Enfermedades del sueño

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Para lograr un buen descanso, tanto o más importante que una cantidad suficiente de horas de sueño es tener una buena calidad de sueño. Si el sueño se altera si se vuelve superficial o si aparece fragmentado o interrumpido, por muchas horas que pasemos en la cama, siempre resultará menos reparador que un sueño profundo y sin interrupciones.

Los trastornos del sueño más frecuentes son el insomnio (lo sufre un cuarto de la población) y el síndrome de la Apnea del sueño (entre 3 y 5%). Pero no son los únicos; existen también otros trastornos del sueño igual de importantes pero menos conocidos. Entre ellos están el Síndrome de piernas inquietas y los movimientos de extremidades durante el sueño con capacidad para producir tanto un insomnio como un aumento de somnolencia diurna a causa de los microdespertares y fragmentación del sueño que producen durante la noche, la Hipersomnia idiopática y la Narcolepsia que cursan con ataques de sueño irresistibles durante el día, a veces acompañados con flojedad de piernas, los Trastornos del arousal que producen despertares (muchas veces no conscientes) en mitad de la noche, los Trastornos de comportamiento durante el sueño REM, con movimientos violentos de brazos como si estuviéramos peleándonos con alguien o defendiéndonos de algo, el Jet lag y los Trastornos del sueño de los trabajadores por turnos donde se altera el sueño por una pérdida de la sincronización con nuestro reloj endógeno, o los Trastornos del sueño que aparecen asociados a otras enfermedades como la diabetes, la epilepsia, la depresión o la ansiedad.
Estas alteraciones del sueño deben ser tratadas de una forma adecuada y específica para cada trastorno, de lo contrario, pueden acabar afectando directamente tanto a nuestra calidad de vida como a nuestra salud. Las Unidades de Sueño de los hospitales ponen a su disposición consultas especializadas en los trastornos no respiratorios del sueño; así como medios técnicos necesarios para la realización de las diversas pruebas diagnósticas que se precisan para una correcta valoración y tratamiento e incluso algunos ofrecen también la posibilidad de realizar estudios de sueño completos de forma ambulatoria en el propio domicilio.

Nuevas técnicas de cirugía con células madre

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Nuevas técnicas de cirugía plástica, estética y reparadora con células madre. Las células madre que se obtienen del tejido adiposo, de la grasa, especialmente la alojada en el abdomen, pueden convertirse en células de hueso, tendón, cartílago, o de grasa. Una solución natural que, en muchos casos, evita la colocación de implantes o prótesis. Las células madre también se utilizan en otros servicios médicos, como traumatología y cirugía general, entre otros.

Estas células se emplean, principalmente, en tratamientos como el aumento mamario, remodelación de glúteos, sustitución de implantes mamarios, reconstitución mamaria después de una mastectomía, rejuvenecimiento facial, tratamiento de deformidades, depresiones y pérdida de tejidos, regeneración sustancial de calidad de los tejidos, en fístulas y ulceras crónicas y en problemas funcionales de las articulaciones. Las células madre son concentradas y extraídas de la grasa abdominal, muslos, etc…, mediante un proceso técnico y preciso en un laboratorio dentro del quirófano. Posteriormente, las células madre junto a la grasa purificada son reintegradas.

El aumento mamario con grasa propia enriquecida con células madre es una técnica sin cicatrices, muchas veces sin anestesia general, sin silicona ni efectos negativos sobre el pecho. La recuperación es mucho más suave, casi mínima, en comparación a la intervención de implantes tradicionales. Con esta técnica puede lograrse un aumento natural que puede oscilar entre 1 a 2 tallas.

Esta combinación y enriquecimiento de la grasa con células madre y regenerativas es una forma de obtener un resultado estable y duradero. Las células madre pueden convertirse en nuevas células adiposas y las células regenerativas crean el mejor lecho y entorno para la supervivencia de la grasa injertada.

Parto vaginal: la primera opción

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La cesárea se ha vuelto una práctica cada vez más usada pero ¿realmente aporta beneficios reales? El conocimiento científico actual y la ética profesional nos indican que la mejor opción para finalizar un parto es la vía vaginal.

