Depresión: qué es y cómo detectar los primeros síntomas

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Tristeza, desánimo, pérdida de interés, cansancio y negatividad constante, pesimismo, culpabilidad, baja autoestima, dolores de cabeza, mareos, taquicardias, falta de aire… ¿Reconoces los síntomas? La mayoría de las personas no son conscientes de los síntomas de la depresión, una enfermedad más compleja que lo que implica la mera expresión “sentirse triste”. La depresión constituye hoy en día un problema de salud que afecta a unas 350 millones de personas en el mundo y que tiene graves repercusiones tanto para el paciente, los familiares y la sociedad en general. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en el año 2022 la depresión será la principal causa de discapacidad en todo el mundo, sólo superada por las enfermedades cardiovasculares. La concienciación social se hace, en este contexto, esencial, así como es fundamental disponer de una adecuada información sobre la enfermedad.

Distinguir una depresión de otros desórdenes de la vida afectiva no es sencillo, porque los pacientes pueden presentar síntomas opuestos: exceso de apetito, pérdidas del mismo, somnolencia o insomnio, lentitud motriz o agitación y taquicardias. Estudios científicos sobre pautas de comportamiento tampoco han conseguido establecer un perfil de paciente. Ni género ni historia familiar son determinantes. La depresión es heterogénea y, por tanto, un mismo tratamiento no es útil para todos los casos.

stop depresión

Alimentación, ejercicio y apoyo: las claves
Existe un tipo de depresión estacional (es el caso de la astenia otoñal) que se produce cuando el paciente reiteradamente presenta este tipo de cuadros durante una determinada época del año. Este Trastorno Afectivo Estacional (TAE) en la mayoría de los casos, es más habitual en mujeres que en hombres. Al margen de tratamientos con especialistas, parece haber una unanimidad en valorar ciertos factores como recomendaciones para paliar los procesos depresivos y los estados de ansiedad:

Hacer ejercicio para mejorar el estado de ánimo y la autoestima y activar la serotonina.

Compartir más tiempo con amigos y seres queridos y realizar actividades de ocio como leer un buen libro, invitar a amigos a casa, ir a ver una película…

Alimentarse bien. Una dieta equilibrada y una alimentación saludable es la base para que nuestro organismo tenga la fortaleza necesaria para afrontar el día a día.

La meditación, yoga, pilates, mindfulness… son actividades que permiten encontrar el equilibro entre mente y cuerpo.

Establecer rutinas de sueño y horarios de comidas ayuda a mantener el orden necesario para enfrentarse a este tipo de procesos con regularidad y calma.

mujer deprimida

Instagram o cómo detectar la depresión en la red social
¿Sabías que las fotos tomadas, editadas y compartidas en Instagram pueden captar signos de depresión? Un nuevo estudio de investigadores de la Universidad de Harvard y la Universidad de Vermont ha concluido que existe una correlación entre los colores con los que el usuario publica sus imágenes y su estado anímico mental. Tras analizar los filtros, el número de caras que se ven y los colores utilizados en las imágenes publicadas en Instagram de más de 13 mil personas, de las cuales 166 sufren depresión clínica, los investigadores descubrieron que características como el brillo, el contraste, la saturación, y el color de la foto, pueden definir si una persona sufre depresión. Entre los individuos que no tenían diagnosticada una depresión, el filtro preferido es el Valencia que aclara la imagen original. Entre las 166 personas del estudio que aseguraron padecer depresión, los filtros más usados son los que oscurecen la imagen o el blanco y negro.

 

La palabra depresión puede causar miedo a la hora de enfrentarse a un diagnóstico pero, al igual que en el tratamiento de otras enfermedades, la clave es la actitud y la constancia. Reconocer los primeros síntomas puede ayudarnos a enfrentarnos de una forma consciente e informada a esta realidad. La prevención y concienciación son, por tanto, fundamentales.

 

Descubre las mejores calas para hacer snorkel en Mallorca

cala del moro

Si este verano vas a visitar Mallorca, ésta es una actividad acuática que no te puedes perder. Hacer snorkel en Mallorca puede ser una experiencia maravillosa, debido a la calidad de sus playas y a la variedad de su flora y fauna marinas.

