20.000 leguas de viaje submarino: ¿qué tan profundo es realmente el ‘agujero’ de tu sabiduría?

Foto extraida del video de Youtube


20.000 leguas de viaje submarino: cuando Julio Verne se pasó tres pueblos (y un calamar gigante)

Si Julio Verne viviera hoy, tendría una cuenta de OnlyFans submarino y una colección de trajes de neopreno con luces LED. 20.000 Leguas de Viaje Submarino no es una novela, es el sueño húmedo de un francés con fijación por los calamares gigantes y las batallas contra ballenas con lanzas eléctricas. El Capitán Nemo no es un personaje, es ese tío que en 1870 ya diseñaba submarinos nucleares mientras el resto de la humanidad se emocionaba con una lavadora manual. ¿Un barco que se alimenta de sal marina? ¡Venga ya, Jules, que ni los Tesla tienen esa autonomía!

El Nautilus: el Airbnb de los mares (pero sin reseñas de huéspedes)

Si el Nautilus existiera hoy, sería viral en TikTok por sus interiores vintage con claraboyas de 5 metros y bibliotecas llenas de libros en latín. Verne inventó el glamping submarino cuando ni siquiera existía el término «glamping» –y mira que los victorianos eran frikis de las tiendas de campaña–. ¿Un órgano en el salón? Claro, porque nada dice «viaje relajante» como tocar Bach mientras esquivas torpedos. Eso sí, el menú del día siempre incluía langostas gigantes y algún quejigo del chef por el calamar de turno que se colaba en el jardín exterior.

El calamar gigante: el primer influencer marino

El pulpo de 20.000 Leguas no es un monstruo, es el abuelo de los cameos épicos. Verne lo usó como excusa para escribir la primera pelea submarina de la historia –sí, incluso antes de que existieran las películas de Godzilla–. ¿Qué hacía un cefalópodo de 8 metros atacando un submarino? Lo mismo que cualquiera haría si le ponen un arpón en la cara: defenderse. Eso sí, el bicho tenía mejor coreografía que John Wick. Spoiler: el calamar pierde, pero gana un lugar en el pódium de los villanos literarios que necesitan terapia.

🐙 Preguntas que Jules Verne nunca contestó (pero nosotros sí)

  • ¿El Nautilus tenía seguro a todo riesgo? Imposible. Ninguna aseguradora cubre «ataques de calamar gigante» ni «choques con icebergs en modo kamikaze».
  • ¿Por qué Nemo odiaba tanto la superficie? Probablemente le tocó pagar impuestos en algún reino costero y dijo: «Al fondo del mar, que es más tranquilo».
  • ¿Existió realmente el «hombre pez»? Sí. Se llamaba Steve, trabajaba en un chiringuito de Marsella, y le debía dinero a Verne por usar su historia sin permiso.

Cómo sobrevivir a 20.000 leguas de viaje submarino (spoiler: el Nautilus no tenía wifi)

Aprende a hablar «ballena» (y otros idiomas útiles en las profundidades)

Imagina pasar meses en un tubo de metal rodeado de medusas y tiburones dormilones. Primera lección: el aburrimiento es tu peor enemigo. Sin Netflix ni memes de gatitos, tu mejor aliado será la biblioteca del Capitán Nemo. ¿Libros en latín? Perfecto. Aprende a disfrutar de tratados científicos del siglo XIX como si fueran tweets de Elon Musk. ¿Y la comunicación? Si no dominas el lenguaje de las señales submarinas (léase: golpear paredes con una llave inglesa), intenta hacer amigos con el calamar gigante. Nunca se sabe cuándo necesitarás un tentáculo para abrir tarros de conserva.

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La dieta del Nautilus: cuando el sushi se convierte en rutina

Olvídate de pedir una pizza por delivery. El menú diario incluye:

  • Alga nori frita (sin wasabi, porque Nemo lo considera «vulgar»).
  • Pescado crudo en todas sus variantes (sí, hasta para el desayuno).
  • Agua filtrada con sabor a «aquí huele a motor viejo».

Pro tip: si encuentras una lata de atún escondida, guárdala como si fuera oro. Y no subestimes el poder de saquear la cocina de Nemo por la noche. ¿Ético? No. ¿Vital para no volverte loco? Absolutamente.

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Cómo no ser el primero en ser devorado por un pulpo gigante

El manual de supervivencia submarina exige dos cosas: no hacer preguntas incómodas al Capitán Nemo y evitar ser el protagonista de un episodio de «Shark Week». Si ves una sombra gigante por la ventana, no grites «¡Es Godzilla!». Mejor, aprende a distinguir entre un banco de peces inofensivos y algo que quiere convertirte en su almuerzo. Y recuerda: correr en círculos dentro de un submarino no sirve de nada, pero gritar en francés antiguo podría impresionar a Nemo lo suficiente como para salvarte.

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¿Preguntas que flotan más que el calamar gigante del Capitán Nemo?

¿Qué hago si extraño el wifi?
Talla mensajes de auxilio en conchas de moluscos y suéltalos por el tobogán de desperdicios. *Alguien* podría encontrarlos… en los próximos 150 años.

¿Cómo evito que mi ropa huela a alga marina fermentada?
Rocía todo con esencia de plancton. Si no puedes vencer al olor, únete a él.

¿Es seguro nadar en el vestuario del Nautilus?
Solo si te gusta compartir espacio con peces globo borrachos. Nemo guarda su colección de vinos allí, y esas criaturas tienen más estilo que tú.

¿Puedo usar el submarino para hacer turismo en la Atlántida?
Claro, pero Nemo probablemente te cobrará un peaje en perlas gigantes. Mejor lleva contrabando de caramelos de erizo de mar.

Y ahí lo tienes: consejos *casi* prácticos para no acabar como el actor secundario de un documental de National Geographic. ¡Felices burbujas! 🐙