Está claro que hoy en día hay indicaciones claras de cesáreas en situaciones que no permiten el parto maginas, como son la placenta previa, la presentación fetal transversa o el sufrimiento fetal agudo en condiciones obstétricas adversas. También hay otros casos en que la cesárea disminuye los riesgos que conllevaría un parto vaginal, como la presentación podálica, fetos extremadamente grandes, infección por VIH o múltiples cicatrices uterinas.
Pero hemos de tener en cuenta que la cesárea es una cirugía mayor y tiene riesgos asociados a cualquier intervención quirúrgica, tales como infección y sangrado. El argumento de que el aumento de esta intervención trae consigo beneficios para los recién nacidos no es necesariamente cierto, ya que diferentes publicaciones han demostrado que el aumento de la cesárea no se ha relacionado con la mjoría del pronóstico perinatal. También es incierto que el parto por cesárea sea menos doloroso, y el mero hecho de tener una cesárea anterior no justifica que se realice una cesárea nuevamente sin intentar un parto vaginal.
No obstante la cesárea es necesaria; gracias a ella se pueden salvar vidas, pero la práctica de cesáreas de forma generalizada y sin indicaciones precisas es incorrecta.
Dar a luz es un evento muy importante en la vida de una madre. Un gran número de mujeres y familias esperan con ansiedad el momento del parto. El recuerdo del nacimiento de un hijo les acompañará toda la vida, y es en este momento cuando la participación del equipo de salud debe aportar no sólo solidez profesional, sino también calidad humana pues es  importante que haya una buena información por varios profesionales y que se tome la mejor elección posible tanto para la madre como para el neonato.

Éxitos en tratamientos biológicos de las lesiones de rodilla

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El sistema articular de la rodilla comprende dos articulaciones diferentes relacionadas entre sí. La rodilla está formada por la unión de dos importantes huesos: el fémur y la tibia, además de la rótula. Está rodeada por una cápsula articular y varios ligamentos que le dan estabilidad. Todo ello supone que la articulación de la rodilla sea una de las más complejas.

En los últimos años se ha avanzado mucho en tratamientos en lesiones de rodilla. Al margen del desarrollo de las técnicas quirúrgicas, se trabajan y desarrollan tratamientos biológicos con materiales biocompatibles para tratar lesiones en músculos, cartílagos y tendones, con buenos resultados.
El que mejores resultados da de estos tratamientos es el factor plaquetario de crecimiento, que se extrae del plasma de la sangre y que provoca una estimulación biológica en la zona afectada y ayuda a su recuperación y la cicatrización.
Respecto al uso de las células madre, las cuales estimulan las propias células del organismo con el fin de que generen un tejido específico (cartílago o músculo o hueso), sigue siendo una técnica en fase de desarrollo y, en la actualidad, con pocas aplicaciones clínicas.
La importancia de la artrosis en las lesiones de rodilla
Hasta hace poco, la artrosis era considerada como una enfermedad degenerativa, inespecífica, que atacaba a las articulaciones y que se encontraba relacionada con el sobrepeso. Hoy sabemos que la artrosis es una enfermedad que afecta a miembros de una familia y que hasta un 24% de los pacientes con artrosis presenta una predisposición genética. Provoca importantes daños en rodilla y en otras articulaciones.
La diferencia entre artritis y artrosis
La artrosis empieza afectando a la capa más superficial del cartílago haciendo que pierda su capacidad de retener agua y mantener hidratado al cartílago perdiendo su capacidad de resistencia. La artritis es una inflamación. También puede producirse por traumatismos, ejercicio físico excesivo, infecciones, etcétera.
El tratamiento de la artrosis se basa en analgésicos y condroprotectores; también se realizan infiltraciones locales y, en algunos casos, se tiene que implantar una prótesis de rodilla. El tratamiento de la artrosis de rodilla debe ser individualizado.

Muerte súbita infantil ¿se puede prevenir?

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Conocemos como muerte súbita la pérdida inesperada y repentina de la función cardíaca. Aunque siempre es un suceso trágico, en el caso de los más pequeños es especialmente devastador.
Habría que diferenciar la muerte súbita desencadenada por el ejercicio, y el síndrome de muerte súbita que ocurre en menores de un año. Aunque las dos son infrecuentes, siempre os preguntamos: ¿Por qué ha sucedido si estaba previamente sano? ¿Podría haber hecho algo para evitarlo? Y en ambos casos disponemos de algunos consejos.
Para evitar el síndrome de muerte súbita del lactante la mejor recomendación es poner a los bebés en colchones firmes y evitar acostarlos boca abajo, aunque también podemos no sobreabrigar al bebé, evitar que la madre fume durante y después del embarazo, ofrecerle lactancia materna, etc.
En cuanto a los deportistas, la principal causa de muerte súbita es cardíaca y muchas de ellas se pueden detectar. El electrocardiograma y la ecocardiografía, junto con la historia clínica, tienen una gran capacidad para detectar buena parte de los factores de riesgo. En caso de encontrarse alguno, se solicitan pruebas como la resonancia magnética, el Holter o el estudio genético.
Siempre va a existir un porcentaje no desdeñable que no podremos detectar, por lo que sería recomendable estar entrenados en realizar una Reanimación Cardiopulmonar (RCP) Básica para intentar salvar aquellos casos de muerte súbita de los que somos testigos.