Porqué y cómo funciona la autonomía de los coches eléctricos

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Siendo la autonomía la cuestión principal acerca de los coches eléctricos a la hora de comprar, es importante tener en cuesta una serie de factores y consejos. Tanto para elegir el modelo adecuado a nuestro uso cotidiano como para sacar el máximo partido a la autonomía de la batería. A continuación se detallan algunas informaciones de utilidad y consejos de utilidad.

Autonomía adaptada al usuario

Puesto que cada persona hace un uso diferente de su coche, es importante escoger una autonomía que corresponda a nuestro uso. En general, se recomienda decantarse por un modelo que doble los kilómetros realizados diariamente por dos razones principales. En primer lugar, es un margen de seguridad respecto a todos los factores que pueden reducir vuestra autonomía. Y en segundo lugar la autonomía anunciada por los constructores es muy optimista pues el ciclo de autonomía de estos vehículos no es el mismo en teoría que en la práctica y es muy variable según la conducción de cada uno.

Los automóviles eléctricos imponen ciertas condiciones

Debido a su autonomía limitada, el coche eléctrico no se adapta a todos los públicos ni a todos los usos. Pues está especialmente adaptada a un uso urbano y periurbano. Para la mayoría de las personas, los coche eléctricos ofrecen suficiente autonomía, pues parece que el 82% de los Europeos realizan menos de 100 km al día.
Un medio de recorrer distancias más largas es el uso de los puntos de recarga públicos, especialmente los puntos de recarga rápida. Estas se están multiplicando con el tiempo. Ya hay mapas establecidos al respecto.
El alquiler de coche puede ser una solución para trayectos puntuales de más de 100 km. Sin embargo para trayectos cotidianos de más de 100 km, la elección de otro tipo de vehículo, como un coche híbrido por ejemplo, sería más adecuado a esa necesidad.
Sin embargo es muy interesante saber que el coche eléctrico ofrece una muy considerable ventaja: la de no tener que parar en gasolineras y un atrayente coste de 2€ para realizar 100 km.

Factores que varían la autonomía de un coche eléctrico

«Las diferencias entre estilos de conducción puede hacer variar la autonomía de aproximadamente 10%»
La velocidad pues la relación entre la velocidad y su consumo es exponencial. Actualmente, los coches eléctricos del mercado no permiten realizan más de 90 km en autopista mientras que aguantan hasta 170 km (o más según el modelo) en uso de ciudad. Por esa razón, cuando veáis que la autonomía es demasiado justa para realizar vuestro trayecto, optad por reducir vuestra velocidad para llegar al destino.
El aire acondicionado, la calefacción y demás complementos hacen una importante mella en la autonomía de un coche eléctrico, la calefacción y aire acondicionado tienen un impacto mucho mayor mientras que el uso de la radio o de los faros apenas tienen impacto. Pueden reducir la autonomía según los modelos de entre 10 y 30%. Por esta misma razón el frío implica usar la calefacción aunque no pone ninguna dificultad en arrancar, contrariamente a la creencia popular.
El desgaste consecuente que implican las baterías eléctricas. Podemos estimar una pérdida de autonomía de aproximadamente 10-15% al cabo de 5 años de uso o 75 000 km. Luego de esa bajada, la reducción es mucho menos sensible con los años.
Uno factor importante, es el estilo de conducción. diferencia entre estilos de conducción puede hacer variar la autonomía de aproximadamente 10% según los conductores. Los constructores ofrecen autos con una conducción un modo « eco » que permite atenuar la potencia del motor en las aceleraciones de forma que amplían la autonomía.

Afortunadamente, para matizar las pérdidas y aprovechar al máximo el rendimiento y movimiento de este vehículo, los fabricantes han elaborado una característica de lo más interesante que aumenta la autonomía. Ésta aprovecha la inercia del coche en el frenado para generar energía, es lo que se denomina Recuperación de energía en el frenado.

Para información más detallada, más consejos, comparaciones de modelos y autonomía podéis consultar en 1cocheelectrico.es

Vista y Colegio ¿realmente están nuestros hijos preparados?

