o su falta de él) está más que asegurado.