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Foto extraida del video de Youtube


¡El segundo papa de la historia: cuando el ‘suplente' se convirtió en trending topic celestial!

Resulta que, después de San Pedro, hubo alguien más en el sillón papal… ¡y no fue un *influencer* de milagros! Lino, el segundo papa de la historia, tomó el mando en el año 67 d.C. mientras los cristianos debatían si seguían usando sandalias o probaban con unas botas con plataforma celestial. Lino fue el primer «suplente» del Vaticano, aunque en esa época la sede era más bien un *pop-up store* religioso: nómada, con malas reseñas en Tripadvisor (por las persecuciones romanas) y clientela exigente (ojalá llegaran a santos).

¿Cómo se volvió trending topic sin Twitter? Fácil: heredar un negocio donde el jefe anterior había sido crucificado cabeza abajo. Lino no tuvo tiempo de subir stories en el Mar Muerto, pero sí de organizar la primera lista de sucesión apostólica (o «quién sigue en el grupo de WhatsApp de los obispos»). Dicen que su pontificado fue como ser el DJ de una fiesta en la que todos esperaban que sonara el último hit de Pedro. Eso sí, sin milagros *virales* pero con un buen puñado de fieles que, entre persecución y persecución, le dieron *me gusta* a sus homilías.

Lo que nadie cuenta es que, en el cielo, Lino debió ser el rey del «yo no pedí este trabajo». Imagínate: pedirle que mantuviera la fe mientras Nerón quemaba Roma y la gente pensaba que el apocalipsis era un *spoiler* de la temporada 2. Aún así, el buen Lino aguantó diez años, tiempo suficiente para que hoy lo recordemos como el tipo que evitó que el cristianismo se convirtiera en un «aquí hubo una religión, preguntar por Pedro».

Preguntas que hasta los ángeles se hacen en el cielo

  • ¿Por qué Lino no es tan famoso como Pedro?

    Seguro por el mismo motivo por el que nadie recuerda al baterista de los Beatles: alguien tenía que mantener el ritmo, pero la fama se la llevó el de la voz bonita (y las llaves del reino).
  • ¿Hubo memes en el siglo I sobre el «suplente papal»?

    Probablemente sí, pero en papiros. Algo como: *«¿Lino? Más bien Lino de esperar a que Pedro vuelva, ¿no?»*. Los mártires romanos eran muy de *shitposting*.
  • ¿Qué hashtag usaría Lino en redes?

    Sin duda, #SuplenteDivino o #SegundonNoSoyPapaSegundo. Y para las crisis: #AyudaNerónEstáLoco.

Ahora, piensa en esto: si el Vaticano hubiera tenido LinkedIn en el año 67, el perfil de Lino habría destacado «Gestión de comunidades bajo presión» y «Expertise en huir de leones con estilo». Y su recomendación más valiosa habría sido de Pedro: *«Lino: el único que no me borró del grupo de los doce»*.

Segundo papa de la historia: ¿el primer ‘influencer' religioso en tener cero seguidores?

Cuando el «trending topic» era predicar en la plaza… y que nadie te hiciera caso

Imaginemos al segundo papa de la historia, Lino, subiéndose a una roca en el siglo I para gritar: «¡Romanos, escuchadme! ¡El amor al prójimo es la clave!»… y que cero ciudadanos dejaran de lanzar monedas a las fuentes para prestarle atención. ¿El primer influencer viral sin virales? Sin Instagram, sin báculo selfie y sin memes de santos, su estrategia de branding celestial tenía un problemilla: el target (es decir, la humanidad) estaba demasiado ocupado persiguiendo gladiadores o quemando incienso a Júpiter. Eso sí, su contenido era 100% orgánico: ni bots, ni compra de followers, ni TikTok challenges con el #PanYPeces.

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«Zero engagement», pero con bonus de mártir

Analizando su perfil desde el marketing digital, ¿qué salió mal?:
Algoritmos en latín: Los sermones en arameo no eran just-for-you.
Falta de hashtags: #ReinoDeLosCielos no estaba en tendencia.
Contenido no monetizable: Las parábolas no daban para suscribirse con LikedIn.
Eso sí, su legado fue tan niche que hoy lo mencionamos 20 siglos después. ¿Acaso no es eso más épico que 15 minutos de fama en Instagram? Claro, con el pequeño detalle de que terminó decapitado, algo que ni el peor troll de Twitter se atrevería a wishlistear.

Lecciones del papa pre-influencer: cuando ser «cancelado» era literal

La viralidad en el año 67 d.C. no funcionaba con likes, sino con espadas y leones hambrientos. Mientras hoy los influencers religiosos tienen apps de oración y merchandising de rosarios, Lino se las arregló con pergaminos y sandalias. ¿Hubiera sido mega-followeado con una cuenta verificada? Quizás, pero también habría tenido que lidiar con haters en los comentarios del Coliseo. Eso sí, sin duda habría puesto en su bio: «Obispo de Roma. Seguidor de Jesús (y de nadie más)».

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Lo que no sabías (pero ahora sí, porque te lo cuento):

¿Existía el FOMO en el siglo I?
Rotundamente sí. Imagina perderte el sermón de Lino porque estabas en el mercado comprando higos. #YOLO, pero en versión romana.

¿Y si hubiera tenido un LinkedIn papal?
Habilidades: multiplicar paciencia, resistir persecuciones.
Recomendaciones: San Pedro (⭐⭐⭐⭐⭐: «Sucederme no era fácil, pero Lino lo clavó»).

¿Qué habría pasado si alguien le hubiera dicho «papu» en vez de «papa»?
Probablemente, hubiera respondido con una parábola sobre respetar los títulos… o una mirada que congelaría hasta a un centurión.

¿El primer unboxing fue abrir la tumba de Cristo?
Técnicamente, fue un stone-rolling review… pero mejor no profundicemos.

¿Se consideraría «influencer» hoy?
Con ese nombre, Lino tendría que cambiarse a @ElDeLosMemeCielos para evitar confusiones con la tela. 💀