El Snorkel es una de las actividades acuáticas más de moda que podemos encontrar en la actualidad. Se trata de una actividad que no requiere esfuerzo físico ni preparación técnica, además de resultar muy económica. Con unas simples gafas de buceo podremos disfrutar de todo lo que nos ofrece el mar por debajo de la superficie.

En su día ya te mostramos una selección de las mejores calas de Mallorca o de las playas más exclusivas de Mallorca. Esta vez,  hemos elaborado una lista con las mejores calas y playas para hacer snorkel en Mallorca:

Cala Llamp
En el lado oeste de Mallorca, a unos cuarenta minutos de la capital, se encuentra una de las mejores calas para hacer snorkel de Mallorca, se trata de Cala Llamp. Al margen de la belleza que podrás encontrar en este lugar, las corrientes tranquilas y el subsuelo de guijarros te aseguran una cala de aguas cristalinas. Es un lugar de fácil acceso por carretera, donde podrás estacionar tu vehículo y disfrutar durante horas de la naturaleza.

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Cala Del Moro
Aunque tendrás que caminar unos minutos hasta llegar, Cala del Moro es sin duda una de las calas más bonitas y espectaculares para hacer snorkel de Mallorca. Su agua cristalina resalta sobre la arena blanca, provocando una visión increíble desde lo alto de los acantilados. Esta playa, algo estrecha, tiene la ventaja de contar con un gran número de rocas bajo la superficie del agua. Éstas son un nido de plantas acuáticas y multitud de bancos de peces, que se extienden casi desde la orilla hasta las partes más profundas.

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Cala S´Almunia
Vienes a Mallorca en busca de desconexión y tranquilidad en la playa. Sin embargo, has llegado a la Cala Del Moro y está demasiado llena. No es gratuito que posiblemente sea la cala más bonita de Mallorca. Sin embargo, no tienes de qué preocuparte. La Cala S’Almunia es vecina de la anterior. Al margen de ser también una cala preciosa, suele contar con un menor número de gente, así que es una opción perfecta en caso de que la cala anterior esté saturada. Por poner un ejemplo de su entrañable belleza, sólo podrás acceder al agua desde la entrada de unas pequeñas casitas de pescadores de la zona. Además, si vas a hacer snorkel en Mallorca, esta cala también es perfecta: Acantilados, rocas, cuevas subterráneas y aguas cristalinas convierten esta cala en una experiencia maravillosa para hacer snorkel.

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¿Por qué mentimos los seres humanos?

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Los seres humanos mentimos. Y mucho. Muchas veces no lo hacemos por maldad y la mayoría de las ocasiones son pequeñas mentiras que aunque, en un principio, no parecen suponer un problema para nadie, a lo largo del tiempo sí resultan un verdadero problema. Según un estudio elaborado por la Universidad de Duke, en Carolina del Norte (Estados Unidos), la mayoría de las personas mentimos, ya sea a gran o a pequeña escala. Los investigadores de esta Universidad realizaron un ejercicio muy sencillo: les expusieron a cuarenta mil personas 20 problemas matemáticos sencillos para resolver en un tiempo muy escaso. Al finalizar, les dijeron que rellenaran una encuesta en la que debían anotar cuántos problemas habían resuelto satisfactoriamente. Les darían un dólar por cada problema resuelto. Además, les aseguraron que destruirían sus ‘exámenes’ sin comprobar si habían dicho la verdad o habían mentido. Evidentemente, no destruyeron los exámenes sino que comprobaron hasta qué punto esta serie de personas habían dicho o no la verdad. Sólo veinte personas de las cuarenta mil dijeron una gran mentira, lo que supuso un gasto a la Universidad de unos cuatrocientos dólares. Pero más del 70% de los encuestados dijeron pequeñas mentiras. ¿El resultado? Un gasto extra de cincuenta mil dólares para la Universidad. Con este sencillo ejercicio llegaron a una conclusión muy clara, la mayoría de las personas decimos, a lo largo de nuestra vida, pequeñas mentiras que aunque parezca que no tiene ninguna consecuencia, sí las tienen. Ya sea en el trabajo, en la vida familiar o incluso en investigaciones científicas. Entonces, si a la larga no es beneficioso para nosotros ¿por qué mentimos?

