Foto extraida del video de Youtube
Nata vegana de Mercadona: ¿el hallazgo del siglo o un drama en tu cucharita?
La nata vegana que divide hogares: ¿sabe a gloria o a cartón mojado?
Imagina esto: abres la nevera, agarras el brik de nata vegana de Mercadona y… ¡sorpresa! No es leche, pero tampoco es ese líquido sospechoso que usabas para regar las plantas. La textura es suave, el color imita al original y hasta huele *casi* como la nata de toda la vida. Pero al primer sorbito, tu cerebro entra en modo «¿esto es un milagro o un crimen gastronómico?». Los veganos juran que es el Santo Grial de las salsas, mientras que los amantes de la lactosa miran el envase como si les hubiese robado el postre. ¿Verdad o trampa? Depende de si tu paladar está en 2023 o extraña los años 90.
Montar nata vegana: ¿misión imposible o hack de última hora?
Aquí viene el drama: ¿se puede montar esta cosa o nos tocará untarla como cemento fresco?. La respuesta es… ¡depende! Si sigues las instrucciones al pie de la letra (y sacrificas un par de cucharitas de azúcar en el intento), obtienes una nube esponjosa que *casi* engaña. Eso sí, olvida los picos firmes: esto es más «soft serve» que «torre Eiffel de merengue». Para los que buscan decorar tartas como en MasterChef, mejor tengan a mano un extintor. Y si lo tuyo es echarla al café, prepárate para un efecto «¿flota o se hunde?» que mantendrá tu Instagram en vilo.
Precio, etiqueta y el dilema existencial: ¿soy más ético o más tacaño?
Mercadona la vende a 1,95€, un precio que hace dudar hasta al más ecologista. ¿Es barata porque salva alpacas o porque usan agua de charco?. Los ingredientes incluyen aceite de coco (sí, el mismo que untas en la tostada) y aroma a «vainillina» (que suena a personaje de Marvel). Eso sí, la etiqueta «vegan» brilla más que el sol de agosto, perfecta para subirla a TikTok con #VidaCrueltyFree. Eso o para que tu suegra te mire raro mientras sus natillas se quedan huérfanas de cobertura.
¿Tienes más dudas que un gato en una bañera? Aquí las respuestas
- ¿Sabe realmente a nata o a patata disfrazada?
Si cierras los ojos y aprietas los dientes, dirías que es su prima lejana. Pero si esperas el sabor de la vaca Pepa, mejor pide un deseo a la Virgen del Azúcar. - ¿Se puede usar para cocinar sin que arda la cocina?
Soporta el calor mejor que tú en la playa a las 3 PM. Eso sí, no intentes freírla: esto no es aceite, es salsa para disimular. - ¿La compro aunque no sea vegano?
Si te gusta experimentar (o quieres impresionar a tu cuñado activista), dale una oportunidad. Si no, siempre puedes usarla para pegar carteles en la próxima manifestación. - ¿Por qué huele a vainilla si es para salados?
Pregunta del millón. Sospechamos que alguien en Mercadona confundió la receta con la de las magdalenas. ¡Innovación a la valenciana!
Del super al plato: la verdad (y los chismes) sobre la nata vegana de Mercadona
¿Es tan buena como la de toda la vida? (Spoiler: casi)
La nata vegana de Mercadona no es la típica que te saca de un apuro con cara de «esto sabe a cartón, pero bueno». ¡Sorpresa! Está hecha con coco y soja, pero sin dramas de grumos ni sabores a pienso de lujo. ¿La prueba del algodón? Prueba a montarla: si aguanta más que tu ex en una conversación incómoda, es que funciona. Eso sí, no esperes que se comporte como la nata de vaca en todas las recetas. Para salsas o postres, va como un tiro. Para chantillí épico… mejor ten a mano un mantra de paciencia (y una batidora potente).
El precio: ¿te arruinarás o podrás seguir comprando aguacates?
Aquí viene el chisme jugoso: cuesta menos que un café con leche de almendra en una cafetería hipster. Por unos 2 euros, te llevas a casa 250 ml de cremosidad vegana. Comparado con otras marcas «bio-chic», es como si Mercadona hubiera hecho un pacto con el diablo (o con un contable muy listo). Eso sí, si eres de los que usan nata a litros, igual te pilla lejos. Pero vamos, para un risotto de hongos o una tarta de vez en cuando, es más rentable que pedirle a tu cuñado que te preste la batidora.
Los ingredientes: ¿qué demonios lleva esto?
Agua, grasa de coco, proteína de soja y unos cuantos números E que suenan a contraseña de wifi. Nada de lactosa, nada de crueldad animal, y un toque tropical que no desentona. Eso sí, si odias el coco más que a los lunes, ten cuidado: aunque no es el protagonista, se deja querer en el aftertaste. ¿Lo mejor? No necesita refrigeración hasta que la abres, así que puedes guardarla junto a tus latas de garbanzos y tu colección de tuppers sin tapa.
¿Qué más quieres saber? (que te conozco, cotilla)
- ¿Sabe mucho a coco? Lo justo para que notes que existe, pero sin montar un carnaval en tu boca.
- ¿Se puede usar para cocinar? Sí, pero no la hiertas como si fuese una novela de suspense. Calienta a fuego bajo o se enfurruña.
- ¿La venden en todos los Mercadona? En teoría sí, pero a veces juegan al escondite en la sección de veganos. Pregunta a algún empleado: suelen saber más que Google Maps.
Y por si te lo preguntas: no, no patrocina a ningún influencer yogui, pero ya tiene más fans que el pan de pistacho. ¿Le darías una oportunidad o seguirás usando aguacate para todo? 🥑😜