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Durante el curso escolar, los libros, la lejanía de la pizarra, entre otros son una puesta a prueba para los ojos de los niños. Cuando se oyen frases tipo: “no veo bien la pizarra” “las letras se me cruzan” o “me duele la cabeza”  es cuando debemos pensar hacer una revisión de la capacidad visual.

La primera pregunta es el momento más adecuado para esa primera revisión, y la respuesta es que todos los niños deben verse en el primer año de vida para descartar algunos problemas más importantes, como puede ser la aparición de cataratas congénitas o tumores intraoculares que requieren una actuación médica inmediata. Pero además debemos revisar la situación visual mediante una correcta graduación que se debe hace siempre tras haber dilatado la pupila pues sino nunca estaremos seguros de la verdadera situación visual de nuestros hijos.
Y ¿Cuáles son los problemas más frecuentes que ocasionan esa dificultad en ver la pizarra o esos dolores de cabeza?; Normalmente se deben a lo que denominamos problemas refractivos como la miopía, hipermetropía o astigmatismo. Estos déficits consisten en un mal enfoque de la imagen en la retina del ojo, lo cual hace que debamos emplear gafas y/o lentillas para compensar dicho déficit.
Pero es muy importante que esos problemillas se corrijan cuanto antes, pues cuanto más pequeño es el niño más riesgo hay de que desarrolle el temido ojo vago o ambliopía y para su tratamiento entonces no sea suficiente solamente el empleo de las gafas sino que además debamos recurrir a parches o filtros sobre las gafas.
Es muy importante que tratemos estos problemas cuanto antes, pues si no recuperamos el ojo vago, posteriormente no tendrá solución. Un error que se piensa es que aunque un niño vea mal de un ojo, si el día de mañana se opera para quitar las gafas, verá bien, lo cual es totalmente erróneo; las operaciones de cirugía refractiva, que no deben hacerse hasta los 20 años, aproximadamente cuando la visión esté estable, lo que consiguen es eliminar las gafas, pero la misma visión que tengamos con las gafas es la que conseguiremos posteriormente sin ellas tras la intervención, de ahí la importancia de tratar el ojo vago en edades infantiles para evitar que el problema se mantenga para siempre con las consiguiente repercusiones sociales y laborales que puede tener.

Enfermedad devastadora para la sociedad: el Alzhéimer

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El paciente sufre progresivamente un deterioro cognitivo y trastornos conductuales. Una enfermedad que arrebata a los enfermos una vida entera de recuerdos, de risas y tristezas, despojándoles de su identidad, su persona construida a lo largo de los años pasados.

Pero los que más sufren son los más cercanos al paciente, sus familiares que ven día a día como el alma de su ser más querido se marcha para no volver. Una enfermedad que dura muchos años, demasiados, consumiendo al paciente y a sus familiares, dejándoles sin alegría de poder compartir sus vivencias. Y cuando ya no se puede más, la enfermedad sigue y las familias necesitan ayuda.

En una sociedad envejecida como la nuestra, sólo la prevención y un diagnóstico precoz son capaces de menguar sus efectos devastadores. Pues los afectados pueden llegar a depende de otros hasta para gestos tan cotidianos como alimentarse, vestirse, la higiene diaria, etc… Lo que implica un gran impacto en el entorno general y un empeoramiento de la calidad de vida del afectado. Esta enfermedad neurodegenerativa tiene repercusiones tremendas y alcanza un gran número de personas.

Hay estudios que apuntan a que había entre 400000 y 600000 enfermos. Sólo en 2050 se prevé que uno de cada tres españoles tendrá más de 65 años y se calculan casi un millón de enfermos.

La OMS ya ha avisado a los gobiernos de las estimaciones de crecimiento poblacional para que tomen medidas preventivas que reduzcan el impacto socio-sanitario de esta patología.

¿A qué esperamos para actuar?

¿Cómo operan las clínicas especializadas en podologías?