La mentira desde nuestros antepasados
Mentimos porque llevamos haciéndolo desde el principio de los tiempos. Y no sólo los seres humanos, también los animales mienten. De hecho, un animal, cuanto más inteligente es, más miente. Necesitamos ofrecer al mundo una imagen diferente a la que realmente tenemos y utilizamos para eso argucias, engaños y mentiras. Mentimos porque sabemos hacerlo y porque nos otorga beneficios. En un estudio elaborado por Bella DePaulo, profesora de la Universidad de Santa Bárbara, se llegó a la conclusión de que el ser humano miente mucho a lo largo del día. Instó a una serie de personas a llevar un diario anónimo en el que anotaran cada mentira y cómo les hacían sentir. El resultado fue apabullante: los más jóvenes, en edades universitarias, decían alrededor de dos mentiras al día, mientras que el resto de adultos una. La mayoría eran mentiras de poca monta, pero había algunos individuos que mentían por todo lo alto: adulterio, engaños en el trabajo e incluso perjurios en juicios. ¿Y sus sentimientos? Muchos sentían culpa después de mentir, pero la culpa aumentaba a medida que eran descubiertos. Si no lo eran, la culpa se reducía al mínimo. ¿Conclusión? Si mentimos y nos sale bien, eso nos anima a seguir mintiendo para nuestro propio beneficio.

¿Mentir nos beneficia?
Según el profesor de psicología de la Universidad de Dakota del Norte (Estados Unidos), Douglas Peters, mentimos desde pequeños. Los niños mienten a través de la observación. Ven a los adultos – a sus propios padres – mentir y los emulan. Se mienten entre ellos en el patio del colegio y mienten para proteger a sus amigos ante adultos. De hecho, estudios recientes aseguran que una de cada cuatro mentiras se dicen para proteger a un tercero. Pero, ¿y de adultos? Pues seguimos mintiendo. Y según Douglas Peters eso puede ser bueno mientras la mentiras no se nos vayan de las manos. Mentimos para conservar nuestros trabajos, nuestras relaciones de pareja, nuestras amistades… mentimos para no ser demasiado honestos. ¿Cómo sería un mundo en el que cada persona le dijera a las demás todo lo que realmente opina de ellas? Muchas veces el engaño sirve para poder seguir viviendo en sociedad. Sólo se convierte en un verdadero problema cuando mentimos gravemente o incluso cuando nos creemos nuestras propias mentiras. Aunque parece ser que tendemos mucho al autoengaño. A pesar de que sabemos que nos estamos mintiendo a nosotros mismos, seguimos haciendo porque eso nos da fuerzas para continuar.

Hombres, mujeres y mentiras
Comienza la guerra de sexos. ¿Quién miente más, los hombres o las mujeres? Según un estudio realizado por el Museo de la Ciencia de Londres los hombres mienten más que las mujeres en un promedio de una mentira más al día. Mientras que las mujeres dicen alrededor de dos mentiras al día, los hombres dicen tres.

La profesora Bella DePaulo, sin embargo, asegura que el promedio de mentiras entre hombres y mujeres es el mismo, pero las causas de esas mentiras difieren. Los hombres mienten para deshacerse de problemas y sacar ventaja respecto a los demás, mientras que las mujeres suelen hacerlo para evitar un posible sufrimiento, ya sea a ellas mismas o a terceros. Es decir, en el caso de las mujeres, lo sentimientos aparecen por medio.

¿Cuáles son las causas de nuestras mentiras?
Estudios realizados por el director de contenido clínico del Get Mental Help en Estados Unidos, Derek Wood, los seres humanos mentimos principalmente por miedo. Miedo a una consecuencia, a un castigo, incluso miedo al qué dirán. Pero hay más causas de las mentiras. Cuando las mentiras se convierten en patológicas aparece el Trastorno de Personalidad Antisocial. Derek Wood asegura que entonces la causa de la mentira es otra: para conseguir aquello que se desea: ya sea sexo, poder o dinero.

Pero las mentiras también están en nuestro código genético, algo que seguramente muchos aprovecharemos para decir mentiras a diestro y siniestro culpando al origen de las especies. Pero no es así, las causas socioculturales también nos afectan. En resumen, mentimos porque queremos, porque sabemos hacerlo y porque, en algún modo, nos beneficia.

 

Qué es la resiliencia y cómo conseguirla

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La resiliencia puede parecer una palabra larga, difícil de pronunciar e incluso fea, pero su significado es clave para alcanzar la ansiada felicidad. Ser resiliente supone salir fortalecido de las malas experiencias, crecerse en la adversidad, encontrar oportunidades donde otros sólo ven desdichas. Y, por eso, la resiliencia es una cualidad imprescindible para tener una vida plena.