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Algunas clínicas están especialmente dedicadas a la podología, y por consecuente se ocupan de los problemas y tratamientos para las dolencias del pie.

Hoy en día pueden incluso, con una mínima incisión del pie, tratar varios problemas que padecen los pies de parte de la población. Algunas están dotadas de los últimos avances tecnológicos en aparatología para desarrollar con éxito la cirugía de mínima incisión o percutánea del pie, la cual permite corregir deformidades del pie como juanetes (Hallux Valgus), deformidades en los dedos (garra o martillo), espolón calcáneo y uñas encarnadas entre otros procedimientos, con excelentes resultados a largo plazo.
En estos centros se suele proceder a un examen del grado de deformidad basándose en estudios por imagen, edad y nivel de actividad física del paciente, entre otros. Todo ello para ofrecer una solución óptima y personalizada para cada uno.
En el momento en que se observe la aparición de juanetes, es importante acudir al especialista del pie. Recuerde que una vez que se produce el juanete o los dedos en garra o martillo, el único tratamiento para eliminar el dolor y la deformidad del pie, es el quirúrgico. Sin tratamiento, esta deformidad sin duda progresará y ocasionará molestias mayores.
Si el problema no es quirúrgico, sino que sufre dolores de pues tobillos, rodilla o espalda, en estas clínicas, se suele realizar un estudio biomecánico computerizado o tradicional del pie (según el equipamiento y presupuesto de cada clínica), así como una exploración personalizada de la marcha para evaluar con precisión su problema y solucionarlo de la forma más eficiente.
Las ventajas de esas modernas técnicas es que los pacientes salen del quirófano andando por su propio pie y sin ningún tipo de ayuda. La cirugía se realiza bajo anestesia local, por lo que minimiza las complicaciones derivadas de la anestesia general. El paciente tras la cirugía puede continuar con su actividad diaria de forma moderada. Con la incisión milimétrica realizada para practicar la cirugía, se consigue una recuperación más rápida, cómoda y sin apenas dolores postoperatorios porque respeta las articulaciones y los tejidos blandos. No requiere la fijación con cuerpos extraños como tornillos y agujas que otras técnicas requieren. Hay un menor riesgo de infecciones y una mejor cicatrización de los tejidos.

¿Cuándo debería preocuparse por los problemas de visión de sus hijos?

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Existe una multitud de problemas de visión tanto en adultos como en niños.

Algunos de los más comunes son la hipermetropía, la miopía, el astigmatismo, pero hay muchos más y se deben corregir lo más pronto posible. Otro posible problema al inicio del colegio es la apreciación de que los niños pueden torcer los ojos, el llamado estrabismo, lo cual debe ser valorado por nuestros especialistas para poder tratarlo cuanto antes, la mayoría de las veces con gafas y algunas de ellas mediante intervención quirúrgica que conseguirá el alineamiento de los ojos y la solución del problema.
El inicio del curso escolar es un primer test para la visión de nuestros hijos y debemos estar atentos a cualquier signo que nos indique que su visión no es la correcta que debiera ser. Un niño no sabe lo que es ver bien hasta que conseguida efectivamente ver bien. Muchas veces nos sorprendemos cuando pensamos que nuestro hijo no va a querer llevar las gafas y lo primero que hace al despertarse es ponérselas inmediatamente. Muchas veces se dice en consulta que el que un niño sea pequeño no quiere decir que no sea listo, y eso lo demuestra buscando ponerse ese artilugio que le permite ver bien, aunque supongoa una pequeña incomodidad, pero que le facilita mucho su comunicación con el entorno.
El que un niño tenga que llevar gafas no es un plato de gusto para ningún padre, pero peor todavía es que nuestros hijos no puedan ver bien o limitemos su futuro desarrollo profesional por un déficit visual no corregido a tiempo.
Por todo ello junto a los lápices y las mochilas, no olvidemos hacer una correcta revisión de la visión de nuestros hijos cada vez que sospechamos dificultades, las cuales se suelen declarar en la puesta a prueba del colegio.