Resiliencia es un término que procede del latín y cuya raíz significa ‘saltar hacia atrás, rebotar’, es decir, volver a la normalidad. Según la Real Academia Española, resiliencia es la “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”, lo que en psicología podemos traducir como la capacidad de amoldarse a las adversidades.

El concepto es relativamente novedoso. Fue la psicóloga norteamericana Emmy Werner la primera en mencionarlo en un estudio, allá por la década de los 70. Werner observó durante varios años a un grupo de niños desfavorecidos de la isla de Kauai, en Hawaii. Muchos tenían padres alcohólicos, o con enfermedades mentales, y todos vivían en situación de pobreza. Cuando alcanzaron la adolescencia, la mayoría de ellos desarrollaron comportamientos autodestructivos y se enfrentaron a problemas como el abuso de drogas, embarazos no deseados, desempleo… Únicamente un tercio de los jóvenes evitó este tipo de situaciones y llevó una vida más o menos exitosa, entendiendo por ‘exitosa’ la ausencia de situaciones traumáticas. Para Werner, este último grupo eran los resilientes.

Las personas resilientes no nacen, se hacen

A partir de entonces, mucho se ha estudiado y comentado sobre la resiliencia, y lo que de momento parece claro es que no se trata de una cualidad, sino de un proceso. Dicho de otro modo, las personas resilientes no nacen siéndolo ni se convierten en ellas de la noche a la mañana, sino que cuando se enfrentan a una experiencia negativa pasan por distintas etapas hasta salir fortalecidas.
Es decir, cualquiera puede iniciar y concluir con éxito un proceso resiliente. La American Psychological Association propone 10 sencillas técnicas para lograrlo:
Cuidar las relaciones sociales, no sólo porque las personas que nos rodean pueden sernos de gran ayuda incluso cuando creemos que no las necesitamos, sino también porque en las interacciones sociales reside la fórmula para ser feliz.
Rechazar la existencia de problemas insuperables. Cualquier situación, incluso la muerte de un ser querido, puede superarse. El dolor forma parte de nuestra vida y tenemos que ser capaces de convivir con él.
Aceptar las circunstancias que no podemos cambiar o, lo que es lo mismo, no pretender controlarlo todo. En otras palabras, ser flexible.

Fijarnos objetivos realistas y encaminar nuestros pasos a hacerlos realidad.
Tomar decisiones. Ante una mala experiencia, hay que evitar el bloqueo y actuar. El mundo sigue moviéndose, y nosotros con él.
No dejar pasar la oportunidad de conocernos a nosotros mismos cuando nos enfrentamos a una pérdida. El autoconocimiento es indispensable para seguir adelante y salir fortalecido.
Relativizar las malas experiencias: el mundo es muy grande y las oportunidades son infinitas para bloquearnos ante un suceso negativo.
Cultivar el pensamiento positivo, mantener una actitud optimista ante la vida.
Hacer ejercicio con regularidad: mens sana in corpore sano.

Vive el presente con una sonrisa
En términos generales, ser resiliente tiene mucho que ver con pensar en positivo. Ante una mala experiencia siempre tenemos dos opciones: caer derrotados y rendirnos, o levantarnos y salir fortalecidos. La resiliencia supone escoger la segunda opción.
Además de los 10 pasos de la American Psychological Association, estas otras técnicas también te ayudarán a sacar algo bueno incluso de las situaciones más negativas.

Evita las personas tóxicas y rodéate de gente positiva.

Practica el mindfulness. Las personas resilientes viven el presente, son conscientes de que el pasado ya se ha ido y no les asusta la incertidumbre del futuro. Tú también puedes aprender a apreciar ese presente que, según los expertos, apenas dura 4 segundos con estas sencillas técnicas de mindfulness.
Afronta la adversidad con humor. No te puedes imaginar hasta dónde llega el poder de una sonrisa.
Sé creativo. Es la última etapa del proceso resiliente, cuando descubrimos el lado positivo de una mala situación, cuando encontramos la oportunidad que estábamos buscando o la solución que parecía imposible de hallar.

Y ahora, ¿no te sientes con más fuerzas para afrontar cualquier circunstancia?

“El tiempo perdido nunca se vuelve a encontrar”.

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Salud, dinero y trabajo. Son los tres deseos más comunes que solemos enunciar en voz alta, pero seguramente ninguno de ellos es en realidad el primero de nuestra lista. Vivimos tan preocupados por nuestro bienestar y nuestra economía que pocas veces nos paramos a pensar en lo más valioso que tenemos: el tiempo. Es cierto que el trabajo proporciona dinero, el dinero puede influir de forma positiva en la salud, y la salud nos da tiempo. Pero, ¿realmente empleamos bien ese tiempo? ¿Lo destinamos a aquello que de verdad importa?

Esta es la reflexión que se desprende de las palabras del carismático ex presidente uruguayo José Mújica para el macrodocumental ‘Human’. El ex mandatario afirma en un fragmento del vídeo que “cuando yo compro algo, o tú, no lo compras con plata, lo compras con el tiempo de vida que tuviste que gastar para tener esa plata. Pero con esta diferencia: la única cosa que no se puede comprar es la vida. La vida se gasta”.

Estos 47 segundos de sabiduría de Mújica, publicados en 2015, se convirtieron en pocos días en uno de los vídeos más vistos en Facebook. ¿Por qué? El motivo podemos encontrarlo en la peculiar investigación de una enfermera australiana, Bronnie Ware. Fruto de su experiencia cuidando enfermos terminales, Ware elaboró un ranking de los principales arrepentimientos antes de morir, y los dos más comunes son ‘no haber intentando cumplir los sueños propios’ y ‘haber trabajado tanto’. Este último se puede traducir en ‘haber empleado mucho tiempo en ganar dinero y no en disfrutar la vida’.

Es decir, Mújica alerta en su famoso discurso del que será uno de los grandes arrepentimientos al final de una vida: el haber desperdiciado tiempo para obtener cosas que no nos hacen felices.

tiempo reloj de arena

¿Y cómo hacemos un buen uso del tiempo?
Para que exprimas al máximo tu tiempo y tengas huecos para todo: trabajar, la casa, la familia, los amigos, las aficiones, disfrutar del placer de no hacer nada… debes empezar por marcarte unos objetivos.

¿Qué es lo que te hace feliz? ¿Cuáles son tus sueños? ¿De qué te arrepentirías más al final de tus días?

Una vez que tengas claras tus metas, toca identificar los temidos ladrones de tiempo, que básicamente son interrupciones y todo aquello que no necesitas pero que te consume minutos (revisar el e-mail cada poco, consultar las redes sociales, dejar tareas para más adelante, darle vueltas a situaciones negativas del pasado que ya no tienen solución…).

Prioridades
Cuando ya sabes qué necesitas y qué no, o dicho de otro modo, cuando eres consciente de qué te ayudará a conseguir tus metas y qué te hará perder minutos, llega el momento de ejecutar una buena gestión del tiempo.

Para ello es necesario priorizar. Una agenda y una planificación semanal de las tareas serán tus mejores aliados. Los expertos recomiendan que asignes sólo tres tareas a cada día, tres tareas importantes, y empieces tu jornada por ellas. De este modo, no pasarás el resto del día pensando en eso tan importante que tienes que hacer porque ya lo habrás hecho.

agenda para gestionar el tiempo

Para aprender a priorizar puedes tomar como referencia el cuadrante de prioridades de Stephen Covey. Este conferenciante estadounidense distribuye las tareas diarias en cuatro grupos:

Cuadrante I: cosas urgentes pero no importantes.
Cuadrante II: urgente e importante (importante es todo aquello que contribuye a alcanzar los sueños u objetivos fijados).
Cuadrante III: ni urgente ni importante.
Cuadrante IV: importante, pero no urgente.
De acuerdo con esta clasificación, el orden aconsejable para afrontar las tareas diarias sería: cuadrante II, cuadrante IV, cuadrante I y cuadrante III.

Vive el presente
Dejando a un lado las estrategias para hacer un uso efectivo del tiempo (otros consejos son dividir las tareas en subtareas o poner plazos), la idea que subyace en las palabras de José Mújica es la necesidad de vivir el presente, de ser conscientes del momento actual, sin dedicarle más tiempo del necesario a pensar en lo que ya ha sucedido o en lo que no sabemos si ocurrirá.